El próximo viernes día 4 de noviembre, a las 11 horas, estaré en la Posada del Potro (Córdoba) para hablar de una de las plazas más importantes de la ciudad, dentro del programa "Diálogos con la cultura" organizados por la Facultad de Filosofía y Letras de la UCO, y que durante este mes
se dedican al mes de Julio Romero de Torres (entrada libre hasta completar aforo).
En la Edad Media, las
ciudades eran consideradas como un ser vivo, al que se atribuían cualidades
humanas. Tenían personalidad jurídica que les permitía ser, por ejemplo,
titulares de señoríos; y podían aplicársele atributos como los de muy noble y
muy leal, que recibía la propia Córdoba.
Si humanizamos la Córdoba de los últimos mil
años, quizá tendríamos que situar su alma en la Mezquita, su cerebro en
el Alcázar, sus pulmones en la falda de la Sierra y su corazón, indiscutiblemente, en la Plaza del Potro. Porque el
corazón hay que buscarlo junto al Guadalquivir, esa arteria que ha dado vida a
la ciudad desde sus orígenes, y en las proximidades del límite entre la Villa y la Axerquía, los dos
hemisferios en los que se divide el casco histórico de Córdoba. Y aquí es donde
se encuentra la Plaza
del Potro.
Una plaza que,
como buen corazón, ha actuado como motor de la ciudad. Su ritmo ha determinado
el pulso ofrecido por Córdoba. Ese pulso rápido, casi acelerado, de viajeros,
artesanos, buscavidas, comerciantes, prostitutas, mesoneros, pobres y
jugadores, entremezclados en el centro de la vida económica cordobesa de los
inicios del S. XVI. O ese otro pulso pausado, casi agónico, de una ciudad en
crisis, triste y lejana imagen de lo que fue, pero en la que comenzarán a
brotar las primeras iniciativas artísticas y culturales de la Córdoba contemporánea: el
Museo de Pinturas, la Biblioteca, la
Academia, la
Escuela de Bellas Artes, o la de Música. O, por último, ese
pulso tranquilo pero vital, turístico pero sin masificación, con clara vocación
cultural y patrimonial, que caracteriza a nuestra plaza, y con ella a Córdoba,
en estos inicios del siglo XXI.
Por todo ello, la Plaza
del Potro es el corazón de la ciudad. Un corazón al que nos acercaremos a
través de toda una red circulatoria urbana que conforma uno de los barrios más
activos de la Córdoba
medieval y moderna, San Nicolás de la Axerquía. Y entraremos desde el barrio hasta la Plaza del Potro, la del
comercio y la industria; la de pillos, rateros y truhanes reunidos en torno a
los mesones y la mancebía; la de
Cervantes, Góngora y, por supuesto, Julio Romero de Torres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario