martes, 18 de agosto de 2015

La Losilla




Os dejo el texto que, sobre el yacimiento arqueológico de La Losilla (Añora), publiqué en el semanario La Comarca el pasado sábado 8 de agosto. Un yacimiento al que ya dediqué hace tiempo otra entrada en este blog. Podéis acceder al artículo también a través de la web del periódico.

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Habitualmente pensamos que en nuestra comarca no abundan los yacimientos arqueológicos, cuando realmente lo que faltan son estudios del territorio. Pocos arqueólogos se han interesado por el pasado de Los Pedroches y, salvo algunos casos puntuales (como el paraje de la ermita de Las Cruces, en El Guijo) apenas se han desarrollado aquí campañas de excavaciones arqueológicas.
El yacimiento de La Losilla, en las inmediaciones de Añora, es una interesante excepción. Aunque era conocida como una zona donde existían tumbas, las primeras intervenciones en el lugar no se produjeron hasta los años 70 del siglo XX, en el contexto de las llamadas “misiones rescate”. Este era el nombre de un conocido programa de televisión de la época, que pretendía concienciar a la población, y sobre todo a los escolares, de la riqueza de nuestro Patrimonio Arqueológico. A pesar de su loable objetivo, no siempre los resultados fueron los más adecuados, ya que propició que se realizaran búsquedas no profesionales de objetos arqueológicos sin que dieran lugar a verdaderos estudios de los yacimientos.
Durante las siguientes décadas, La Losilla fue lugar de actuación habitual de buscadores clandestinos, que continuaron causando nuevos y repetidos daños al yacimiento. Hasta los años 90 del siglo XX no se realiza un primer trabajo serio de estudio del lugar, mediante una excavación dirigida por Antonio Arévalo Santos. Aunque se trató de una actuación limitada tanto temporal como presupuestariamente, este estudio inicial concluía que el yacimiento contenía una antigua iglesia con necrópolis o cementerio asociado.  Los restos cerámicos y fragmentos de inscripciones obtenidos en estos trabajos permitieron a Arévalo fechar la ocupación del lugar en torno al siglo VI, en plena época visigoda, aunque lo limitado del área excavada no permitía concretar más las fechas de ocupación y de abandono del lugar.
En la fase final de esta excavación apareció una pequeña porción de un grueso muro que, por su forma y orientación, se pensó que podría corresponder a un ábside situado en la cabecera de la iglesia. Los más recientes trabajos, que a continuación comentaré, parecen confirmar con pocas dudas esta hipótesis inicial.
Desde ese momento, el Ayuntamiento de Añora se mostró muy interesado por la conservación y puesta en valor de La Losilla, aunque la falta de presupuestos provocó unos años de parón en los trabajos. La oportunidad de retomar la excavación del yacimiento se presentó en 2010, tras una visita a la comarca realizada por arqueólogos de la Universidad de Sevilla y del Instituto Arqueológico Alemán, a los que tuve la oportunidad de acompañar. Tras la realización del proyecto, la obtención de los correspondientes permisos de estudio y el compromiso de colaboración por parte del Ayuntamiento de Añora, en el verano de 2013 se iniciaron los trabajos, dirigidos por los doctores Jerónimo Sánchez Velasco (Universidad de Sevilla) y Fedor Schlimbach (Instituto Arqueológico Alemán) y financiados por esta última institución. La primera campaña consistió básicamente en una limpieza general de los restos visibles y la realización de prospecciones arqueológicas y estudio geomagnético que fueron confirmando en líneas generales las hipótesis planteadas por Antonio Arévalo años atrás.
Al año siguiente (2014) se realizó una nueva campaña con los objetivos básicos de obtener datos sobre dimensiones y forma de la iglesia y sobre la cronología completa del asentamiento. A falta de que el equipo responsable de los trabajos culmine los estudios de materiales y publique los resultados, sólo se puede afirmar que el yacimiento arqueológico de La Losilla es uno de los lugares que más información nos puede proporcionar sobre la época tardorromana y quizá la Alta Edad Media en nuestra comarca. A pesar de la actuación incontrolada de expoliadores clandestinos durante años, el estado de conservación del yacimiento es aceptable, y en la campaña de 2014 se llegaron a excavar tumbas que no habían sido saqueadas. El estudio antropológico de los restos óseos nos permitirá conocer nuevos datos sobre los antiguos habitantes de Los Pedroches. El levantamiento de planos del yacimiento nos permitirá definir las dimensiones y estructura del antiguo asentamiento, que contaba con una iglesia que los directores de la intervención catalogan como de grandes dimensiones para la época. El estudio de las cerámicas, metales y otros materiales arqueológicos obtenidos durante esta campaña nos llevarán a concretar la cronología de la ocupación de este espacio, su funcionalidad y muchos aspectos relacionados con la vida cotidiana de quienes lo poblaron.

En definitiva, aunque no podemos evitar impacientarnos ante el ritmo necesariamente pausado de una investigación científica como la que se realiza en La Losilla, podemos estar muy satisfechos por la labor desempeñada por el equipo dirigido por Schlimbach y Sánchez Velasco. Y tener fundadas esperanzas de que los resultados de las futuras campañas que ya prepara el Instituto Arqueológico Alemán nos ofrecerán una información histórica de gran valor sobre una de las etapas más apasionantes de nuestro pasado, para conocer mejor a quienes vivieron en nuestra comarca hace 1.500 años. A la vez que permitirá al pueblo de Añora y al conjunto de Los Pedroches disponer de un nuevo elemento de nuestro Patrimonio Histórico listo para su disfrute por la sociedad.



miércoles, 5 de agosto de 2015

Y todo esto por un león

Walter James Palmer (izq.) posa con el cadáver de un león en una...
El león más famoso del verano junto a los "valientes" cazadores. Foto diario El Mundo

Una de las noticias de este caluroso comienzo de agosto es, sin duda alguna, la de la muerte por disparos durante una caza ilegal del león más famoso de Zimbabue. Una noticia que ha provocado comentarios de lo más variado en las redes sociales. Y de eso quiero escribir hoy. No de la caza en sí (aunque nunca me ha gustado y deploro la actitud de los furtivos, no soy anti-caza), ni de la importancia simbólica de este ejemplar llamado Cecil. Ni siquiera de Zimbabue, pequeño país africano que esta noticia nos ha hecho buscar en el mapa, caracterizado por ser un territorio que cuenta con buenos recursos naturales pero que está administrado por un gobierno autoritario que consigue, con la consabida ayuda occidental, impedir que su pueblo salga de la espiral de violencia y pobreza en la que está sumido [Ver datos económicos del Banco Mundial y ficha del Ministerio de Exteriores]. Lo que me interesa es únicamente hacer una reflexión sobre algunos repetidos comentarios leídos al hilo de la muerte del león.

En estos últimos días he podido ver muchos comentarios sobre la incoherencia de alarmarnos ante la muerte del león mientras miles de niños mueren malnutridos, por infecciones, sida, violencia... a diario en esta zona de África. Una llamada de atención que puede resultar razonable, pero que resulta también tremendamente peligrosa. Porque de no ser un país atrasado, mal gobernado, donde la gente es asesinada y muere de hambre todos los días... no me cabe la menor duda de que el "valiente" dentista de Minnesota no se habría atrevido a gastarse una pasta en este viaje. Un dinero que, por supuesto, sólo en una ínfima parte se queda en Zimbabue. Porque este tipo de cacerías no son sino una forma más de explotación salvaje de la parte más pobre del planeta. De la misma forma que se esquilman sus recursos minerales en beneficio de multinacionales que administran sus enormes beneficios en los países ricos, estas partidas de caza ponen en riesgo el Patrimonio Natural de grandes zonas de África. Cazamos sus leones porque, con nuestra ayuda o nuestro silencio, mantenemos África en la pobreza.

Y contraponer la barbarie de las matanzas que están acabando con la fauna africana con la pobreza y las desigualdades extremas es peligroso. Porque, en el fondo, son dos caras de la misma moneda. De ahí que me parezca muy peligroso.

Leyendo esos comentarios me vienen a la mente otros muy repetidos, sobre todo en estos últimos años en los que la crisis económica ha provocado un terrible ascenso de la tasa de pobreza en nuestro propio país. Ante la desesperada situación en la que viven miles de familias españolas ¿cómo podemos mantener el gasto público en actividades no productivas, directamente secundarias, como la conservación del Medio Ambiente o de nuestro Patrimonio Histórico? Una pregunta capciosa, que en su propia formulación contiene la escusa perfecta para recortar presupuestos de cultura, como nos transmite perfectamente nuestro gobierno a través de los Presupuestos Generales del Estado (os recomiendo este documentado artículo en el blog Arqueología y Patrimonio sobre las partidas proyectadas para 2016). Al igual que el pueblo de Zimbabue está perdiendo un Patrimonio Natural que podría ayudar a su desarrollo social, cultural y también económico, en nuestro país cada año son más los elementos de nuestro Patrimonio Histórico en riesgo de desaparición.

Y casi nos convencen con la cantinela de que, ante las necesidades económicas y sociales de una parte importante de la ciudadanía, no es solidario mantener el gasto en cultura. Como si no supiéramos que las luchas contra la incultura y la destrucción del Patrimonio Histórico, y contra la pobreza y la exclusión social no fueran, en realidad, dos caras de la misma moneda.