miércoles, 23 de febrero de 2011

Ginés de Sepúlveda



Francisco de los Cobos (c.1477 – 1547) y Ginés de Sepúlveda (1490-1573) fueron casi contemporáneos y son considerados como dos de los personajes más destacados de la corte de Carlos I -y, por ello, del mundo- en la primera mitad del siglo XVI. Hace poco, con motivo de una visita al castillo de Canena (que fue de Cobos) y a Úbeda, publiqué una entrada en este blog en el que aludía a este personaje. Pocos días después, el pasado jueves 17 de febrero, se presentó la edición de las Obras Completas de Ginés de Sepúlveda.

Dos contemporáneos muy poderosos, que sin duda se encontraron personalmente en momentos tan destacados como la coronación imperial de Carlos en Italia (1530). En esa ocasión, Juan Ginés formaba parte de la comitiva encargada de recibir al Emperador mientras que Francisco de los Cobos era ya no sólo Secretario y Consejero de Estado, sino también quizá el personaje más influyente de cuantos acompañaban al rey. Los dos trajeron de Italia las nuevas corrientes artísticas y de pensamiento en estos comienzos de la modernidad: el Renacimiento y el Humanismo.

A pesar de estas coincidencias, son muchas las diferencias que podemos apreciar entre los dos personajes. Una distancia que es fácilmente comprobable paseando por sus villas natales: los palacios renacentistas levantados por Cobos para él mismo y para diferentes miembros de su familia en Úbeda, frente a la imagen de pueblo sencillo que, aunque hoy prácticamente perdida, debió de caracterizar al Pozoblanco del siglo XVI. Diferencias que derivan en primer lugar del origen familiar de los dos personajes: Cobos es noble y su familia estaba bien relacionada en la Corte con anterioridad, mientras que Juan Ginés es de orígenes modestos y no nobiliarios.

Mientras el primero se mueve en un entorno ideológico aristocrático, Juan Ginés aparece más bien como un intelectual, una especie de self-made man de hace 500 años. Sin olvidar la diferente cuota de poder de la que disfrutaron, siendo uno un casi todopoderoso consejero imperial y el segundo, un “simple” cronista, por más que llegara a ser preceptor del futuro Felipe II. Francisco de los Cobos estuvo siempre atento a la acumulación de cargos y prebendas dedicándose con gran interés a conseguir y acumular un impresionante capital, que le permitiría elevar la posición social y económica de su familia. Juan Ginés, por el contrario, aunque pudiera haber conseguido una posición de cierto privilegio, dedicará sus mayores esfuerzos a traducir a Aristóteles o a escribir tratados de los más diversos asuntos, sin llegar ni por asomo a disfrutar de los ingresos fabulosos de Cobos. El beneficio económico de quien maneja los resortes del poder desde los intrigantes centros de decisiones frente a la labor intelectual. No hay color. Tan diferentes como un palacio proyectado por Vandelvira frente a una casona pozoalbense con su gran dintel de granito.

Pero volvamos de nuevo al Cronista. La semana pasada se presentaron en Pozoblanco los 15 volúmenes de los que constan las Obras Completas de Juan Ginés de Sepúlveda. No pretendo escribir una crónica del acto, pues poco puedo añadir a lo que se ha publicado en el blog de Punto Radio Pozoblanco (aquí y aquí). Pero sí me gustaría comentar algunas impresiones personales sobre este importante acto.

Foto: Punto Radio Pozoblanco

En primer lugar, mi satisfacción por el hecho de que mi nombre aparezca, como miembro del Consejo de Redacción, junto al de los más ilustres especialistas en diferentes disciplinas que han participado en esta enorme obra colectiva. Se lo debo  a Emilio Cabrera, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Córdoba, con quien yo preparaba mi tesis doctoral en la época de gestación de esta idea.

En segundo lugar, mi satisfacción también por ver cumplido un sueño colectivo, el de la edición de las obras completas del tarugo más ilustre, del que dudaban incluso en sus inicios los propios promotores del proyecto, como pudimos deducir de sus intervenciones en el acto de presentación. Tres alcaldes y un puñado de concejales de cultura de diferentes opciones ideológicas han hecho posible lo que Baltasar Cuart (profesor titular de la Universidad de Valladolid), de forma sin duda exagerada, definió como la obra cultural más importante de cuantas se han realizado en España entre fines del siglo XX y comienzos del XXI.

De todo lo dicho en ese día, me quedo con el entusiasmo generalizado mostrado por los ponentes ante el hecho de que un ayuntamiento modesto como es el de Pozoblanco haya sido capaz de culminar este complejo -y costoso- proyecto editorial. ¿Quién dice que no conseguiremos crear entre todos el Centro de Patrimonio Histórico en La Salchi?

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