lunes, 23 de mayo de 2016

Historia de la villa de Pedroche y su comarca

Pedro de la Fuente y Concepción Ocaña. Foto: 17 pueblos

No os voy a negar que cuando Pedro de la Fuente me preguntó mi opinión sobre su idea de reeditar la Historia de la villa de Pedroche y su comarca de Juan Ocaña, me llevé una grata sorpresa. Me sorprendió porque Pedro no es editor, aunque no me sorprendía que se liara en un nuevo proyecto de difusion de la historia de Pedroche (y de su comarca) del que no sólo no sacará rentabilidad económica, sino que como amigo sólo espero que no acabe "costándole los cuartos". Y la sorpresa fue grata porque la aventura valía la pena, ya que nos permitiría disponer de una obra fundamental para quienes nos interesamos por la historia de esta comarca.

El libro, una edición facsímil -copia exacta- del editado en 1962 por la Real Academia de Córdoba, se presentó el pasado sábado en un acto celebrado en el patio del Convento de la Concepción de Pedroche, y tuve la suerte de poder participar en él junto al alcalde de Pedroche acompañando a los verdaderos protagonistas: Pedro de la Fuente y Concepción Ocaña, emocionada al comprobar el valor que, muchos años después, le seguimos dando al trabajo de su padre.
Presentación, en el Convento de la Concepción. Foto: Solienses.

No puedo decir mucho sobre la presentación sin repetir lo que otros han contado ya. De hecho, tuve que citar un artículo que Antonio Merino había publicado el día anterior en Solienses en el que ofrece atinadamente algunas de las claves fundamentales de esta obra. Por otra parte, la crónica del acto se puede leer tanto en 17 Pueblos como en Solienses, por lo que me queda muy poco que añadir. Únicamente destacar que, efectivamente, me parece el libro de un "maestro" en el sentido más noble de la palabra (por la sabiduría y por el afán de transmitir conocimientos) que, 54 años después de su edición original, aún no hemos sido capaces de superar. Un libro, en definitiva, que merecía la pena reeditar.

La edición consta de una tirada limitada de 200 ejemplares, que van numerados y se venden al módico precio de 10 €. Una cantidad con la que el editor pretende únicamente cubrir los gastos de impresión. Y lo tiene que conseguir, porque es un libro que no debe faltar en la biblioteca de ningún interesado por la historia de Los Pedroches.

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miércoles, 18 de mayo de 2016

18-M: Día Internacional de los Museos (en Córdoba)

Como todos los años, el Consejo Internacional de Museos convoca para el 18 de Mayo el Día Internacional de los Museos, proponiendo un lema en torno al que centros museísticos de todo el mundo programan actividades. En esta ocasión, el lema escogido ha sido "Museos y paisajes culturales".

No todas las citas programadas para esta semana en los museos cordobeses tienen relación directa con el lema propuesto. Es algo que sucede todos los años, debido a la dificultad que en ocasiones entraña la propia programación de las actividades, sumada al hecho de que en muchas ocasiones nos enteramos del lema escogido cuando la programación anual está ya muy avanzada. Por eso el ICOM suele escoger temas amplios, que puedan desarrollar museos de cualquier tipología (de arte, arqueológicos, etnológicos, de ciencia y tecnología...). La adaptación de las actividades de cada museo a estos temas es unas veces más fácil que otras. En esta ocasión, la mayoría de las propuestas lanzadas por los museos cordobeses giran en torno al concepto amplio de paisajes culturales.

A pesar de disponer de un diseño moderno y atractivo, las páginas web de los museos municipales de Córdoba no integran un apartado específico dedicado a noticias y actividades programadas (o al menos no lo hacen de forma fácil: yo no he encontrado esta información). Tenemos que recurrir a las notas de prensa de la Concejalía de Cultura para encontrar referencias al que este año es un amplio programa de actividades en el que destaca una representación teatralizada en el Museo Julio Romero de Torres o un homenaje a Manolete en el Museo Taurino.


Amplio y variado es también el programa que ofrece el Museo de Bellas Artes de Córdoba. Destaca en primer lugar la exposición centrada en la familia Romero de Torres y el 98, programada para conmemorar el 150 aniversario de la creación del museo. Además, durante todo el mes de mayo podemos disfrutar en el centro de una intervención artística de Miguel Ángel Moreno, dentro del programa específico "Patios de cultura", que trata de contribuir a través de los museos cordobeses a las tradicionales fiestas de los patios, declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y una de las más destacadas del festivo mayo cordobés. También directamente relacionadas con los paisajes culturales está la conferencia que mañana jueves 19 de mayo, a las 19 h., se centrará en la evolución del paisaje urbano de la Plaza del Potro, y la actividad para familias titulada "Museo y río, vecinos y amigos".

El Museo Arqueológico, por su parte, también ha diseñado un intenso programa de actividades. El tradicional concurso de relatos, representaciones de títeres y un taller de elaboración de cerámica a mano son algunas de las celebradas en estos días. Dentro del programa "Patios de Cultura", el primero de los espacios abiertos del Palacio de los Páez de Castillejo se abre al público sirviendo además, esta tarde, para la presentación de un video-mapping creado por Javier Flores y Rafael Blanco. El domingo 29 de mayo, la presentación de la "Pieza del Mes" estará dedicada al ajuar de la tumba de la pastora, de Castro del Río. De esta forma el museo se acerca al sur de la provincia al igual que la exposición temporal "Iter ab Corduba Toletum", que permanecerá abierta hasta el próximo 26 de junio y está organizada en colaboración con el Museo PRASA Torrecampo, ilustra sobre los paisajes culturales del norte de la provincia.

Un amplio programa de actividades que, en definitiva, nos demuestra que los museos son centros muy vivos al servicio de la sociedad.




miércoles, 11 de mayo de 2016

Iter - 4. Las cartelas



El diccionario de la Real Academia define "cartela" como pedazo de cartón, madera u otra materia, a modo de tarjeta, destinado para poner o escribir en él algo. En cualquier exposición, las cartelas son esas pequeñas etiquetas en las que se informa individualmente sobre cada una de las piezas expuestas.

Aunque las fichas de las piezas participantes en la exposición se preparan en las primeras fases de trabajo, normalmente la colocación de las cartelas que identifican cada uno de los objetos es una de las últimas tareas que se realizan durante el montaje de la exposición. E incluso se imprimen e instalan en el último momento, lo que nos permite un cierto margen de juego con la disposición final de las piezas dentro de su vitrina. Esto era impensable hace unos años, pero en la actualidad los teléfonos inteligentes, la disponibilidad de materiales muy diversos y los medios de impresión digital hacen posible disponer en un par de horas de cartelas en las que, si es necesario, podemos incluso integrar una fotografía de la vitrina ya montada para permitir la fácil identificación de los objetos.

Si los paneles y textos de la exposición sirven para guiar al visitante por el discurso expositivo, la función de las cartelas es totalmente diferente: buscan ofrecer una información básica sobre cada una de las piezas considerada de forma individual, independientemente de los mensajes que trata de transmitir la exposición en su conjunto. Son textos muy resumidos pero ¿qué información deben transmitir?

En general, para definir qué información tenemos que integrar en las cartelas debemos pensar en el público al que están destinadas. Cuando comencé a trabajar en el Museo Arqueológico de Córdoba, hace ya muchos años, los objetos de la antigua exposición permanente estaban identificados por sus correspondientes cartelas en las que constaba el número de inventario y la procedencia. Cualquier visitante que se acercara a un capitel romano podría leer en la pequeña etiquetita que lo identificaba, por ejemplo, "9638. Cuesta de Pero Mato". Estupefacto se quedaba el visitante al enfrentarse a estos códigos incomprensibles. ¿El motivo? Pues que las cartelas no habían sido ideadas para informar al público, sino únicamente para facilitar el trabajo de identificación a los propios técnicos del museo.

En esos mismos años podíamos encontrar cartelas que ya pretendían informar al visitante, aunque ¿a qué tipo de visitante? Recuerdo una visita por las salas del museo con Roselló Bordoy, autor de un Ensayo de sistematización de la cerámica árabe de Mallorca que todos seguíamos en aquel tiempo a pies juntillas. Y su cara de horror al comprobar cómo también en Córdoba repetíamos en las vitrinas dedicadas a la cerámica andalusí una información sobre clasificación tipológica ("formas abiertas", "formas cerradas"...) que podía ser útil en una excavación arqueológica, incluso en la catalogación de los objetos, pero que carecía de cualquier sentido para el gran público. Al contemplar aquellos textos, Roselló llegó a comentar que si hubiera llegado a saber cómo se iba a generalizar el uso de su clasificación tipológica, nunca habría escrito ese libro. No tenía razón: ¿qué había sido de nosotros sin la guía de la cerámica mallorquina? Y no tenía razón porque la culpa la teníamos nosotros, al intentar ofrecer "lo más" en investigación en un lugar inadecuado. Aunque entiendo su enfado, porque explicar al visitante -como lo hacíamos nosotros- que, según el gran especialista, un jarro era "forma cerrada" y un plato "forma abierta" tenía su miga...

Hoy en día, los estudios tipológicos sobre materiales diversos de casi todas las épocas históricas nos permitirían ofrecer una información mucho más precisa. Pero ¿serviría para algo? Yo creo que no. O, en todo caso, sólo serviría para demostrar al visitante que nosotros sabemos más que él. Y personalmente es algo que me horroriza. Independientemente de que ¿aporta algo al público saber que un determinado objeto se clasifica según un eminente arqueólogo alemán como forma 53-2/b? ¿No sería más interesante decirle, pongamos por caso, que ese plato tan grande es una fuente de cerámica utilizada para el servicio de mesa?

Con más o menos razón -para gustos, colores- nuestra opción en esta exposición ha sido priorizar, en la mínima información que podíamos ofrecer en las cartelas, aquellos datos que pudieran ilustrar sobre el uso de los objetos. Con esta misma finalidad, en los dibujos realizados por José María Serrano incluimos algunos detalles de piezas expuestas. Y, por las propias características del discurso expositivo, incluimos también información sobre los yacimientos de procedencia en aquellos casos en los que contamos con este dato.

La mayor dificultad, por el pequeño tamaño de los objetos, nos la ofrecían los anillos con simbología paleocristiana, por lo que en este caso optamos por una cartela en vinilo de gran tamaño que incluía reproducciones fotográficas de detalle.