sábado, 17 de diciembre de 2016

José María Palencia, en la Fundación PRASA

Con José María Palencia y Rafael Mir

El pasado miércoles, dentro del VI ciclo de conferencias "Museos y desarrollo local", el director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, José María Palencia, nos habló de Antonio del Castillo y de las exposiciones conmemorativas del cuarto centenario de su nacimiento.

Diario Córdoba
José María comenzó su discurso, profusamente ilustrado con imágenes de pinturas de Castillo y su entorno, presentándonos las tres exposiciones que actualmente pueden visitarse en Córdoba. En su breve recorrido por las muestras, destacó su interés y explicó sus objetivos, sin ocultar las carencias o pequeños defectos que no han podido corregirse, para concluir calificando de muy positivo el balance que puede hacerse de la actividad. Me resulta especialmente destacable que, como comisario de dos de las exposiciones, José María tuviera la valentía de destacar no sólo los logros, sino también aquellos aspectos que no han quedado totalmente "redondos" (que siempre, en todas las exposiciones, los hay). Personalmente, el reconocimiento de defectos me ofrece más confianza para creer en ese balance final positivo.

Tras esta primera parte, el ponente nos presentó destacados aspectos de la "trastienda" de las exposiciones, del discurso que pretenden ofrecer y del montaje final. Comenzó destacando cómo Antonio del Castillo es un pintor de cuya reivindicación se ha encargado siempre el Museo de Bellas Artes. Desde los primeros artículos que destacan su importancia, publicados por Rafael Romero Barros hasta el momento actual. Este recorrido sirvió a Palencia para desgranar los avances en la investigación sobre el pintor barroco a través de estudios monográficos y exposiciones que reconoció como necesarios para hacer posible el conocimiento que hoy tenemos de Castillo.

La base del discurso de esta exposición está, según el ponente, en considerar a Antonio del Castillo no como una figura aislada, sino como un pintor formado en un ambiente artístico bien definido, al que debe su formación y su inspiración inicial (lo que Palencia denominó "antecedentes") y cuya estela siguieron artistas posteriores, algunos de ellos formados en su mismo taller (lo que llamó "consecuentes"). A través de imágenes, el ponente realizó un interesante recorrido por la escuela barroca cordobesa, poniendo a Castillo en su epicentro.

ABC Córdoba
Destacó igualmente que, además de la difusión de la importancia del artista, la exposición ha servido para realizar nuevos estudios que, recogidos en un catálogo de inminente aparición, supondrán un gran avance en el conocimiento de Antonio del Castillo. Igualmente, la muestra ha servido para impulsar la restauración de una serie de obras de gran interés. En este sentido, citó la polémica, que yo considero absurda e interesada que, con intereses políticos supongo que muy poco confesables, impulsó un cierto sector político de Córdoba cuando el Ayuntamiento descolgó el San Rafael de Castillo, unos sin saber y otros sin querer saber que su destino era el taller de restauración. Ciertamente, "una carajotá", como parece que dijo Antonio Burgos, aunque me temo que al "reconocido" opinador, disparando contra la alcaldesa, le salió el tiro por la culata.

Y, perdonad la disgresión anterior, finalmente destacaría de la charla que nos ofreció José María Palencia el recorrido por las obras expuestas, y también por las que, por una u otra causa (me temo, aunque él no lo dijera directamente, que la económica sería una de las más importantes) finalmente no se han integrado en el discurso expositivo.

Con esta conferencia se ha inaugurado el sexto ciclo "Museos y Desarrollo Local", que continuará tras las fiestas navideñas con las siguientes conferencias:

Enero: María Dolores García Ramos (Universidad de Córdoba): el proceso de creación del Museo Julio Romero de Torres. 
Febrero: Fernando Leiva Briones (Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba): historia de los museos de esta provincia. 
Marzo: Antonio Moreno Rosa (Museo de Cabra): el museo histórico - arqueológico de Cabra. 
Abril: Juan Manuel Palma Franquelo (Museo de Santaella y presidente de la Asociación Provincial de Museos Locales): evolución histórica del Museo de Santaella.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Jose M. Palencia inaugura el VI Ciclo "Museos y Desarrollo Local" hablando de Antonio del Castillo.


El próximo miércoles 14 de diciembre, a las 19 h., se inaugurará en la sede de la Fundación PRASA (Avda. Gran Capitán, 2, Córdoba) el VI ciclo de conferencias "Museos y Desarrollo Local", organizado por la Fundación PRASA, la Real Academia de Córdoba y la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba. La conferencia inaugural correrá a cargo de José María Palencia Cerezo, director del Museo de Bellas Artes de Córdoba, quien nos hablará del IV Centenario de Antonio del Castillo. El ciclo continuará durante los meses de enero a abril de 2017, y estará centrado en esta segunda parte en la historia de los museos cordobeses, con las siguientes intervenciones:

Enero: María Dolores García Ramos (Universidad de Córdoba) centrará su charla en el que ha sido el tema central de su tesis doctoral, el proceso de creación del Museo Julio Romero de Torres. 
Febrero: Fernando Leiva Briones (Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba) hablará sobre la historia de los museos de esta provincia. 
Marzo: Antonio Moreno Rosa (Museo de Cabra) se centrará en la historia de uno de los museos más antiguos de la provincia, el histórico - arqueológico de Cabra. 
Abril: cerrará las intervenciones el presidente de la Asociación Provincial de Museos Locales, Juan Manuel Palma Franquelo (Museo de Santaella) para mostrarnos la evolución histórica del Museo de Santaella.

La primera de las charlas, que tendrá lugar el próximo miércoles, escapa a este tema general de historia de nuestros museos, para centrarse en Antonio del Castillo, coincidiendo con la conmemoración en Córdoba del IV Centenario de su nacimiento (ver programa completo de exposiciones y actos).

José María Palencia Cerezo es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Granada, académico correspondiente de la Real Academia de Córdoba y director del Museo de Bellas Artes de Córdoba. Es autor de numerosas publicaciones y estudios científicos sobre arte cordobés, entre ellas varias centradas en Antonio del Castillo. La más reciente, "La pintura barroca cordobesa y Antonio del Castillo: nuevas perspectivas de estudio", en la obra Antonio del Castillo en la ciudad de Córdoba (2016). Además, ha sido comisario de numerosas exposiciones, entre ellas la que actualmente dedica al pintor barroco el Museo de Bellas Artes de Córdoba.

La conferencia será un complemento perfecto para acercarnos a un pintor que destaca no sólo por su obra, sino también por la influencia que ha ejercido en buena parte de los artistas cordobeses posteriores. Todo un lujo contar con José María Palencia para introducirnos en el universo de Castillo.


martes, 6 de diciembre de 2016

Córdoba la Vieja: la Madinat al-Zahra olvidada.

Foto: Paco Muñoz
En la entrada anterior os anunciaba la publicación del estudio que realicé con Martín Torres Márquez sobre el territorio de Madinat al-Zahra desde la conquista cristiana de 1236 hasta la actualidad (información sobre la edición aquí). Por diferentes razones, hasta ahora me ha faltado tiempo para contar un poco más de qué va este libro y por qué se ha publicado.

Madinat al-Zahra fue una ciudad creada en la falda de la sierra cordobesa por Abd al-Rahman III y al-Hakam II en el siglo X como nueva sede del poder califal. En el solar que ocupaba se realizan estudios arqueológicos desde hace un siglo, así es que ¿qué sentido tiene estudiar este territorio entre los siglos XIII y XXI? Pues una de las finalidades iniciales del trabajo, antes de convertirse en libro, fue precisamente la de servir de apoyo a las investigaciones arqueológicas realizadas en este entorno. Porque en la excavación hallaremos restos materiales que nos permiten acercarnos a la realidad de la ciudad del siglo X. Una realidad que contrasta claramente con el paisaje conservado hasta la actualidad. Y conocer cuál ha sido la evolución de este paisaje nos ayuda no sólo a reconstruir de forma más completa la historia de este espacio, sino incluso a interpretar correctamente algunos datos dispersos que podemos obtener en la excavación.

Por lo tanto, era interesante intentar reconstruir la historia de los últimos ocho siglos del espacio ligado en época califal a Medina Azahara. Pero la tarea no era nada fácil. Hasta el momento, sólo el monasterio de San Jerónimo había recibido la atención de los investigadores, y sobre las ruinas de la ciudad califal se repetían una y otra vez vagas referencias a su arrasamiento total durante la fitna (guerra civil) del siglo XI, rematado al verse convertida en cantera pública durante la Baja Edad Media; a su uso como dehesa dedicada a la ganadería extensiva, lo que habría favorecido la conservación de algunos restos arqueológicos; o a la enorme importancia representativa de un espacio que fue sede del gobierno califal y residencia del soberano más poderoso del Occidente durante el siglo X, que Fernando III de Castilla reservará como propiedad real tras la conquista de Córdoba en 1236, y que servirá a Felipe II como dehesa de yeguas para el desarrollo del proyecto de creación de una raza de caballo español.

Para intentar corroborar o desmentir estas ideas preconcebidas, teníamos que rastrear una gran cantidad de fuentes, históricas y geográficas. Para la parte histórica, ha resultado de enorme interés la documentación generada por los pleitos de fines del siglo XV y comienzos del XVI. A través del estudio de estos problemas, pero sobre todo de los antiguos documentos presentados por las partes en defensa de sus intereses y de las declaraciones de los testigos, hemos podido obtener una información rica y muy variada: sobre la evolución de la propiedad, sobre los cambios en los aprovechamientos agrarios (sobre lo que se puede consultar un artículo previo), e incluso sobre el estado de las infraestructuras (caminos, puentes, acueductos...) y de los restos de la antigua ciudad califal.

En resumen, es cierto que nos encontramos en un espacio de extraordinaria importancia para la ciudad. Pero que no fue una extensa dehesa dedicada exclusivamente a la ganadería extensiva y que, aún a comienzos del siglo XVI, los restos conservados de la ciudad eran mucho más de lo que siempre habíamos pensado. El paisaje de la falda de la sierra cordobesa era, a fines de la Edad Media, muy variado. Poco a poco se han ido poniendo en explotación las tierras, dedicando a las rentables huertas (de hortalizas y frutales) aquellas zonas que cuentan con suelo y agua abundante, a través tanto de los arroyos como de antiguas infraestructuras hidráulicas califales que en la segunda mitad del siglo XV están siendo sistemáticamente reparadas; las zonas intermedias aparecen salpicadas de olivares y viñedos; finalmente, sólo las áreas menos ricas se dedican a los aprovechamientos ganaderos.

Respecto a los restos conservados de la antigua Madinat al-Zahra, convertidos en la cantera de Córdoba la Vieja, a inicios del siglo XVI eran más importantes de lo que pensábamos. Es cierto que ya llevaban varios siglos sirviendo para obtener sillares con los que construir la Colegiata de San Hipólito (Siglo XIV) o el Hospital de San Sebastián (Siglo XV). Pero hasta las primeras décadas del siglo XVI apenas se ha extraído piedra del interior de la antigua ciudad, centrándose las labores de recuperación de materiales de construcción en las infraestructuras exteriores (puentes, caminos, acueductos...). La situación la describen de forma elocuente algunos de los testigos presentados en los citados pleitos. Algunos nos hablan de la muralla de la ciudad, dándonos la impresión de que aún se encontraba en pie y reconocible. Otros testigos nos hablan de muralla y adarve que separan la antigua ciudad de su ejido. Finalmente, uno de ellos nos ofrecerá un impagable testimonio cuando cuenta que, de niño, solía ir a cuidar ganados a la zona de Córdoba la Vieja, y que para proteger el hato del sol o de la lluvia, entraba por un portillo de la muralla y lo dejaba en "el edifiçio" de Córdoba la Vieja.

En definitiva, hemos podido localizar una documentación que nos permite conocer mejor el proceso que llevó a la antigua ciudad califal a convertirse en unas ruinas conocidas como "Córdoba la Vieja". Una zona que sería la elegida como dehesa de yeguas de las Caballerizas Reales de Córdoba, lugar de origen por lo tanto del caballo español; que se transformaría en las primeras décadas del siglo XX con la creación del Canal del Guadalmellato, que permite la puesta en riego de extensas áreas; que llegó a ser una zona significativa durante la Guerra Civil, al albergar un campo de prisioneros; y que, finalmente, llega a estos comienzos del siglo XXI en el mejor camino para que se le reconozca su carácter de Patrimonio de la Humanidad.