viernes, 19 de abril de 2013

1. Ocupación y explotación del territorio

Vista general del primer bloque temático de Mugawwar - Corduba

"Aunque la presencia humana en Los Pedroches se documenta desde el Paleolítico, la ocupación completa se produce a comienzos de la Edad de los Metales. La riqueza en minerales metálicos de la zona la convierte en especialmente atractiva. Al mismo tiempo, en la Colina de los Quemados (actual Parque Cruz Conde) crece una primitiva Córdoba en la que se concentrará buena parte del comercio de estos metales.

En la exposición se muestra una selección de piezas relacionadas tanto con la explotación minera como con la riqueza agrícola. Las dos bases que permitieron a Córdoba consolidarse como uno de los principales centros comerciales del Mediterráneo."

El bloque temático inicial de la exposición Mugawwar - Corduba está dedicado a la ocupación del territorio y la explotación de los recursos. La idea central que se intenta transmitir es que la ciudad de Córdoba ha estado, desde sus orígenes, íntimamente relacionada con su ámbito rural. Porque el comercio de los productos mineros del sur y de los agrícolas del Valle del Guadalquivir fue lo que permitió el nacimiento y posterior consolidación del enclave estratégico situado en el entorno de la Colina de los Quemados.

Para ello, se ha seleccionado una pequeña muestra de obras que son significativas de la importancia de la minería y la agricultura en los orígenes de Córdoba. Del Museo PRASA Torrecampo se han seleccionado unas piezas que no destacan especialmente por su valor artístico, aunque sí nos ofrecen una información histórica de gran interés.

MPT. Martillo Minero 1949
La primera de ellas es un martillo minero de piedra. El modelo responde al que comenzó a usarse en a comienzos de la Edad de los Metales para buscar rocas con alto contenido en cobre de las que podía extraerse el metal mediante un horno rudimentario. Este modelo de martillos continuó en uso hasta época romana, a pesar de la introducción en este momento de instrumentos de hierro, mucho más precisos y eficaces.

Los martillos de piedra presentan una forma muy característica. Realizados en piedras duras, en su parte central se les ha practicado una acanaladura que recorre todo el cuerpo de la pieza, para permitir sujetarlo al mango (de madera) mediante una cuerda.

También al museo de Torrecampo pertenecen los dos lingotes lenticulares de cobre que se muestran en la misma vitrina. Quizá lo más llamativo puede ser su forma, una especie de "torta" que recuerda al caparazón de una tortuga (por eso algunos los llaman "galápagos") muy diferente al aspecto que podemos imaginar para un lingote. Esta forma responde a una primera fase del trabajo de obtención del metal, por lo que suelen contener impurezas y escorias adheridas que hacen necesaria una segunda fundición posterior. Según José García Romero (Minería y metalurgia en la Córdoba romana, pp. 417 y ss) este tipo de lingotes sigue la tradición metalúrgica de la Edad del Bronce Antiguo, y los de yacimientos romanos pueden fecharse en torno al siglo II. Respecto a los expuestos, pudiera tratarse tanto de pequeños lingotes romanos como, muy posiblemente, de piezas que pudieran fecharse en la Edad del Bronce.

A fines del Calcolítico, en ese momento en el que la actividad minera y metalúrgica está transformando completamente la vida en las comunidades prehistóricas, se fecha la cazuela campaniforme perteneciente a las colecciones del Museo Arqueológico de Códoba que se expone en la misma vitrina. La denominada "cultura del vaso campaniforme" (3000-1800 a.C.) muestra por primera vez en la historia la extensión de una moda muy generalizada en la forma y la decoración de la cerámica en todo el Occidente. Su nombre deriva de la peculiar forma de las piezas, similar a una campana invertida, y su rica decoración incisa nos muestra la perfección técnica alcanzada por los alfareros del momento. La agricultura, la ganadería y la minería son las actividades económicas básicas, que en este momento producen ya unos excedentes que han hecho posible el origen del comercio. Por eso es ahora cuando se desarrolla un modelo tecnológicamente avanzado como el del vaso campaniforme, que sirve para el disfrute de las oligarquías, marcando unas diferencias sociales que paulatinamente se van haciendo más acusadas. Y la expansión del comercio explica también que este modelo se puede extender por muy amplias regiones de Europa Occidental.

La última pieza expuesta en este primer bloque temático es un fragmento de relieve romano, fechado entre los siglos I y II, perteneciente al Museo Arqueológico de Córdoba. Representa una escena de medición o pesado de frutos (posiblemente aceitunas), reflejando la importancia que, junto con la minería, tuvo la agricultura como base del comercio cordobés (del comercio del aceite de la Bética ya hablé en una entrada anterior).


MAC. Relieve romano con medición de frutos

 

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