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viernes, 6 de diciembre de 2019

Los Pedroches en el universo beréber


Tres de las cerámicas del Museo PRASA Torrecampo en la exposicíon de la Alhambra

Ayer, día 5 de diciembre, se inauguró en el Palacio de Carlos V de la Alhambra de Granada la exposición "La Granada zirí y el universo beréber", que nos presenta una interesante colección de piezas fechadas en el siglo XI y procedentes de diferentes museos europeos y del norte de África. Una muestra, comisariada por Antonio Malpica (catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Granada) y organizada conjuntamente por el Patronato de la Alhambra y el Generalife y la Fundación El Legado Andalusí, en la que la comarca de Los Pedroches está muy bien representada a través de 22 piezas aportadas por el Museo PRASA Torrecampo.

Candil, amuleto y cinco anillos del Museo PRASA Torrecampo,
junto a la inscripción sobre hueso aparecida en Vascos (Toledo)
Durante los últimos tres años, la idea inicial de reivindicar a la dinastía zirí, fundadores del Reino de Granada y responsables del traslado a la ciudad de su capital a inicios del siglo XI, ha ido transformándose hasta dar lugar a una muestra en la que la historia granadina está completamente arropada por el "universo beréber", por aquellos otros territorios poblados en la Edad Media fundamentalmente por beréberes y que habitualmente pasan desapercibidos bajo el esplendor de las élites árabes gobernantes. Pero estos grupos responsables de la creación de la Taifa granadina eran mayoritarios entre los musulmanes que poblaban extensas áreas de al-Andalus. Entre ellas, las tierras que hoy integramos en la comarca de Los Pedroches.

Los Pedroches, muy presentes en el discurso
Precisamente la presencia de Los Pedroches es especialmente destacable (tengo que dar las gracias a Carmen, siempre dispuesta a reivindicar su tierra y que desde la organización siempre se preocupó por conseguirlo). De hecho, tras la primera visita a la exposición salgo con la impresión de que nunca antes había visto nuestra comarca tan bien posicionada en la historia narrada. En ninguna exposición, pero tampoco en ningún libro. Porque la exposición no va de Los Pedroches, pero los cita. En numerosas ocasiones. Y sitúa a nuestra comarca como uno de aquellos espacios centrales para el estudio del poblamiento beréber en al-Andalus. Destacando la riqueza de su cultura material y las grandes similitudes que encontramos entre las cerámicas de Torrecampo y las de la Granada zirí, y entre todas estas piezas del siglo XI y las que aún fabrican los alfareros norteafricanos en nuestros días.

Posiblemente hayáis tenido noticias de esta exposición, porque la presencia de la Reina (junto al Ministro de Cultura y al Presidente de la Junta de Andalucía) en la inauguración de ayer supone una enorme repercusión mediática. No es fácil colocar una imagen de una exposición arqueológica entre las páginas del Hola pero, aunque los lectores puedan estar más interesados en el traje de dos piezas de Felipe Varela que vestía Letizia que en el devenir de ese reino granadino que con tanta pena recordaba el último rey zirí (destronado por los almorávides, las memorias de Abd Allah son uno de los textos
medievales más interesantes que conozco, porque rara vez podemos contar con el testimonio de los derrotados), y aunque las imágenes se pueblen con el famoseo político de gentes más interesadas en salir en la foto que en descubrir el mundo beréber el siglo XI, lo cierto es que la Granada zirí y el universo beréber sale hasta en el Hola.

Siempre es fácil recomendar una visita a la Alhambra. Y es una recomendación segura: la Alhambra no defrauda. Hasta el próximo 21 de abril de 2020, esta exposición temporal ofrece un aliciente más al público en general, pero sobre a los que somos de Los Pedroches, para visitar Granada. Os dejo para terminar alguna fotillo más tomada sobre la marcha.

[Más información en Solienses]


Más de las mitad de las cerámicas de esta espectacular vitrina
pertenecen a las colecciones del Museo PRASA Torrecampo

Cerámicas del Museo PRASA Torrecampo (las dos primeras)
en el telediario del Canal Sur

Jarro vidriado con dos asas y bote en "verde y manganeso" de nuestro museo

Espectacular la imagen sacada del telediario de TVE, en la que
aparecen siete piezas del Museo PRASA Torrecampo.

A la derecha, lápida funeraria del Parque del Salvador (Pedroche)
en el espacio destinado a la epigrafía

La inauguración


sábado, 23 de septiembre de 2017

El Museo PRASA Torrecampo expone en Bruselas


Vista general. Foto exposición

Cuando, el pasado 14 de septiembre, Miguel Ángel Moratinos inauguraba en Bruselas la muestra L'Islam, c'est aussi notre histoire daba comienzo una exposición que permanecerá abierta en la capital belga hasta el próximo 21 de enero de 2018. Pero para los museos que prestamos piezas, el 14 de septiembre no fue ni mucho menos el inicio del trabajo. De hecho, en este caso los contactos de la organización de la muestra con el Museo PRASA Torrecampo habían comenzado el 20 de abril de 2016. Desde este momento, la organización fue seleccionando piezas representativas de las diferentes áreas temáticas en las que se divide la exposición, y desde el museo fuimos primero asesorando y después realizando los trabajos técnicos y administrativos que requiere cualquier préstamo para exposición temporal: condiciones de conservación, características del transporte y seguro de las obras, tramitación de permisos de exportación temporal, supervisión del montaje y toda una serie de trabajos que el público no ve, pero que constituyen los cimientos sobre los que se edifica un proyecto como este.

Los Anciens Établissements Vandebourght, antiguo espacio comercial transformado en centro cultural público y situado frente a las Galerías Reales de San Huberto, en pleno centro de Bruselas, acogen esta amplia muestra que pretende destacar las relaciones del Islam con Europa durante catorce siglos. Para ello, comienza exponiendo objetos representativos del Islam medieval, para terminar con obras de arte contemporáneo. Con un diseño cuidado y moderno, la exposición no parte de un criterio de acumulación de obras de arte sino que, por el contrario, se han seleccionado cuidadosamente un número reducido de objetos ilustrativos de las principales ideas clave que desarrolla el discurso expositivo.


En nuestro caso, las piezas prestadas por el Museo PRASA Torrecampo ilustran, junto con las procedentes del Museo Arqueológico Nacional, aspectos destacados de la historia de al-Andalus. La conquista se explica a través de dos pequeños precintos de plomo, fechados en el año 717, y que sirvieron para cerrar las sacas que transportaban las monedas destinadas al pago del ejército. La arquitectura andalusí está representada en la muestra con dos capiteles califales, de época de Abd al-Rahman III, también procedentes de nuestras colecciones. La importancia de al-Andalus en la transmisión de los saberes científicos de la Antigüedad a toda Europa está representada por un conjunto de varillas de bronce que se interpretan como instrumentos quirúrgicos. Finalmente, entre las piezas que sirven para mostrar la importancia de la artesanía islámica medieval podemos encontrar un dedal para el trabajo del cuero, un candil de bronce o una jarrita de cerámica también pertenecientes a las colecciones del Museo PRASA Torrecampo.


Es evidente que para un museo local como el de Torrecampo es un gran honor poder participar en exposiciones internacionales de estas características, y contribuir además a difundir la historia de Los Pedroches y de Córdoba.

Numerosos medios de comunicación se han hecho eco de la participación del Museo PRASA Torrecampo en esta exposición. Entre ellos, podemos destacar la prestigiosa revista Ars Magazine, además de los diarios provinciales Córdoba, El Día de Córdoba, la edición provincial del ABC o la andaluza de La Vanguardia. Además de otros medios que han recogido la información de la agencia Europa Press. En cuanto a los medios digitales, podemos destacar Cordópolis, 17 pueblosHoy al Día, Solienses o Crónica de Torrecampo.





miércoles, 11 de mayo de 2016

Iter - 4. Las cartelas



El diccionario de la Real Academia define "cartela" como pedazo de cartón, madera u otra materia, a modo de tarjeta, destinado para poner o escribir en él algo. En cualquier exposición, las cartelas son esas pequeñas etiquetas en las que se informa individualmente sobre cada una de las piezas expuestas.

Aunque las fichas de las piezas participantes en la exposición se preparan en las primeras fases de trabajo, normalmente la colocación de las cartelas que identifican cada uno de los objetos es una de las últimas tareas que se realizan durante el montaje de la exposición. E incluso se imprimen e instalan en el último momento, lo que nos permite un cierto margen de juego con la disposición final de las piezas dentro de su vitrina. Esto era impensable hace unos años, pero en la actualidad los teléfonos inteligentes, la disponibilidad de materiales muy diversos y los medios de impresión digital hacen posible disponer en un par de horas de cartelas en las que, si es necesario, podemos incluso integrar una fotografía de la vitrina ya montada para permitir la fácil identificación de los objetos.

Si los paneles y textos de la exposición sirven para guiar al visitante por el discurso expositivo, la función de las cartelas es totalmente diferente: buscan ofrecer una información básica sobre cada una de las piezas considerada de forma individual, independientemente de los mensajes que trata de transmitir la exposición en su conjunto. Son textos muy resumidos pero ¿qué información deben transmitir?

En general, para definir qué información tenemos que integrar en las cartelas debemos pensar en el público al que están destinadas. Cuando comencé a trabajar en el Museo Arqueológico de Córdoba, hace ya muchos años, los objetos de la antigua exposición permanente estaban identificados por sus correspondientes cartelas en las que constaba el número de inventario y la procedencia. Cualquier visitante que se acercara a un capitel romano podría leer en la pequeña etiquetita que lo identificaba, por ejemplo, "9638. Cuesta de Pero Mato". Estupefacto se quedaba el visitante al enfrentarse a estos códigos incomprensibles. ¿El motivo? Pues que las cartelas no habían sido ideadas para informar al público, sino únicamente para facilitar el trabajo de identificación a los propios técnicos del museo.

En esos mismos años podíamos encontrar cartelas que ya pretendían informar al visitante, aunque ¿a qué tipo de visitante? Recuerdo una visita por las salas del museo con Roselló Bordoy, autor de un Ensayo de sistematización de la cerámica árabe de Mallorca que todos seguíamos en aquel tiempo a pies juntillas. Y su cara de horror al comprobar cómo también en Córdoba repetíamos en las vitrinas dedicadas a la cerámica andalusí una información sobre clasificación tipológica ("formas abiertas", "formas cerradas"...) que podía ser útil en una excavación arqueológica, incluso en la catalogación de los objetos, pero que carecía de cualquier sentido para el gran público. Al contemplar aquellos textos, Roselló llegó a comentar que si hubiera llegado a saber cómo se iba a generalizar el uso de su clasificación tipológica, nunca habría escrito ese libro. No tenía razón: ¿qué había sido de nosotros sin la guía de la cerámica mallorquina? Y no tenía razón porque la culpa la teníamos nosotros, al intentar ofrecer "lo más" en investigación en un lugar inadecuado. Aunque entiendo su enfado, porque explicar al visitante -como lo hacíamos nosotros- que, según el gran especialista, un jarro era "forma cerrada" y un plato "forma abierta" tenía su miga...

Hoy en día, los estudios tipológicos sobre materiales diversos de casi todas las épocas históricas nos permitirían ofrecer una información mucho más precisa. Pero ¿serviría para algo? Yo creo que no. O, en todo caso, sólo serviría para demostrar al visitante que nosotros sabemos más que él. Y personalmente es algo que me horroriza. Independientemente de que ¿aporta algo al público saber que un determinado objeto se clasifica según un eminente arqueólogo alemán como forma 53-2/b? ¿No sería más interesante decirle, pongamos por caso, que ese plato tan grande es una fuente de cerámica utilizada para el servicio de mesa?

Con más o menos razón -para gustos, colores- nuestra opción en esta exposición ha sido priorizar, en la mínima información que podíamos ofrecer en las cartelas, aquellos datos que pudieran ilustrar sobre el uso de los objetos. Con esta misma finalidad, en los dibujos realizados por José María Serrano incluimos algunos detalles de piezas expuestas. Y, por las propias características del discurso expositivo, incluimos también información sobre los yacimientos de procedencia en aquellos casos en los que contamos con este dato.

La mayor dificultad, por el pequeño tamaño de los objetos, nos la ofrecían los anillos con simbología paleocristiana, por lo que en este caso optamos por una cartela en vinilo de gran tamaño que incluía reproducciones fotográficas de detalle.


martes, 19 de abril de 2016

Iter - 1. El porqué de una exposición



Hasta el próximo 15 de mayo puede verse en el Museo Arqueológico de Córdoba la exposición Iter ab Corduba Toletum, centrada en la comarca de Los Pedroches en época visigoda. Llevo un tiempo un poco liado, y aparte de anunciar la muestra publicando el cartel, poco he dicho hasta ahora sobre la exposición. ¡Con lo que a mí me gusta contar lo que hay detrás de lo que se ve!

Se trata de una exposición de pequeño formato, integrada dentro del programa de difusión del Museo Arqueológico de Córdoba, que entre otras cuestiones pretende completar con estas actividades su reducida exposición semi - permanente que se centra especialmente en la propia ciudad de Córdoba. El pequeño formato tiene una explicación física: mientras no se ultime la remodelación del Palacio de los Páez de Castillejo, la reducida aula didáctica es el único espacio disponible para exposiciones temporales. Ya conocía lo que supone montar una exposición en este lugar. De hecho, incluso alguna de las piezas del Museo PRASA Torrecampo que se exponen ya se había mostrado en esta sala en una exposición temporal anterior (Mugawwar & Corduba, a la que dediqué varias entradas en el blog entre las que os destaco ésta sobre las no siempre fáciles relaciones entre Córdoba y Los Pedroches). Y también en esta ocasión estoy muy satisfecho del resultado.

Pero ¿por qué Los Pedroches? Y ¿por qué esta etapa histórica? En general, porque son espacios y tiempos demasiadas veces olvidados. Intento explicarlo un poco más detalladamente.

Los años que van entre la instalación definitiva de los pueblos "bárbaros" (que no significa otra cosa que "extranjeros") en la antigua Hispania romana, que podemos situar por buscar una fecha cerrada en el año 411, y la entrada de los musulmanes en el 711 han sido, hasta hace poco tiempo, un período muy poco atractivo para los historiadores. Tan poco atractivo, que incluso tenemos problemas para ponerle nombre. Parece que en estos momentos se impone denominar a este tiempo como "Antigüedad Tardía", algo que a mí, sinceramente, no me gusta. Y no me gusta, intentando ser objetivo, porque creo que puede crear confusión con otro término generalmente aceptado, el del mundo "tardorromano", que no es exactamente lo mismo. Y, sobre todo, porque me da la sensación de que la catalogación de "tardía" introduce un cierto matiz peyorativo: tardío, decadente respecto al período clásico.

Además -no siempre pretendo ser objetivo-, no me gusta "Antigüedad Tardía" para catalogar un período que siempre me ha atraído personalmente. En las "invasiones bárbaras", en el asentamiento de estos pueblos a la caída del Imperio Romano en diferentes áreas de Europa y en la formación de unas estructuras económicas, políticas y sociales diferentes ("proto-feudalismo", se le ha llamado en algunas ocasiones) está la base de nuestra Edad Media. Y yo, que soy medievalista, no estoy muy por la labor de aceptar sin quejas catalogar de "antiguos" a estos 301 años. De hecho, recuerdo que hace unas décadas, quienes desde el medievalismo se acercaban a este período llegaron a llamarlo "Muy Alta Edad Media". Sin mucho éxito, todo hay que decirlo, porque la verdad es que tampoco suena demasiado bien. Y aquí lo dejo.

El caso es que, desde hace años, los pocos que han centrado sus miradas en esta etapa no han sabido muy bien qué nombre darle. (¡Con lo fácil que es hablar de época romana o de época andalusí!). Ya en 1925, cuando cuando Manuel Aulló publicó un artículo sobre las cerámicas de esta época salidas de las excavaciones de Ángel Riesgo en Los Pedroches, las catalogaba como "post-romanas o proto-medievales". Y la indefinición la recogerá años más tarde Ana María Vicent, que titula un artículo sobre estas mismas cerámicas, integradas en la "Colección Aulló" del Museo Arqueológico Nacional, como "postromanas preislámicas". Está claro que así no se pillaban los dedos, pero permitidme que os dé mi opinión personal: cuando definimos una etapa histórica por lo que no es quizá sea porque no tenemos muy claro qué es lo que sí es.

Y ese es uno de los objetivos principales de esta exposición: dar a conocer, siquiera mínimamente, una época, una cultura, demasiadas veces olvidada. Utilizando, aunque sea, un término que a mí es el que menos me molesta, aunque soy consciente de que no es del todo propio: "época visigoda". Un término, reconozco, no totalmente exacto, porque quienes se asientan en el siglo V en el solar de la antigua Hispania no son propiamente visigodos, sino un conjunto de pueblos bárbaros entre los que destacan en los primeros momentos Suevos, Vándalos y Alanos; porque no sólo hay bárbaros, además, sino que durante este tiempo la presencia bizantina fue muy destacada; porque la mayor parte de la población, en fin, ni era bárbara ni bizantina, sino descendiente de los hispanorromanos que habían poblado anteriormente estas tierras. Pero, a fin de cuentas, un término (el de época visigoda) con el que creo que todos podemos entenderlos sin molestar demasiado (lo reconozco: al menos, sin molestarme demasiado a mí).

El olvido en el que hemos tenido a estos 301 años en la historia de Córdoba quizá no sea demasiado difícil de entender. Ante la importancia de Corduba, convertida en la capital de una de las provincias más ricas e influyentes del Imperio Romano, y de la Qurtuba andalusí, capital de uno de los Estados más desarrollados de la Alta Edad Media ¿no es fácil olvidarse de un triste período intermedio que no nos ha dejado nombres tan fastuosos como los de Claudio Marcelo (y restos tan bien situados como los del Templo Romano de la calle que lleva su nombre) o los de los Abderramanes (y esa Mezquita...)? Así ha sido durante décadas. Y, en parte, así sigue siendo aún.

Si nos centramos en un tiempo casi olvidado ¿qué decir del espacio? ¿Qué decir de Los Pedroches? Aislado desde el siglo XVIII, cuando por diferentes intereses se abandonan los pasos naturales más aptos para comunicar la Meseta con el Valle del Guadalquivir, resulta difícil incluso justificar el estudio de la Historia de esta comarca. Y ya no digo compararla con la importancia de Toledo, capital del reino visigodo de Toledo, o con la Córdoba capital Omeya. Pero, si estas ciudades eran tan importantes ¿qué pasaba en el espacio surcado por los principales caminos que las comunicaban? ¿Era una zona tan atrasada en un tiempo que ya de por sí nos parece atrasado?

Así nació la idea de montar una pequeña exposición sobre Los Pedroches en época visigoda. Si conseguimos despertar el interés por la historia de este espacio y de este momento histórico, habremos cumplido nuestro objetivo.

miércoles, 2 de julio de 2014

El Museo PRASA Torrecampo, en una exposición sobre Carlomagno




Cuatro piezas pertenecientes a la colección permanente del Museo PRASA Torrecampo se mostrarán durante este verano en la Abadía de Saint Riquier (Francia) en el marco de una exposición internacional que conmemora el 1.200 aniversario del fallecimiento de Carlomagno. A través de obras procedentes de 40 museos europeos, la exposición L'Europe avant l'Europe: les carolingiens intenta explicar la importancia de la figura de Carlomagno y la formación de su extenso imperio, sin olvidar las relaciones comerciales y culturales que sirvieron de base para el posterior desarrollo de una cultura europea en la Edad Media. La comisaria de la exposición es la Dra. Ariane Kveld Jaks. [Puede descargarse aquí un dossier completo sobre la muestra]


El propio lugar escogido para la exposición, la Abadía de Saint Riquier (al norte de Francia) se convierte en una pieza fundamental del discurso. Fundada en el año 625, en época carolingia se convertiría en uno de los centros culturales más activos del Occidente Europeo. El propio Carlomagno encargaría a Angilberto la construcción de unos nuevos edificios que servirían de modelo para posteriores monasterios de toda Europa. Con el tiempo, esta primitiva construcción fue transformándose en el impresionante conjunto de arquitectura gótica que se conserva en la actualidad. Con el nombre de Abbaye Royale de Saint Riquier – Centre Culturel de Rencontre, hoy se ha convertido en un importante centro cultural público, que programa numerosas actividades entre las que destaca una gran exposición anual, este año dedicada al mundo carolingio.


Para el Museo PRASA Torrecampo, la participación de estas piezas en una exposición internacional de esta importancia nos ofrece la posibilidad de difundir la riqueza de nuestras colecciones y del Patrimonio Histórico de la comarca de Los Pedroches. El hecho de ser el único museo español representado en la muestra indica que esta comarca del norte cordobés no ha sido un lugar alejado de los grandes lugares de la Historia.  Estas obras están incluidas también en el catálogo de la muestra, editado en francés, inglés y alemán.

La exposición, inaugurada el pasado sábado 29 de junio, permanecerá abierta hasta el 29 de septiembre. Además de las piezas de nuestro museo, en la muestra podrán contemplarse obras del Museo Vikingo de Haithabu  y la Fundación Maximiliano de Munich (Alemania), Museo del Louvre, Museo de Cluny, Chateau de Versailles, Saint Germain en Laye, Museo de Rouen, Museo Calvet de Avignon, Museo Lapidario de Narbona, Museo Histórico de Orleans, Instituto del Mundo Árabe de París, Museo Carnavalet de Paris…





Piezas del Museo PRASA Torrecampo que participan en la exposición:


5844. Placa de cinturón visigoda de placa rígida, con representación de grifos afrontados junto a una fuente. Fines S. VI – inicios S. VII.



5577. Hebilla – placa de cinturón. Bronce con decoración dorada. S. VI – VIII.




7578. Placa decorativa en bronce dorado, con relieve que representa una leona. Formaba parte de una placa de cinturón. S. VI – VII.



5810. Moneda de oro del tipo “dinar indiccional” o “sólido de conquista” (primer modelo de moneda acuñada por los musulmanes en la Península Ibérica, entre los años 712-713, con leyenda en latín).







jueves, 17 de octubre de 2013

Piezas del Museo PRASA Torrecampo en el Palacio de Viana

Durante esta semana, coincidiendo con la celebración del Encuentro Internacional de Joyería (que sustituye a la muestra Joyacor), el salón de tapices del Palacio de Viana en Córdoba acoge la exposición temporal "Córdoba: ciudad de plateros". Desde la Fundación PRASA se ha colaborado con el préstamo de 23 piezas pertenecientes a las colecciones del Museo PRASA Torrecampo. En la muestra, organizada por la Asociación Provincial de Joyeros de Córdoba, la Diputación Provincial y la Cámara de Comercio, participan además piezas del Museo Arqueológico de Córdoba, el Archivo Municipal de la ciudad, el museo de Montilla y diferentes colecciones particulares.

Entre las piezas prestadas por el Museo PRASA Torrecampo destacan, en primer lugar, una serie de instrumentos utilizados en el trabajo de los metales. Se expone una serie de "ponderales", utilizados para comprobar el peso de las antiguas monedas, fechados en época ibérica, visigoda y andalusí. Además, resulta especialmente destacable un doble molde andalusí utilizado para la fabricación de amuletos mediante la técnica de la cera perdida. Un segundo bloque sería el formado por cuatro monedas de oro acuñadas en la ciudad, dos de ellas visigodas y las otras dos de época califal. Finalmente, también se expone en esta muestra un grupo de anillos romanos y andalusíes que, junto con una placa de cinturón de época visigoda, pretenden mostrar cómo la orfebrería ha sido una actividad muy importante en nuestra provincia desde épocas remotas.

Creo que esta muestra, aunque pequeña en formato, medios y tiempo, es un modelo que puede resultar interesante. Porque la cultura, y en este caso las colecciones de nuestros museos, pueden utilizarse como un valor añadido de las actividades económicas más arraigadas en nuestro territorio. En este caso concreto, creo que al sector joyero no le vendría mal, en su pretensión de conquistar mercados internacionales, destacar que la provincia de Córdoba ha estado desde antiguo ligada a estas actividades (platería, joyería, orfebrería). Que la joyería cordobesa, en definitiva, puede mirar hacia el futuro apoyándose en una gran tradición y en un importante pasado.

miércoles, 12 de junio de 2013

Otros escritos añadidos


Como hice en una entrada anterior con las publicaciones que aún no tenía subidas al blog, me propongo ahora comenzar a completar el apartado "otros escritos". Fundamentalmente, se trata de pequeños artículos de carácter divulgativo que han aparecido en su mayor parte en diferentes publicaciones más o menos periódicas.

Entre estos artículos, un buen número cumplen una función esencial de difusión del Museo PRASA Torrecampo. Desde el principio consideramos que la población más cercana debía estar informada sobre la evolución del proyecto de museo, y a este objetivo responden las siguientes publicaciones:
Otros de estos escritos se refieren a las colecciones del museo o a los trabajos de investigación en curso:

Las propias actividades de difusión, y especialmente las programadas en mayo con motivo del Día Internacional de los Museos, han sido también objeto central de algunos de estos escritos divulgativos: la mesa redonda sobre museos y desarrollo, las actividades programadas en torno al lema "museos para la armonía social" o la explicación de las cinco funciones del museo (conservación, documentación, investigación, difusión y disfrute del Patrimonio Histórico) a través de cinco piezas de nuestras colecciones son algunos ejemplos:
La participación de piezas del Museo PRASA Torrecampo en exposiciones temporales también ha dado lugar a varias publicaciones divulgativas:
Aunque no todas estas publicaciones divulgativas están relacionadas con el Museo PRASA Torrecampo. Entre las referidas a otros temas, aunque debo reconocer que he perdido la pista de algunas, están las siguientes:


domingo, 2 de junio de 2013

Publicaciones añadidas


Uno de los objetivos fundamentales que me llevaron a crear este blog fue el de permitir el acceso libre a los trabajos que, a lo largo de los años, han ido apareciendo en publicaciones no siempre fáciles de encontrar. Pero veo que hace algún tiempo que no subo nuevos contenidos al apartado "publicaciones", por lo que ahora he querido dedicar un rato a este trabajo [para ver el listado completo, podéis pinchar en la pestaña publicaciones]

Completo, en primer lugar, la serie de memorias del Museo PRASA Torrecampo publicadas en el Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales. Se trata del texto resumido de las memorias anuales del museo, que pueden resultar prácticas en el futuro para entender su evolución durante estos últimos años:

Carpio Dueñas, J.B., "Museo PRASA Torrecampo. Memoria anual 2007". Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 8 (2008), pp. 221-240.

Carpio Dueñas, J.B., "Museo PRASA Torrecampo. Memoria anual 2008". Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 9 (2009), pp. 247-277.

Carpio Dueñas, J.B., "Museo PRASA Torrecampo. Memoria anual 2009". Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 10 (2010), pp. 371-403.

Carpio Dueñas, J.B., "Museo PRASA Torrecampo. Memoria anual 2010". Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 11 (2011), pp. 211-235. 
Carpio Dueñas, J.B., "Museo PRASA Torrecampo. Memoria anual 2011. Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 12 (2012), pp  259-278.

Integro también algunos artículos centrados en diferentes aspectos museológicos relacionados con los dos principales centros en los que he trabajado: el Museo Arqueológico de Córdoba y el Museo PRASA Torrecampo. El primero de estos trabajos, dedicado a la antigua exposición del Museo Arqueológico de Córdoba, apareció en 2003 en una guía arqueológica de Córdoba editada por Plurabelle. Después de esta fecha, el museo ha comenzado una nueva etapa con una profunda transformación tanto arquitectónica como museográfica, por lo que el interés de este texto queda prácticamente reducido a los curiosos que quieran conocer algo más sobre la historia de este importante centro museístico.


Carpio Dueñas, J.B., "Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba", en Vaquerizo, D. (ed.), Guía Arqueológica de Córdoba. Córdoba, ed. Plurabelle, 2003, pp. 239-247.
Durante algún tiempo, me encargué de montar un inicial programa de difusión en el Museo Arqueológico de Córdoba. Y este trabajo me llevó a escribir algunos textos sobre una de las actividades más destacadas de cuantas se habían puesto entonces en marcha o sobre una importante exposición temporal organizada por el Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía y la Generalitat de Cataluña dedicada al tesoro visigodo de Torredonjimeno. Además, dentro de este trabajo comenzamos a realizar un incipiente programa de estudios de público. Para las jornadas de la asociación profesional de museólgoos de España celebradas en Huelva, realicé un pequeño avance sobre la incidencia de las noticias de prensa en la evolución del número de visitantes del museo.


Carpio Dueñas, J.B., "La presentación de la pieza del mes como actividad de difusión del museo. La experiencia del Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba". Mus-A. Revista de los museos de Andalucía, 3 (2004), pp. 200-203.

Carpio Dueñas, J.B., "El Museo Arqueológico de Córdoba en la prensa local". Museo, 9 (2004), pp. 77-91.

Carpio Dueñas, J.B., "La exposición temporal 'Torredonjimeno, tesoro, monarquía y liturgia'". Mus-A. Revista de los Museos de Andalucía, 4 (2004), pp. 200-205.
Posteriormente, también el desarrollo del proyecto del Museo PRASA Torrecampo me llevó a escribir algunos artículos. Hasta ahora no había enlazado, por ejemplo, el realizado junto al restaurador Jesús Serrano sobre el programa de conservación y restauración desarrollado en el museo, o el avance, de tipo divulgativo, sobre el proyecto de museo publicado en la revista de la Dirección General de Museos de la Junta de Andalucía.

Carpio Dueñas, J.B., "El Museo PRASA Torrecampo: una puerta abierta a Los Pedroches". Mus-A. Revista de los Museos de Andalucía, 8 (2007), pp. 124-126.

Carpio, J.B. - Serrano, J, "El programa de restauración de las colecciones arqueológicas del Museo PRASA Torrecampo". Boletín de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, 8 (2008), pp. 241-256.
Respecto a los estudios referidos a Historia Medieval, aunque la mayoría los tenía ya enlazados a través de la pestaña "publicaciones", por diferentes razones se habían quedado algunos fuera. Entre ellos, uno de los primeros que publiqué, una introducción a la Baja Edad Media en la zona realenga de la comarca de Los Pedroches. Posteriormente, tanto en mi tesis doctoral como en otros artículos específicos amplié la información de un artículo en el que, en cualquier caso, se puede encontrar de forma resumida una pequeña visión general sobre el proceso de nacimiento de las antiguas aldeas de Pedroche.

Carpio Dueñas, J.B., "Sobre el origen de las Siete Villas de Los Pedroches". Ifigea, IX (1993), pp. 77-89. 
Mi hermana Anucia dedicó mucho tiempo a la investigación, documentación, recopilación de piezas y elaboración del programa museológico del Museo de la Cultura del Olivo de Baeza (Jaén). Dentro de este proceso, me pidió ayuda para buscar documentos de archivo sobre algunas de las haciendas y almazaras que contaban con prensas conocidas como "de torrecilla". Aunque debo reconocer que la mayor parte de la información y de las ideas contenidas en este artículo no son mías, sino fruto del trabajo de la coautora.


Carpio, A. - Carpio, J.B., "Los molinos de torre y torrecilla". Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, CLX (1996), pp. 103-196.
Cuando se busca información en archivos para la redacción de una tesis doctoral, uno encuentra muchos datos interesantes pero que por diferentes razones no acaban integrándose en ese trabajo. Mi interés en ese momento estaba en las relaciones de poder establecidas en los concejos de realengo, y me interesaban especialmente los conflictos, a veces violentos, en los que se veían involucrados los concejos. Por eso recogí la información sobre un interesante episodio violento que tuvo lugar en los primeros años del siglo XVI en Alcalá la Real (Jaén) y que tuvo como protagonistas a los más destacados miembros de la sociedad local: los oficiales concejiles y el clero de la villa. Finalmente, esta información dio lugar a un estudio publicado en el Boletín del Instituto de Estudios Giennenses.
 
Carpio, J.B., "Enfrentamientos entre clero y oficiales concejiles: los sucesos de Alcalá la Real (1504)". Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, CLXII (1997), pp. 199-216.


Ls exposición celebrada en 2001 en el Conjunto Arqueológico de Madinat al-Zahra sobre la Córdoba Omeya nos dio, naturalmente, mucho trabajo a quienes trabajábamos en el Museo Arqueológico. En ese momento, estábamos replanteando la ordenación de los capiteles islámicos expuestos en el museo, y esa fue una razón de peso para que me encargaran elaborar las fichas de catálogo de los capiteles emirales y califales del Arqueológico que participaban en la muestra.

Carpio Dueñas, J.B., "Capiteles", en Catálogo de la Exposición "El esplendor de los Omeyas cordobeses". Granada, 2001, pp. 87, 89-92, 130 y 134-138.
Por último, integro también un pequeño texto (con una finalidad esencialmente didáctica) que publicó el Ayuntamiento de Córdoba en forma de libro - cuadernillo, coincidiendo con el Congreso Internacional organizado para conmemorar el milenario de la muerte de Almanzor. Aunque no es, en realidad, un artículo, al tener una extensión reducida integro el texto original en el apartado de publicaciones.

Carpio Dueñas, J.B., Almanzor. Córdoba, Ayuntamiento, 2002, 18 págs. 

Espero que alguna de estas publicaciones pueda resultar interesante. Por mi parte, aquí os las dejo para que podáis acceder a ellas en cualquier momento con comodidad.

viernes, 24 de mayo de 2013

5. Tierra de frontera

Candil (MPT) y braserillo (MAC). Siglo XII



"Durante el período andalusí, el norte de la actual provincia de Córdoba formó una provincia o kora militarizada con el objetivo de proteger la capital y las vías de comunicación que la conectan con la Meseta. Fahs al-Ballut (el Llano de las Bellotas) se convierte en la puerta de Córdoba.

A través de monedas, sellos o precintos, en la exposición se muestra cómo desde el inicio de la presencia islámica el control del territorio resulta crucial. Otras piezas, como las lápidas funerarias procedentes de la necrópolis de Pedroche, nos informan sobre la arabización de una provincia que, a partir de la conquista cristiana de Toledo (1085)  y hasta la toma definitiva de Córdoba en 1236 será tierra de frontera."

La exposición Mugawwar - Corduba se cierra con un último bloque titulado "Tierra de Frontera". Porque desde fines del siglo XI, la frontera entre cristianos y musulmanes se sitúa, precisamente, en la zona norte de la comarca de Los Pedroches. Una vitrina y dos piezas exentas sirven para ilustrar la última fase del dominio islámico sobre lo que fuera llamado "El Llano de las Bellotas" (Fahs al-Ballut).

La vitrina  muestra dos piezas de bronce fechadas en el siglo XII. De las colecciones del Museo PRASA Torrecampo se expone un candil con el asa decorada y repié alto, característico de esta época. Por su parte, el Museo Arqueológico de Córdoba aporta un interesante braserillo perteneciente a un conjunto de bronces de época almohade hallado en 1956 en la cordobesa Plaza de Chirinos. Se trata de un recipiente destinado a contener brasas, que podía ser utilizado para mantener caliente la comida.

Las dos piezas finales son dos inscripciones funerarias procedentes de Pedroche y fechadas en el siglo XI. Fueron estudiadas hace no mucho tiempo por el tristemente desaparecido Dr. Juan Antonio Souto Lasala, en un trabajo que se publicó en las Actas de las I Jornadas de Historia Local de Pedroche (el libro puede descargarse a través de la biblioteca histórica de Pedroche en la Red).

La primera de ellas fue entregada en el Museo Arqueológico de Córdoba tras encontrarse en el curso de las obras realizadas en el Parque de El Salvador en 1961. La segunda apareció algo después durante unas obras en el colegio (situado junto a dicho parque) y permaneció guardada en dependencias municipales de Pedroche hasta su depósito en el Museo PRASA Torrecampo. Fechadas repectivamente en los años 1017 y 1085, demostraría la existencia de un cementerio árabe (almacabra) extramuros, junto a una de las principales vías de salida de la antigua Pedroche islámica.

Resulta interesante descacar que segunda de estas lápidas presenta la fecha de defunción siguiendo el calendario cristiano ("en el primero del mes de agosto") como complemento del islámico. Según el profesor Souto, la explicación estaría en que el calendario islámico, lunar, no resulta práctico en el ámbito rural, donde meses y estaciones están muy directamente relacionados con las faenas agrícolas.


Lápidas funerarias procedentes de Pedroche. Siglo XI.

A través de un número reducido de piezas, la exposición Mugawwar - Corduba pretende mostrar, por lo tanto, que Los Pedroches no han estado históricamente tan alejados de la capital cordobesa como muchas veces tendemos a pensar. Además de permitir disfrutar temporalmente de una serie de piezas que actualmente no se encuentran expuestas al público de manera permanente.


lunes, 20 de mayo de 2013

4.2 Oriente y Occidente. Época andalusí

La vitrina dedicada a al-Andalus, durante el montaje



La segunda vitrina del bloque temático Oriente y Occidente en la exposición temporal Mugawwar - Corduba nos presenta, nuevamente con piezas procedentes tanto del Museo Arqueológico de Córdoba como del Museo PRASA Torrecampo, un rápido recorrido por la evolución histórica de al-Andalus.

Dinar indiccional. MPT, 5810.
Comenzando por la derecha, la primera pieza que encuentra el visitante es una pequeña moneda de oro de indudable interés, procedente de las colecciones del Museo PRASA Torrecampo. Fechada entre los años 712-713, inmediatamente después, por lo tanto, de la entrada de los musulmanes en la Península Ibérica (en 711), este modelo se corresponde con las primeras acuñaciones de moneda de este importante período. Antes de tener definido un modelo de moneda propio, para poder realizar el pago a las tropas que participan en la conquista se acuñaron estas monedas que conocemos como sólidos de conquista (por corresponder su peso al del sólido bizantino) o dinares indiccionales (por fecharse no mediante la hégira, como después será habitual, sino por grupos de acuñaciones llamadas indicciones; la pieza de la exposición se corresponde con la XI indicción, lo que nos permite fecharla con precisión). El módulo está tomado del sólido bizantino, hay elementos púnicos, como la estrella del reverso, y a pesar de ser la primera acuñación árabe, la leyenda aparece en lengua latina. [Se puede acceder a una ficha más completa de esta pieza a través de la página web del proyecto Qantara, del Instituto del Mundo Árabe de París].

Precintos de plomo. Primera mitad del siglo VIII. MPT, 2322-2323

Detrás de esta pequeña moneda se exponen dos dirhemes emirales, ya con la tipología clásica de la moneda de plata andalusí. Estas piezas, pertenecientes a las colecciones del Museo Arqueológico de Córdoba, fueron acuñadas en Córdoba durante los mandatos de Abd al-Rahman I y al-Hakam I. Junto a ellas se exponen dos pequeñas piezas de plomo, fechadas en la primera mitad del siglo VIII, del Museo PRASA Torrecampo. Se trata de dos precintos que presentan una leyenda simple ("al-Andalus"). Su importancia histórica deriva no sólo del hecho de que se encuentren entre las primeras piezas en las que se menciona el nombre de la entonces provincia del Imperio Islámico, al-Andalus, sino también de su uso: el pago a las tropas se realizaba mediante monedas y metales preciosos que se trasladaban en pequeñas sacas; para evitar indeseados extravíos, estas sacas eran precintadas con estos elementos de plomo, que garantizaban la conservación durante el transporte de la integridad de su contenido.

Dedal con inscripción. Califal. MPT, 7575.
Este sistema de precintar las sacas se continuó utilizando durante toda la historia de al-Andalus. Lo que sí varió es la tipología de los precintos. En el siglo X, en plena época califal, estas piezas de plomo han sido sustituidas por placas circulares de bronce, con tres orificios por lo que se introducía la cinta que servía de precinto. En la superficie de estas placas encontramos una leyenda que únicamente hace referencia a los pesos contenidos en la saca, aunque sin mencionar si se trataba de monedas o de otros objetos de valor. En el centro de la vitrina se exponen dos de estos precintos, pertenecientes cada uno de ellos a uno de los museos representados en la exposición. Junto a estos precintos, y también de época califal, se exponen dos dedales utilizados para el trabajo el cuero (también uno del Museo Arqueológico de Córdoba y el otro del Museo PRASA Torrecampo) que presentan la particularidad de llevar en la punta una pequeña inscripción (amal Rasiq, que podemos traducir como "obra de Rasiq") que hace referencia probablemente al control de su fabricación en los talleres califales en época de al-Hakam II.

A su izquierda se presenta un conjunto de monedas almorávides de plata (qirates) junto a un cuño utilizado para la elaboración de estas piezas. Todo ello perteneciente a las colecciones del Museo Arqueológico de Córdoba y fechado en el siglo XI. La existencia de estas pequeñas acuñaciones de plata se explica por el tremendo auge de la circulación monetaria desarrollado en al-Andalus desde el califato, incomparable respecto a cualquier otro lugar de la Europa medieval. Las acuñaciones, en oro o en plata, pretenden en estos momentos afianzar la imagen de poder del Estado, utilizándose para pagos oficiales (tropas, impuestos, etc.). Pero en la Córdoba del siglo X la circulación monetaria fue mucho más allá, y se acuñaron una inmensidad de dirhemes de plata que fueron utilizados por buena parte de la población. El valor de esta moneda de plata era muy elevado para realizar pagos cotidianos, pero los cordobeses se habían acostumbrado a realizar muchos de ellos con moneda, en lugar del socorrido recurso del trueque de productos.

Para ello, ya desde el siglo VIII se habían realizado acuñaciones de moneda fraccionaria, de menor valor, en bronce. Pero estas monedas, llamadas feluses, no parece que alcanzaran un gran éxito. La moneda vale lo que su peso en metal, y resultaba muy complicado convencer a la población de que un determinado peso de bronce, metal no noble, puede tener el mismo valor que la plata o el oro. En su lugar, en la Córdoba califal fue muy habitual que se recurriera a recortar las monedas, realizándose los pagos mediante pequeños fragmentos de dirham. Así, en los relativamente abundantes tesorillos de la época suelen aparecer monedas completas junto a un gran número de fragmentos. En principio, este recurso no tenía que plantear mayores problemas (y así fue durante mucho tiempo), ya que el valor de los fragmentos, al igual que el de las piezas completas, se establece mediante una balanza: tanto pesa, tanto vale. Pero desde el punto de vista religioso sí existía un inconveniente: las monedas contienen leyendas que reflejan el carácter religioso del Estado y, si no es tan problemática la ruptura de la pieza de plata, sí puede llegar a serlo, mediante un análisis riguroso, la ruptura de estas leyendas. Para conjugar la necesidad de monedas de menor valor que el dirham con la desconfianza que la población siente ante piezas monetarias realizadas en metales diferentes al oro y la plata, los almorávides recurrieron a la acuñación de estos pequeños qirates.

También una moneda sirve para cerrar este bloque de la exposición. A pesar de su aspecto, y de presentar las leyendas en árabe, se trata de una moneda castellana, acuñada por Alfonso VIII a fines del siglo XII y que, por su semejanza con las monedas musulmanas, se conoce como morabetino. Los monarcas castellanos llevaban tiempo sin acuñar moneda de oro, y Alfonso VIII sabía que estas piezas otorgaban prestigio al Estado, al ser indicativas por una parte de la riqueza del territorio y por otra del control que sobre éste podría ejercer el monarca. Para el diseño de la moneda, al igual que les había sucedido a los musulmanes en el 712, no existía ya una tradición que seguir. Por ello, los castellanos deciden inspirarse en el dinar almorávide, la moneda de mayor prestigio (el "dolar" de la época, para que nos entendamos).

Morabetino. S. XII. MPT, 5806.
En su diseño se introducen pequeños pero interesantes cambios. Respecto a las leyendas, se mantiene la mayor parte de las presentes en la moneda almorávide. Lo que se suprime es la profesión de fe ("No hay más Dios que Dios"), debido a los tradicionales debates religiosos entre el Islam y el Cristianismo. Podemos resumir la parte central de este debate en que los musulmanes acusaban a los cristianos de politeístas, por su consideración de la triple naturaleza de Dios (la Santísima Trinidad), frente a la que contraponían la absoluta unidad del Altísimo que está en la base de la profesión de fe musulmana. Con estos precedentes, podemos entender que Alfonso VIII decidiera colocar en lugar de la profesión de fé una gran cruz cristiana (en la parte superior del círculo central) y, debajo, las iniciales de su nombre A-L-F.

[Se puede acceder a una ficha más completa de uno de los morabetinos pertenecientes al Museo PRASA Torrecampo a través de la página web del proyecto Qantara, del Instituto del Mundo Árabe de París].