viernes, 27 de febrero de 2015
Enrique Soria: los últimos moriscos
Anoche tuve el placer de asistir a la presentación del último libro de Enrique Soria, dedicado a los moriscos en la Granada de los siglos XVII y XVIII. Porque fue realmente un placer escuchar a Enrique, de quien en una ocasión anterior ya dije que es "uno de los valores científicos más destacados de la Universidad de Córdoba". Una afirmación que también compartió Eulalio Fernández, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCO y ayer encargado de presentar al autor. Y porque, como también destacó Eulalio en sus palabras de presentación, Soria Mesa es un historiador apasionado y tan minucioso en su análisis de multitud de fuentes documentales como escritor claro y preciso, entendible. En suma, un gran divulgador de la historia, convencido de que el conocimiento de nuestro pasado es necesario para comprender mejor nuestro presente.
Desde hace años, el Dr. Enrique Soria Mesa, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba, es una autoridad en los estudios sociales de la España de los siglos XVI a XVIII. Y a través de sus numerosos y documentados estudios (la mayor parte de ellos accesibles a través de internet), hemos podido ir cambiando, poco a poco pero de forma radical, nuestra visión de la España Moderna. Con El cambio inmóvil nos enseñó que la sociedad no estaba formada por grupos impermeables, como siempre nos habían enseñado. Y sus posteriores estudios sobre los judeoconversos nos fueron llevando a pensar que la sociedad cordobesa y castellana no era tan homogénea y monolítica como pensábamos, y que incluso católicos tan reconocidos como Góngora tenían antecesores conversos por los cuatro costados. Ahora, con su estudio sobre las pervivencias moriscas en la Granada (y en la España) de los siglos XVII y XVIII da una nueva vuelta de tuerca al demostrar que las expulsiones no acabaron con un grupo que acumularía un gran poder económico, social e incluso político.
En definitiva, Enrique Soria está reescribiendo la historia social de nuestra Edad Moderna. Hasta el punto de que, como él mismo indicaba en una reciente entrevista, tendríamos que arrancar algún capítulo de nuestros antiguos manuales y redactarlo de nuevo. Y lo hace a través de estudios incuestionables. En primer lugar, porque su increíble capacidad de trabajo le lleva a leer y analizar miles de documentos de archivo antes de publicar ni una sola línea. Y en segundo lugar porque su lucidez y rigor metodológico le llevan a desenmarañar, cruzando la información de fuentes documentales diversas, toda una red de relaciones económicas, sociales, familiares y de clientelismo sin cuya comprensión fácilmente caeríamos (como hemos caído durante décadas) en el error de creernos al pie de la letra lo que unos documentos de redacción siempre interesada intentan presentarnos.
El libro, en una cuidada edición conjunta de las Universidades de Granada, Valencia y Zaragoza es ya, pocos días después de salir a la venta, todo un clásico. Un referente obligado para entender que, como explicaba ayer Enrique Soria, en la sociedad española de los siglos XVII y XVIII se manifiestan claramente "las dos Españas". Una España real abierta, mestiza, plural, formada por la mayor parte de la población; frente a una España oficial, liderada por unos pocos interesados en mostrarnos la falsedad de una sociedad monolítica, ultracatólica y represora.
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