miércoles, 18 de julio de 2012

Impuestos. Justicia. Historia.

"Dinar de conquista". S. VIII. Museo PRASA Torrecampo


Quizá sea porque las malas noticias económicas se han convertido en las únicas noticias. O porque he visto que mi hermana sigue muy mosqueada con los recortes a funcionarios y empleados públicos. O tal vez porque la crisis es la conversación habitual en los bares, en el trabajo, en la panadería... El caso es que releyendo Conquistadores, Emires y Califas, de Eduardo Manzano (Barcelona, ed. Crítica, 2006), me ha venido a la mente la imagen y las recientes declaraciones del ministro Montoro sobre la subida del IVA.

Tras la entrada de los musulmanes en la Península Ibérica (año 711), el primer interés de los califas de Damasco fue el de obtener beneficios económicos de estas tierras, muy alejadas de su tradicional centro de poder. Para ello, ya los primeros gobernadores se preocuparon de la organización fiscal. El gobernador al-Samh b. Malik al-Jawlani (718-721) se encargó de realizar el primer censo fiscal de la entonces provincia Omeya. El censo fue actualizado, siguiendo el modelo bizantino, a los 15 y a los 30 años, lo que da idea de cómo el cobro eficaz de los impuestos fue una prioridad para el nuevo poder. Y lo continuará siendo durante toda la historia de al-Andalus, cuyos momentos de mayor esplendor vendrán precedidos sin excepción por un reforzamiento del sistema fiscal que tiene por objetivo fundamental que ningún habitante evite el pago de los impuestos que le corresponden.

El primero de los grandes hitos de la historia andalusí lo marca Abd al-Rahman I, último miembro de la dinastía Omeya que se exilia en al-Andalus tras ser derrocada su familia por los Abbasíes. Abd al-Rahman (756-788) termina haciéndose con el poder y convierte la antigua provincia en un Estado independiente de hecho del Imperio Islámico. El comienzo del Emirato Independiente supone una profunda reordenación administrativa y un cambio importante en la mentalidad política. Para afianzar la dinastía, el emir se preocupará de disponer de recursos económicos que le permitan no sólo la correcta administración del territorio, sino también el diseño de una serie de medidas tendentes a lograr la aceptación popular del nuevo poder. El inicio de las obras de construcción de la Mezquita Mayor de Córdoba se integra dentro de este contexto general. Y esta preocupación estuvo presente, como indica Manzano, "desde el momento en que puso pie en al-Andalus" (p. 293). A partir de este momento, los emires tenían capacidad para recaudar la importante suma de 600.000 dinares anuales.

Medio siglo después, y después de un período de crisis del estado cordobés, un descendiente del primer emir conseguirá de nuevo afianzar el Estado Omeya. Abd al-Rahman II (822-852) seguirá para ello el mismo esquema de actuación que había dado buenos resultados tiempo atrás: comenzará sofocando las revuentas internas y reestructurando la administración fiscal para, con esta base, realizar acciones de propaganda estatal destinadas a ganarse el favor popular. En concreto, esta etapa está marcada por la llegada de influencias orientales, que comenzarán a transformar la cultura y las costumbres de un estado que aún era más "ibérico" que "árabe". No es casualidad que durante el mandato de este emir se realizara, en el marco de esta política, la primera ampliación hacia el sur de la Mezquita de Córdoba. Todo ello, por supuesto, sustentado por un reforzamiento de la vigilancia fiscal que le llevó a aumentar los ingresos estatales hasta el millón de dinares anuales.

En el año 912 llega al poder Abd al-Rahman III (912-961). Nuevamente se encuentra con un Estado en crisis, y pone en marcha un programa muy similar al de sus predecesores: control militar, reforzamiento del sistema fiscal y adopción de medidas de afianzamiento de la imagen externa del poder. En el año 929 llega a cambiar el modelo de Estado al proclamarse "Emir de los Creyentes", rompiendo así los tenues lazos de reconocimiento de la mayor posición religiosa del califa de Bagdag que hasta entonces habían mantenido los emires. Entre las grandes obras públicas acometidas por el primer califa de al-Andalus, además de reformas en la Mezquita de Córdoba (que incluyen la construcción de la nueva torre o Alminar), destaca la construcción de una ciudad palatina que servirá de reflejo del poder del nuevo Estado: Madinat al-Zahra. Y nuevamente la base ha estado en conseguir que todos paguen los impuestos que les corresponden. La recaudación anual ha llegado a alcanzar los 5.800.000 dinares.

En nuestros días, el ministro Montoro (responsable de la Hacienda española) declara que ha sido necesario incrementar el IVA por culpa del elevado fraude fiscal. Justo al contrario de lo que históricamente han hecho los responsables de los períodos más destacados de nuestra historia. Y así nos va. Y lo peor de todo es que así nos irá.

domingo, 15 de julio de 2012

El Tesoro de los Almadenes y su historia

Fíbula celtibérica. Foto Museo Arqueológico de Córdoba

Entre los múltiples valores que presenta el conjunto conocido como Tesoro de los Almadenes, al que me refería en la entrada anterior, siempre me ha parecido especialmente interesante el que nos permita explicar cómo, desde la Historia y la Arqueología, podemos reconstruir un suceso bastante preciso de nuestra historia.

Casi inmediatamente después de su descubrimiento e ingreso en el Museo Arqueológico de Córdoba, D. Samuel de los Santos publicó en un artículo su teoría sobre la historia de este conjunto (Boletín de la Real Academia de Córdoba, 21, 1928). Una teoría que, aunque naturalmente sometida a crítica, sigue siendo en general aceptada más de 80 años después. Intentaré explicarla de manera sencilla:

¿Qué, quién, cuándo, dónde, por qué?

Entre fines del siglo II y comienzos del siglo I a.C., un artesano y vendedor ambulante de orfebrería se dirigía desde el norte hacia el Valle del Guadalquivir. De origen y cultra celtibérica, posiblemente caminara con la ilusión de hacer negocio con la venta de sus objetos de plata en la rica Bética. El camino era largo, y había que aprovecharlo al máximo. Las aldeas y poblados que atravesaba le ofrecerían un lugar de descanso, y también un pequeño mercado para sus alhajas. Porque, por pequeño que sea, en todo pueblo podemos encontrar a alguien que quiere destacar socialmente sobre sus vecinos. Y torqués, sortijas, fibulas o vasos de plata son objetos que sólo los más poderosos pueden permitirse.

Por eso, el platero celtíbero no dudaba en detenerse y montar su pequeño tenderete en los núcleos más poblados. Ofreciendo a los habitantes sus mercancías, pero aprovechando también  las horas muertas para seguir trabajando y, si alguien se lo pedía, realizar piezas por encargo.

No sabemos si el artesano iba sólo, acompañado por su familia o integrado en algún pequeño grupo itinerante. Pero lo que sí sabemos es que en un momento determinado, cuando ya había atravesado buena parte de la Sierra Morena y el rico mercado de Corduba estaba cada vez más próximo, fue consciente de un gran peligro.

Nuestro platero divisó a lo lejos el polvo levantado por un ejército. Los ejércitos romanos se afanaban por mantener el control del territorio, lo que durante las décadas anteriores había sido complicado debido a la resistencia de celtíberos y lusitanos.Y siempre era peligroso el encuentro con militares. Tuvo tiempo de apartarse del camino para buscar un escondrijo lo suficientemente alejado como para que pasara desapercibido, pero no tanto como para que resultara difícil su localización una vez pasado el peligro. Allí escondió sus objetos más preciados, con la idea de salvarlos de un saqueo seguro. Quizá intentó esconderse en los alrededores, o tal vez volvió al camino disimiulando, posiblemente con una pequeña cantidad de metal en su taller ambulante. Sea como fuere, aquel fue el último día de libertad -y posiblemente de vida- del platero ambulante que venía de tierras celtibéricas, y que nunca pudo asomarse al Guadalquivir.



¿Por qué lo sabemos?

¿Por qué sabemos que era celtíbero? Porque las piezas elaboradas que se integran en este tesoro tienen una tipología relacionada con el mundo celta, más que con el ibérico. Por ejemplo, las fíbulas presentan unas formas cercanas a las del tipo La Tène, características de la orfebrería celtibérica (puede verse un artículo sobre el tema aquí, interesante para conocer mejor estas piezas, aunque crítico con la teoría tradicionalmente aceptada del platero ambulante que es la que yo reproduzco). Esto no significa que necesariamente nuestro platero procediera de la Meseta Norte, sino que quizá pudo existir un área culturalmente cercana al mundo celtibérico en la Sierra Morena.

¿Por qué sabemos que iba hacia Córdoba? El conjunto fue enterrado intencionadamente, con el fin de esconderlo para recuperarlo posteriormente. Esto explica que el conjunto apareciera dentro de un recipiente de cobre. El lugar elegido para la ocultación está cercano al camino que, a través de Los Pedroches, comunicaba la Meseta con el Valle del Guadalquivir, alejado de cualquier núcleo poblado. El autor del ocultamiento tuvo que disponer de tiempo suficiente para alejarse del camino, enterrar la olla con los objetos de plata y volver, por lo que debió de divisar el peligro a cierta distancia. Desde el lugar del hallazgo sería posible descubrir la llegada de un ejército desde que este coronara la Sierra a la altura de La Chimorra.

¿Por qué sabemos que era un platero ambulante? La teoría inicial de Santos Gener de que el conjunto fue ocultado por un platero ambulante ha sido parcialmente  puesta en duda recientemente por distintos investigadores. Sin embargo, parece claro para todos que estas piezas pertenecieron a un taller de este tipo, ya fuera el propio platero o quien lo adquirió por cualquier forma (¿robó?) el responsable de su ocultamiento.  Sabemos que el conjunto perteneció a un taller de platería por las propias características de las piezas: junto a obras terminadas, listas para su venta, encontramos piezas en ejecución, sin terminar de elaborar, planchas e hilo de plata utilizado como materia prima e incluso algunos vasos y recipientes que parecen haber sido preparados para fundirlos y obtener así la plata que serviría para nuevas elaboraciones.

¿Por qué sabemos la fecha en que se produjo el ocultamiento? En primer lugar, por la tipología de las piezas. Los objetos arqueológicos, al igual que los que utilizamos hoy en día, estaban preparados funcional y estéticamente para ser utitilizados por la sociedad para la que se producen. En el caso de objetos de plata, como los que forman este tesorillo, su función no sería únicamente la de sujetar una capa o servir de recipiente para líquidos, sino que por encima de todo ello tenían la clara función de marcar la alta posición social de quien los poseía. Su estética, por lo tanto, debía estar perfectamente adaptada a la moda del momento. Y las modas, al igual que hoy en día, cambian. Quizá en nuestros días hemos acelerado y los cambios de modas se producen a mayor velocidad, pero siempre las modas han cambiado. Eso permite a los arqueólogos contar con un método muy fiable para datar los objetos. En este caso, puede considerarse que estas piezas de plata responden a modelos que "estaban de moda" a fines del siglo II a.C. Pero, además, en el conjunto aparecen un total de 200 monedas de plata. Y la fecha de estas monedas también es indicativa del momento en que pudo producirse la ocultación: entre fines del S. II y mediados del siglo I a.C.

Otilia y Catalina, halladoras del tesoro


martes, 10 de julio de 2012

Sobre el Tesoro de los Almadenes y su procedencia

Foto: Museo Arqueológico de Córdoba

Recientemente, a través de la sección Cartas al Director de Diario Córdoba hemos visto renacer una vieja polémica en torno al término municipal de procedencia de un conjunto arqueológico que está entre los más destacados de cuantos han aparecido en Los Pedroches: el Tesoro de los Almadenes. Protestaba en esa carta un lector por el hecho de que en ese Diario había aparecido otra vez vinculado dicho hallazgo al término municipal de Pozoblanco, cuando la zona de la Mina de los Almadenes pertenece al término de Alcaracejos.

Realmente, poca polémica puede existir en torno a este asunto. Está claro que el lugar del hallazgo está en término de Alcaracejos, prácticamente en el límite con el de Añora, como muy bien señalara A. Merino en un artículo hace unos años. Sin embargo, al Museo Arqueológico llegó desde Pozoblanco, ya que quien lo entregó fue el farmacéutico D. Moisés Moreno, que lo había comprado a la familia de Villaralto que lo había encontrado en 1925. Llegó, por tanto, procedente de Pozoblanco con origen en término de Alcaracejos. Quizá por ello, o tal vez porque, como señala A. Merino en el citado artículo, la división de términos municipales era, en los años 20 del siglo pasado, todavía demasiado reciente, el caso es que tanto en la documentación del museo como en la literatura científica se consolidó el nombre de "Tesoro de los Almadenes" para este conjunto de piezas, y Pozoblanco como el lugar de procedencia.

Hace sólo unos años, con motivo de la renovación del sistema de documentación del museo, que coincidió con el diseño del programa expositivo para el nuevo edificio, desde esta institución se comenzó a corregir este viejo error. Así, en la ficha correspondiente a la actual exposición se lee claramente, como recogió en su día Solienses, Alcaracejos como su lugar de origen. Pero la corrección de un error histórico como este no es fácil. Porque no podemos reescribir los artículos de Samuel de los Santos, ni los catálogos de exposiciones, que muchos autores siguen utilizando como base para sus trabajos. Incluso, en esta ocasión concreta, el propio Departamento de Difusión del museo puede ser el origen de un error que, para mí que he trabajado directamente en él, resulta fácilmente disculpable. Eso sí: siempre es bueno, como en este caso, informar al museo para que desde la propia institución se impulse la necesaria corrección. Porque este asunto, sin ser trascendental, no deja de tener su importancia.

Poco a poco el nombre de Alcaracejos irá consolidándose en unión al de Los Almadenes. Aunque el tesoro no está relacionado sólo con Alcaracejos, sino también con Añora, en cuyo límite apareció, con Villaralto, de donde eran naturales los niños que lo encontraron, o con Pozoblanco, población con la que está directamente relacionada el área de los Almadenes, y a la que fue a parar el conjunto antes de su ingreso en el museo. Pero es que estas piezas también nos hablan de la Meseta norte, de donde procedería el artesano celtíbero que lo ocultó, de la rica Bética, a donde se dirigía para hacer negocios, y de la República Romana, que esos momentos estaba consolidando su dominio sobre la Península Ibérica. Porque estas pocas piezas que un platero ambulante escondió al borde del camino de Córdoba a fines del siglo II a.C. pueden contarnos muchas cosas. Y algunas, las reservo para una próxima entrada.

domingo, 1 de julio de 2012

Centro de Interpretación de las Siete Villas de Los Pedroches


El pasado viernes, dentro de las III Jornadas de Historia Local de Pedroche, me tocó explicar cómo y por qué se ha creado el Centro de Interpretación de las Siete Villas de Los Pedroches, situado frente a la ermita de Nuestra Señora de Piedrasantas.

La ermita, vista desde la entrada del centro.

Sala de conferencias
No tiene mucho sentido intentar repetir aquí mis palabras, de las que ya han dado cuenta tanto en la prensa como en el blog referente de la cultura comarcal.  Ni tampoco intentar realizar un seguimiento completo de las jornadas, que es tarea que cumple perfectamente el blog Pedroche en la Red.

Pero sí quiero dejar constancia de que, aunque esta vez me ha tocado a mí presentar el proyecto, éste ha sido fruto del trabajo de muchas personas. Entre ellas, destaco en primer lugar al Ayuntamiento de Pedroche, promotor de la idea. Santiago y Pedro han estado siempre atentos y han trabajado para que el sueño de recuperar la destartalada construcción situada frente a la ermita, sea finalmente una realidad, y ésta se convierta en un espacio público para el disfrute de los vecinos de Pedroche, de la comarca y de todos los que nos visitan. Y cuando digo han trabajado lo digo con conocimiento de causa: porque sé que no sólo le han dado vueltas a la cabeza para buscar las mejores soluciones, sino que también han comprobado eficazmente el peso de módulos y vitrinas cuando había que subirlas a la planta alta.
Área de biología - geología, abierta a la dehesa y al Santa María.

En cuanto al diseño definitivo y montaje expositivo, es una tarea con la que sufrió (y espero que también disfrutara) Silvia Muñoz. Que contó con el asesoramiento del geólogo Antonio María Cabrera y de los biólogos Pedro López y Pedro López, y con el trabajo de diseño de Transi Fernández.

Área expositiva de Histoira. Al fondo, las bancas de las Siete Villas

Bancas ante una imagen antigua del interior de la ermita.

Área expositiva dedicada a Los Piostros.




jueves, 28 de junio de 2012

III Jornadas de Historia Local de Pedroche


Este fin de semana se celebran en la ermita de Santa María del Castillo de Pedroche las III Jornadas de Historia Local. Aunque sea tirar de tópicos, realmente se trata de un "marco incomparable" para hablar de nuestra historia comarcal. El programa completo puede consultarse en Pedroche en la red, pero me gustaría hacer algún comentario personal al respecto.

Mañana, viernes 29 de junio, me toca intervenir (21 h.) tras la inauguración oficial de las jornadas (20.30 h.). Ya sé que la mayoría de quienes seguís este blog me tenéis muy visto (y escuchado), pero esta vez no voy a hablar de lo de siempre. Bueno, lo reconozco: no sólo voy a hablar de lo de siempre. Porque la historia de la comarca, y especialmente la Baja Edad Media, están en la base del discurso que ofrece el Centro de Interpretación de las Siete Villas de Los Pedroches. Y de eso intentaré hablar. De cómo se originó la idea de crear este centro y de qué pretende contarnos -con los limitados medios impuestos siempre por los presupuestos disponibles-. Aunque siempre me propongo ser breve en mis intervenciones, lo cierto es que la organización ha dejado para el viernes únicamente mi conferencia (será porque me conocen...).

El sábado, la jornada comenzará a las 20 h. con la intervención de Angel María Ruiz Gálvez, profesor de la Universidad de Extremadura. Angel María nos hablará de la evolución histórica de Pedroche durante la Edad Moderna. Reconozco que tengo un interés muy especial en esta charla, ya que la especialización del autor está geográfica y temáticamente muy cercana a un problema que siempre me ha interesado especialmente: las relaciones entre realengo y señorío en el antiguo Reino de Córdoba (yo, entre los siglos XIII y XV y Ángel María, para la Historia Moderna). El profesor Ruiz Gálvez, dotado de un amplio Curriculum Vitae, nos acercará sin duda al conocimiento de un período apasionante de la historia de Pedroche y, por extensión, de toda la comarca. A conitnuación, el Dr. Molinero Merchán nos ofrecerá un estudio histórico y artístico de los retablos históricos de Pedroche. De esta forma, una charla centrada en aspectos puramente históricos se complementa con una segunda centrada en el arte y el patrimonio histórico.

Este mismo esquema, de una conferencia histórica seguida de una dedicada a temas artísticos, se repite en la última jornada, el domingo 1 de julio. Comenzará, también a las 20 h., el Dr. Antonio José Díaz Rodríguez hablando de una de las familias más representativas de la oligarquía pedrocheña: los Mohedano de Saavedra. A continuación, las jornadas se cerrarán con la conferencia que, sobre la historia de la música en Pedroche, nos ofrecerá Luis Lepe Crespo. Luis es profesor del Conservatorio Profesional "Marcos Redondo" de Pozoblanco, y siempre ha estado especialmente interesado por la historia de la música en nuestra comarca. Fruto de ese interés es su magnífico estudio editado en 2 volúmenes conjuntamente por Cajasur y el servicio de publicaciones del Ayuntamiento de Pozoblanco. Además, de sus dotes de comunicador no sólo pueden dar fe sus alumnos, sino también quienes asistimos el pasado septiembre al deslumbrante pregón de feria de Pozoblanco que nos ofreció en el Teatro El Silo.

Quienes saben de música suelen contar que un grupo puede sorprender y tener éxito con su primer disco; aprovechar el tirón para sacar al mercado el segudo; pero sólo cuando editan el tercero podemos considerar que el grupo está consolidado. Aunque son muchas las diferencias, creo que podemos aprovechar el símil para considerar, con esta edición, que las Jornadas de Historia de Pedroche se consolidan este año como un importante hito en la oferta cultural de nuestra comarca.

viernes, 22 de junio de 2012

Migraciones y conflictos en el siglo XV

POBLAC

Uno de los primeros objetivos que me marqué al abrir este blog era el de ir subiendo los artículos que tengo publicados para facilitar su consulta. Hace ya algún tiempo que no había subido ninguno, y ahora lo hago con un trabajo que publiqué en la revista Meridies hace varios años.

"Los movimientos de población como fuente de conflictos entre señoríos y realengo" (Meridies, II, 1995, pp. 73-93)  es el título, quizá no demasiado claro, de este artículo que dejo también enlazado permanentemente a través de la pestaña "publicaciones". Se centra en el análisis de un problema muy poco estudiado: la incidencia que tienen los movimientos de población de corto radio (entre poblaciones vecinas) en el difícil equilibrio entre las áreas de jurisdicción realenga y los señoríos comarcanos. Porque la fortaleza de un determinado señorío no estará únicamente determinada por la amplitud de su término jurisdiccional, sino esencialmente por el número de vecinos sobre los que se ejerce esa jurisdicción (que incluye, entre otras cuestiones, el cobro de impuestos, la reglamentación de los aprovechamientos agrarios y el control general de la actividad económica).

Por eso, serán frecuentes los intentos, por parte de los titulares de señoríos, de incrementar el número de vecinos de sus núcleos de población a costa de los núcleos realengos cercanos. En ocasiones, el señor intentará atraer pobladores ofreciéndoles ventajas: incentivos fiscales, implantación de mercados francos, etc. Pero son numerosos los casos documentados de ejercicio de presiones menos legales. Y los Mejía de Santa Eufemia se convirtieron en verdaderos expertos en presionar a los vecinos de Torremilano y sus aldeas para aumentar la población de Torrefranca (Torremilano, de realengo, y Torrefranca, de señorío, son dos barrios del actual Dos Torres). Los repetidos conflictos y alborotos provocaron que se levantara un muro que separaba, por mitad de una calle, ambas jurisdicciones. Aunque se citan otros ejemplos, fundamentalmente cordobeses, la mayor parte de los datos ofrecidos en este apartado se refieren a las disputas en torno a Torremilano.

El último epígrafe de este artículo se dedica a la reacción de la ciudad frente a estos problemas. Una reacción que no siempre fue suficiente para solucionar un problema social, político y económico que tiene mucho mayor alcance que el de definir el lugar de vecindad de un número reducido de campesinos.


lunes, 11 de junio de 2012

Mis archivos

Privilegio rodado de Fernando III por el que dona al concejo de Córdoba los castillos de Almodóvar, Chillón, Santa Eufemia, la villa y castillo de Gahete y la villa de Pedroche. Archivo Municipal de Córdoba, 01.02.01.

El día 9 de junio es la fecha elegida por el Consejo Internacional de Archivos para conmemorar el Día Internacional de los Archivos.Y, aunque estos días ando especialmente falto de tiempo, no quería desaprovechar esta ocasión para dedicar una entrada del blog a unas instituciones que resultan esenciales  para los historiadores. Sobre todo, para aquellos que nos hemos dedicado especialmente al estudio del período posterior al siglo XIII. Aunque ya durante mis estudios de licenciatura había empezado a conocer algunas instituciones archivísticas, fue a partir del final de la carrera cuando entré de lleno en el difícil pero apasionante mundo de la investigación a través de los fondos documentales que custodian. Por eso hoy quería escribir sobre mis archivos.

Mi primer contacto con los archivos fue a través de la documentación del siglo XV conservada en el Archivo Municipal de Córdoba. Allí comencé a habituarme primero a leer la letra medieval cortesana, y más adelante la casi ilegible letra procesal del siglo XVI. Y también tuve que aprender a desentrañar la maraña de datos que, de forma aparentemente anárquica, recogían los escribanos públicos en estos documentos. En aquellos tiempos, el archivo era únicamente un pequeño cubículo sin luz ni ventilación situado al final de las salas de lectura de la Biblioteca Municipal. Y la búsqueda de documentos, una tarea titánica, ya que la mayoría se encontraban sin clasificar. Durante cinco años pasé en este archivo muchísimas horas diarias, extractando y, a veces, transcribiendo los documentos que formarían el cuerpo central de mi tesis doctoral.

Mucho ha cambiado este archivo con el paso de los años. La separación del Archivo y la Biblioteca lo dotó de un espacio totalmente necesario. Y la profesionalización de su gestión, desde que la dirección fue encomendada a Ana Verdú, comenzó a hacer cada día un poco más fácil la consulta de sus magníficos fondos. Hace relativamente poco tiempo volví a trabajar con la documentación del Archivo Municipal de Córdoba. Y no sólo han cambiado los espacios y ha mejorado la ordenación y clasificación de los documentos. Además, las nuevas tecnologías nos permiten hoy optimizar el tiempo. Porque antes de entrar en el edificio de la calle Sánchez de Feria ya hemos podido consultar sus catálogos, y podemos obtener directamente imágenes digitales para su posterior estudio.

También comencé pronto a consultar otros archivos cordobeses. Y, ante la imposibilidad de acceder al Archivo de la Catedral, el segundo gran fondo documental fue, para mí, el conservado en el Archivo Histórico Provincial de Córdoba. Sin embargo, la documentación medieval conservada en este archivo no es ni tan numerosa ni tan interesante como la del Archivo Municipal, por lo que mis consultas a sus fondos fueron mucho más esporádicas, centrándose especialmente en el estudio de los Protocolos Notariales. En aquellos años, sus instalaciones eran mucho más modernas que las del Archivo Municipal, pero las grandes reformas experimentadas por éste han cambiado totalmente la situación.

Castillo de Simancas (Valladolid), sede del archivo
Hace casi 25 años, la sección Registro General del Sello del Archivo General de Simancas era, junto con algunas colecciones de la Real Academia de la Historia (entre ellas, la Colección Vázquez Venegas, cuyos originales del Archivo de la Catedral de Córdoba eran para mí, al menos en aquel tiempo, de imposible consulta) un ejemplo de accesibilidad. Porque sus catálgos estaban en gran parte editados, lo que facilitaba enormemente la búsqueda de información. Aunque la visita a los centros seguía siendo obligatoria si uno quería rastrear el máximo de documentación disponible. Y, en el caso del Archivo General de Simancas, las visitas siempre valían la pena. No sólo por el magnífico trato que el investigador siempre recibía en este centro, sino también por su ubicación en un vistoso castillo, convertido en archivo nacional ya a comienzos del siglo XVI.

También los archivos estatales, como el de Simancas o el Histórico Nacional, son hoy mucho más accesibles, gracias a internet. El Portal de Archivos Estatales (PARES) se ha convertido en una herramienta fundamental para cualquier investigador.


Menos conocido que los anteriores es, para los medievalistas, el Archivo de la Real Chancillería de Granada. Es el archivo que conserva la documentación de la Real Chancillería, tribunal de segunda instancia instaurado por los Reyes Católicos tras la conquista de la ciudad. La documentación que podemos buscar sólo parte de la última década del siglo XV. Pero las características de los procesos judiciales que se dirimían en esta institución nos permiten obtener información, a través de copias de documentos antiguos presentados como prueba o de las declaraciones de los testigos en los juicios, sobre todo el siglo XV y, en ocasiones, incluso para el siglo XIV.

Y, finalmente, no puedo terminar sin aludir al Archivo Municipal de Pozoblanco. Aunque no cuenta con documentación anterior al siglo XVI, conserva colecciones muy interesantes, entre las que se encuentran Protocolos Notariales desde mediados de esa centuria. Hace ya muchos años que Antonio García Herruzo y yo comenzamos un proyecto de edición de las Actas Capitulares, de las que se han publicado 4 volúmenes.

Hay, por supuesto, muchos más archivos muy interesantes. Pero estos han sido durante un tiempo mi lugar habitual de trabajo. Y, aunque con un pequeño retraso, quería rendir aquí un pequeño homenaje a quienes han hecho posible que hoy coservemos sus extraordinarios fondos documentales.