Programa del FolkPozoblanco 2015 |
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Ahora que se acerca la
celebración de la edición número 27 del festival FolkPozoblanco, no quiero
dejar pasar la ocasión para hablar de la importancia del Patrimonio Inmaterial
y, en concreto, de la música tradicional. Durante las últimas décadas,
diferentes grupos de personas han trabajado desde los distintos pueblos de
nuestra comarca para conservar viva nuestra memoria musical. Resulta
especialmente destacable la labor de investigación y difusión realizada por
Luis Lepe y el trabajo de grupos como Jara y Granito desde Villanueva de
Córdoba, Alcaria desde Alcaracejos o la Agrupación Musical Gachera desde
Pedroche, por poner algunos destacados ejemplos. Pero permitidme que, en este
artículo, destaque especialmente el impresionante regalo que, durante más de 30
años, nos ha ido dejando Aliara.
Como ocurre con el
patrimonio arqueológico, monumental o documental, también la música
tradicional, como parte de nuestro Patrimonio Inmaterial o Intangible, está muy
relacionada con la historia de nuestra comarca. Una tierra hoy aislada, lejana
respecto a los grandes centros de decisión, pero que históricamente ha estado
íntimamente conectada tanto con la Meseta como con el Valle del Guadalquivir.
No en vano algunos de los principales pasos naturales que conectan el centro de
la Península con el sur andaluz cruzan nuestra comarca. Unas importantes rutas
comerciales utilizadas desde la Prehistoria y que se mantuvieron activas hasta
tiempos mucho más recientes por el trasiego de los pastores de la
transhumancia. De ahí que las canciones que nuestros mayores repetían estén
muchas veces influidas por el folclore castellano, e incluso cántabro o
gallego.
A finales del siglo
XVIII, por diferentes intereses económicos y políticos, la comunicación entre
Castilla y Andalucía se traslada al puerto de Despeñaperros. La comarca de Los
Pedroches comienza, ahora sí, un largo período histórico de olvido y
aislamiento. Al abandonarse las rutas históricas y quedar lejos de las grandes
vías de comunicación, nuestra comarca perderá los continuos contactos con el
exterior. Un cambio que fue muy negativo para su desarrollo económico, pero que
permitió la pervivencia de una cultura tradicional característica hasta bien
avanzado el siglo XX.
En distintas ocasiones
he hablado de la fragilidad del Patrimonio Histórico y de la necesidad de velar
por su conservación. Esto, que resulta evidente en el caso del Patrimonio
Monumental, no siempre lo vemos tan claro en unas formas de nuestro patrimonio
que no son tangibles. Nos alarmamos ante las grietas que puedan surgir en la
torre de la iglesia, en el castillo, pero olvidamos frecuentemente que la
globalización, apoyada en impresionantes medios de comunicación de masas, ha
transformado completamente nuestra cultura, que cada vez está más lejos de la
de nuestros abuelos y más cercana a la existente en cualquier otro punto del
planeta. Son los tiempos, y no podemos –tal vez tampoco debamos- luchar contra
todos estos cambios. Pero sí tenemos la obligación de conservar nuestra
memoria, la que nos han dejado nuestros mayores, para transmitirla a quienes
nos sucederán.
En este sentido, me
parece fundamental la labor que, en Los Pedroches, han realizado los
componentes de Aliara desde la formación del grupo en 1978. Por una parte,
desarrollando un impresionante trabajo de investigación con el que han
conseguido mantener vivas unas letras y unas melodías que cada vez iban
recordando menos personas. Impidiendo que, con la desaparición paulatina de
nuestro mayores, que aún conservaban en su memoria las canciones de su
infancia, de su vida, perdiéramos todos una parte importante de nuestro
Patrimonio. Por otra parte, y no menos importante, contribuyendo a
concienciarnos a todos de la importancia de este patrimonio musical. Todos
sabemos que no se conserva lo que no se aprecia. Y no se puede apreciar lo que
no se conoce. Aliara nos ha hecho conocer una parte importante de nuestra
cultura tradicional y a través de sus conciertos, y sobre todo de las 26
ediciones del FolkPozoblanco, nos han hecho disfrutar de nuestra música.
Conocemos, apreciamos y
disfrutamos con las jotillas que se cantaban en las antiguas faneguerías
durante la recogida de la aceituna, con las coplas de piconeros, pastores,
segadores, con las antiguas tonadas religiosas. Una música que está
profundamente enraizada en nuestra comarca y que nos permite conocer mejor
nuestra historia y, en definitiva, conocernos mejor a nosotros mismos. Y todo
ello gracias a una serie de personas que se han preocupado por recoger
testimonios orales para rescatarlos del olvido al que estaban abocados.
No sólo es mérito de
este grupo concreto, por supuesto, pero creo que debemos reconocer que Aliara
ha sido fundamental en este proceso. Y así se le reconoció públicamente en
2001, cuando obtuvo el Premio Andalucía de la Música al mejor trabajo de música
tradicional o, más recientemente, el premio “una vida al son” otorgado por el
Festival Al son de la Subbética. Creo
que desde Los Pedroches tenemos que sumarnos también a los aplausos que recibe
Aliara lejos de nuestros pueblos. Porque, además de todo lo dicho, sus
componentes trabajan año tras año para ofrecernos, por puro amor al arte, a la
cultura, a la música, uno de los más importantes festivales de música
tradicional de nuestro país. Por el FolkPozoblanco han pasado iconos del folk
como Nuevo Mester de Juglaría, Los Sabandeños, Luar na Lubre, Eliseo Parra,
Jaime Lafuente… Y hemos descubierto a nuevos valores que, como ocurriera el año
pasado con Ringorrango, nos han sorprendido con su extraordinaria calidad. En
esta edición, después del pistoletazo de salida que supuso el concierto de
Acetre el mes pasado, vibraremos con Pepica y los Bichejos, Olga y los
Ministriles, la Banda Morisca, Wyrdamur, Mujeres con Raíz y, por supuesto,
Aliara. Y disfrutaremos aún más sabiendo que lo mejor está por venir. Porque
tenemos la suerte de contar con Aliara y con muchas ediciones futuras del
FolkPozoblanco. A disfrutarlo.
Aliara, en el patio de la Salchi. Foto: Rafa Sánchez para www.pozoblanco.es |
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