Santiago Cano y Consuelo Turrión, entre el diputado de cultura y el alcalde de Montoro |
El pasado sábado, la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba celebró en Montoro la Asamblea Extraordinaria con la que anualmente conmemora el Día Internacional de los Museos. Como todos los años, el acto central consiste en la imposición de la Insignia de Oro de la Asociación, que en esta ocasión le había sido concedida a quien fuera fundador del Museo de Montoro y de la propia asociación provincial, Santiago Cano. Paralelamente, el Ayuntamiento montoreño había decidido rotular con su nombre y el de su inseparable compañera, Consuelo Turrión, el Museo Arqueológico Municipal.
Santiago Cano ha sido, es y será siempre, maestro. Y, más allá de la recepción de la insignia de oro, o del hecho de que el que siempre ha sido su museo lleve a partir de ahora su nombre (distinciones que todos sabemos que le han emocionado y llenado de orgullo), creo que este título, el de maestro, es el que porta con mayor satisfacción.
Si tuviera que definir en pocas palabras a Santiago y a Consuelo, yo diría que son dos mentes inquietas y dotadas de una enorme curiosidad, de un gran afán por saber y por transmitir lo que saben. Santiago ha firmado un buen número de publicaciones, de características muy diferentes. Es autor de varios libros de cuentos que, destinados especialmente al público infantil y juvenil, pretenden entretener a la vez que enseñar aspectos de nuestra historia. Su afán docente le ha llevado a ir publicando mensualmente una hojilla de difusión que sirve para explicar de forma clara y didáctica una pieza de la colección permanente del Museo de Montoro. El pasado sábado, el alcalde de Montoro presentó la edición, en formato libro, de las 150 primeras, que son muestra de la constancia en el trabajo de su autor.
En el panorama de los museos cordobeses, Santiago ha sido siempre una voz muy autorizada. No sólo publicando artículos sobre la filosofía de la Asociación Provincial de Museos, sino interviniendo de manera activa en todos los debates que han tenido lugar en este foro. Debates en los que en muchas ocasiones Santiago introducía la necesaria dosis de sensatez que parte de una persona sencilla y muy preparada. Además, muchos de los museos de la provincia, al igual que muchos centros escolares, hemos podido completar nuestras colecciones de fósiles gracias a la generosidad de esta pareja. Porque Santiago Cano es, a día de hoy, uno de los mejores conocedores de la paleontología de nuestra comarca.
Pero su curiosidad no le permite limitarse a ampliar los grandes conocimientos que tiene sobre fósiles. Casi se puede decir no hay tema, de cuantos puedan mostrarse en los museos, que escape a su interés. Así, cualquiera que no conozca a Santiago puede sorprenderse de la publicación que incluyó en el Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales del año 2010: Coleccionismo de lo humilde (los sobres de azúcar).
Santiago es, efectivamente, un investigador polifacético, pero muy lejano al prototipo de quien escribe de todo sin profundizar en nada. Sus conocimientos de museología, de paleontología o de arqueología están sustentados en muchas lecturas, en muchas horas de estudio. Porque Santiago es un hombre dotado de una amplísima formación. Es doctor en filología clásica, especialización que obtuvo tras redactar una tesina sobre Séneca y una tesis doctoral sobre magia y religión en el mundo romano. Y nunca ha dejado en el olvido estos temas. Recientemente comenzó un proyecto que trata de ofrecer una panorámica general sobre las creencias mágicas en Córdoba a través de las piezas conservadas en sus museos. Estuvo en el Museo PRASA Torrecampo, y nos regaló un magnífico artículo sobre una sorprendente pieza de nuestra colección, publicado en el último número del Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba. Un artículo al que tengo pendiente desde hace unos meses dedicar una entrada en el blog.
Mi más sincera enhorabuena a Santiago Cano y Consuelo Turrión, dos trabajadores incansables y, por encima de todo, dos buenas personas y dos amigos.
2 comentarios:
La cantidad que hay de personas casi anónimas, que nos facilitan a los demás muchas cosas a cambio de nada.
Enhorabuena a todas.
Tuve ocasión de conocerlos con motivo de una visita a Torreparedones junto con miembros de la asociación cultural T orre del Moral y aprendí mucho con sus comentarios. Enhorabuena pues, yseguro que no tardaremos en vernos por aqui.
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