lunes, 21 de febrero de 2011

Castillos cordobeses en 1478

El Convento, coronado por el yamur, desde la torre de Pedroche.

Añado a la sección "publicaciones" un artículo que, aunque editado en 2001, corresponde a una comunicación que presenté en el IV Curso de Cultura Medieval celebrado en Aguilar de Campoo (Palencia) en el verano de 1992. Ha llovido.

Carpio Dueñas, J.B., "Poder político y poder militar: los castillos de la 'Tierra de Córdoba'. 1478". Actas del IV Curso de Cultura Medieval: La fortificación medieval en la Península Ibérica. Aguilar de Campoo (Palencia), 2001, pp. 229-235.

Durante la Baja Edad Media, además de su significado habitual de recinto fortificado, el concepto castillo se utilizaba con frecuencia para designar a los núcleos de población dependientes del concejo de una ciudad. Los alcaides o tenentes de las fortalezas llegaban a ejercer un dominio casi completo sobre los concejos de villas y aldeas, especialmente en momentos de crisis política. Son, por lo tanto, quienes tienen el dominio más efectivo sobre el territorio.

Esta situación es la que encontramos en los años 70 del siglo XV, cuando la difícil sucesión de Enrique IV ha provocado una guerra civil entre los partidarios de Isabel "La Católica" (ligada por alianza matrimonial a Aragón) y los de Juana "la Beltraneja" (ligada por alianza matrimonial a Portugal). El desenlace, por todos conocido, facilitó la posterior unión de las dos Coronas, castellana y aragonesa, frustrando al menos por el momento la posibilidad de unión de Castilla y Portugal. Un momento, por lo tanto, muy importante para la historia de España.

Las luchas provocadas por la crisis sucesoria se trasladan de manera generalizada a las ciudades castellanas, donde el problema general se entremezclará con la división tradicional en bandos de la siempre levantisca nobleza regional. En el caso de Córdoba, don Alfonso de Aguilar y el Conde de Cabra toman este marco de enfrentamiento dinástico como escenario en el que luchar por el control de la ciudad y su enorme ámbito territorial. Teóricamente, el de Aguilar se integrará en el bando de doña Juana, mientras su pariente el Conde de Cabra abrazará la defensa isabelina. Aunque en la práctica, la lectura de los documentos referidos a estas disputas nos muestra cómo la crisis castellana no es más que la escusa utilizada por estos nobles para hacerse con el control del concejo de Córdoba.

Entre los dos bandos se van repartiendo los diferentes notables de la zona -obispo incluido-, que a su vez luchan más por sus propios intereses que por la defensa de una supuesta legitimidad en la sucesión castellana. Es el caso del siempre belicoso señor de Santa Eufemia, Gonzalo Mejía, que intentará aprovechar la ocasión para hacerse con el control de Pedroche y, desde aquí, de la parte de la comarca no señorializada.

En el otoño de 1478, Isabel se dirige hacia Córdoba, ciudad que controlará rápidamente. Y, para un dominio efectivo del territorio, tomará una serie de medidas destinadas al control de las más importantes fortalezas dependientes de la ciudad. Los cambios de alcaides que se estudian en este artículo son, por lo tanto, un hecho de gran importancia en los difíciles momentos iniciales de la llamada época de los Reyes Católicos. Los casos de Hornachuelos, Almodóvar del Río y Montoro reflejan bien este proceso rápido y efectivo de toma del poder. En cuanto a Pedroche, hartos de soportar el constante peligro de ocupación por parte del señor de Santa Eufemia, los vecinos de la villa junto con los de las demás poblaciones de su entorno inmediato (Torremilano, Pozoblanco y Torrecampo, que eran las únicas que tenían el títuo de "villa") se juntaron en asonada y terminaron derribando la fortaleza pedrocheña.

Pero la victoria de Isabel no supondrá, como algunos podían estar pensando, el encumbramiento de los integrantes del bando que teóricamente había luchado por su causa. Al contrario, la reina toma una serie de medidas tendentes a limitar el poder de una nobleza siempre demasiado propensa a luchas y algaradas, fortaleciendo los mecanismos de control real del reino (por ejemplo, a través de un delegado suyo, el corregidor, que controlará férreamente el ejercicio del poder en el concejo de la ciudad y el nombramiento del resto de los oficiales municipales). No habrá premios para los vencedores y castigo para quienes teóricamente habían sido sus adversarios, sino fortalecimiento del poder real. En resumen, podemos decir que se están comenzando a poner las bases sólidas sobre las que se asentará el llamado Estado Moderno. Y todo esto sucede también aquí, en Los Pedroches.

Castillos de la tierra de Córdoba

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante, todo un placer leerlo. Yo siempre me he preguntado cómo llegaron al poder de los señores de Santa Eufemia el Cortijo de los Quartos de Pero Carrillo en la campiña cordobesa cerca de la Torre de la Morena. Saludos desde Conquista, Mª. F. Conde.

Alojamiento Rural Huertabarberos dijo...

Estimado Juan Bautista, la palabra enhorabuena se emplea para expresar alegría o satisfacción por el hecho de que le haya ocurrido una cosa agradable o feliz a otra persona por lo tanto (permiteme) los que estamos de enhorabuena somos todos los que tenemos el placer de leer tus articulos.
Me gusta mucho una frase (no se de quien es pero en esta ocasion la hago mia) que define unos valores que se que tienes y te ayudaran en estos dos caminos emprendidos recientemente:
"Para empezar un gran proyecto, hace falta valentía. Para terminar un gran proyecto, hace falta perseverancia"
Espero que este proyecto del blog (o mejor realidad) tardes mucho en terminarlo y para los demas "perseverancia".
Saludos y suerte desde Villanueva de Cordoba. Julian Molinero.