Parte del grupo de voluntarios de la Asociación PRASA |
Desde hace algún tiempo, las mañanas de los primeros sábados de cada mes es posible realizar una visita guiada por los principales edificios históricos de Torrecampo, gracias a una iniciativa de la Asociación Benéfico Cultural y Deportiva PRASA Torrecampo. El pasado sábado 5 de septiembre dediqué mi artículo en la sección de Patrimonio Histórico del semanario La Comarca a estas visitas. Aquí os dejo el texto, por si os resulta de interés.
* * * * *
Las
mañanas del primer sábado de cada mes, un grupo de voluntarios organizado desde
la Asociación Benéfico Cultural PRASA Torrecampo organiza una jornada de
puertas abiertas que nos permite conocer los elementos más destacados del
Patrimonio Monumental de Torrecampo y, a través de ellos, acercarnos a la
historia de este pueblo. Porque sabemos que nuestro Patrimonio Histórico es una
huella dejada por nuestro pasado, y esto es perfectamente visible en las calles
de este pueblo.
La
historia nos ha legado no sólo grandes construcciones religiosas, como la
Iglesia de San Sebastián o las ermitas de Jesús y de Nuestra Señora de Gracia,
sino también una serie de fachadas con grandes dinteles de granito que son
reflejo del auge experimentado por el pueblo entre fines del siglo XV y fines
del siglo XVI. Quizá sin el valor monumental
que presentan algunas portadas del vecino Dos Torres, para mí es
incuestionable el valor estético de las fachadas de granito de Torrecampo. Pero
lo que hoy me interesa destacar de forma especial es la íntima relación que
existe entre estas construcciones y la historia del pueblo.
Torrecampo
nació como una pequeña aldea de Pedroche en algún momento cercano a mediados
del siglo XV. En 1453 ya era un núcleo de población estable, para cuyos vecinos
compró la villa de Pedroche la dehesa del Campillo de la Jurada. Desde este
momento, su crecimiento fue muy rápido y en 1468 la aldea ya contaba con un
primer concejo que sólo dos años después está intentando segregarse de Pedroche
y obtener el “privilegio de villazgo”. Una independencia que Torrecampo
obtendrá en 1479, convirtiéndose en “villa en sí”. Este rápido desarrollo político
tuvo que estar necesariamente sustentado en un gran auge económico y social,
basado esencialmente en el sector más pujante de la economía comarcal del
momento: la industria pañera, organizada mediante un gran número de pequeños
talleres de carácter artesanal.
Con esta base
económica, la nueva villa de Torrecampo vivirá unas décadas de gran desarrollo,
un crecimiento que sólo se detendrá cuando la nueva política fiscal puesta en
marcha por Felipe II en 1574 provoque una importante crisis en el sector productivo
castellano, que afectará de manera muy negativa a la industria pedrocheña de la
lana. Durante el siglo XVII continuarán patentes las graves consecuencias de la
crisis de una economía que sólo comenzará a remontar levemente a partir de
comienzos del siglo XVIII, aunque sin alcanzar el dinamismo de los mejores
tiempos.
Portada del Casino |
Precisamente
en el último tercio del siglo XV podemos fechar las primeras de las grandes
portadas que comenzaron a ennoblecer la imagen de Torrecampo. Un
ennoblecimiento que fue posible gracias a los beneficios que ofrecía la
industria pañera, que habría proporcionado a algunas familias los recursos
suficientes para levantar grandes casas con llamativas fachadas. Incrementando
de esta forma no sólo la imagen social de la familia propietaria, sino la del
propio pueblo. Un pueblo que ya no es una simple aldea con construcciones
efímeras de tejados pajizos, sino
toda una “villa” que, en el imaginario de la época, también podía ennoblecerse
a través del embellecimiento de su trama urbana.
La Iglesia de San
Sebastián o la gran ermita de Nuestra Señora de Gracia, justo a la entrada de
la población, tendrán como una de sus funciones esenciales la representativa:
dan muestra de la importancia de un pueblo que quiere dejar atrás cuanto antes
el recuerdo de que había sido una simple aldea pocos años atrás. Y esa misma
función de representación no sólo particular sino también colectiva tendrán las
sólidas portadas de granito levantadas por las principales familias. Unas
portadas de las que afortunadamente conservamos una buena muestra, la mayor
parte de ellas fechadas precisamente entre fines del siglo XV y mediados del
siglo XVI, coincidiendo (no por casualidad) con el auge económico, social y
también político de Torrecampo.
Aunque
contamos con algún ejemplo de portada dotada de accesos cerrados mediante arcos
de medio punto o rebajados realizados con grandes dovelas de granito, son más
abundantes las que recurren a un dintel muy desarrollado, presidiendo una
composición enmarcada con un alfiz de
influencia mudéjar.
De todas estas portadas
destacan especialmente dos. En primer lugar la de la conocida como “casa del
Casino”. Profusamente decorada, es una construcción característica del llamado
“gótico civil” de fines del siglo XV. El cuerpo inferior está dominado por el
gran vano de acceso con ancho dintel que llevaría una inscripción, hoy perdida.
En el cuerpo superior destaca una ventana doble (geminada) sobre cornisa, con
escudo heráldico. Todo ello, enmarcado por moldura con bolas característico de
la época de los Reyes Católicos. La composición presenta claras analogías con
edificios de Valladolid, Segovia o Cáceres. La segunda portada destacable sería
la de la antigua casa conocida como “Posada del Moro”, de claro diseño
renacentista que podemos fechar en las décadas centrales del siglo XVI. A pesar
de lo elaborado de su diseño, no prescinde del gran dintel característico de
las fachadas nobles de Torrecampo.
Estas fachadas, junto
con la Parroquia de San Sebastián, las ermitas o el Pósito nos hablan de la
historia de un pueblo que, el primer sábado de cada mes, nos invitan a conocer
mejor sus propios vecinos. La próxima visita, guiada por los voluntarios de la
Asociación PRASA Torrecampo, tendrá lugar este mismo sábado 5 de septiembre a
partir de las 10.30 de la mañana. Si queréis información complementaria, podéis
acceder a la página de facebook de la
Asociación o solicitarla en el correo electrónico revistaelcelemin@gmail.com
. Estáis todos invitados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario