lunes, 30 de enero de 2012

Museo Arqueológico de Córdoba: diferente

Cuando está a punto de cumplirse un año de la inauguración de la nueva exposición del Museo Arqueológico de Córdoba (1 y 2), desde el centro se han programado unas actividades que, con el título de "un año diferente" pretenden acercar aún más el museo a todos los ciudadanos.

Desde mañana martes, y hasta el próximo domingo, cada día podremos disfrutar de una nueva sorpresa, de una nueva visión del museo. Conocemos ya la exposición, que lleva el sugerente título de encuentro de culturas. Pero muy pocas personas pudimos estar presentes durante la fase de diseño y montaje de la muestra. Este trabajo suele ser duro, exigente, pero para quienes trabajamos en este mundillo, también tremendamente gratificante. Por eso recomiendo la asistencia a la charla que nos ofrecerá mañana sobre este tema Jesús Moreno, director del proyecto museográfico, que nos permitirá conocer in situ los entresijos del proceso de montaje de la exposición.

El miércoles, Pablo García Casado, Elena Medel, Vernónica Moreno y Juan Manuel Prieto nos acercaran la poesía al museo. Porque un museo debe ser -al menos así lo entiendo yo- algo más que una sala de exposiciones con un tema más o menos definido. Debe ser por encima de todo un centro de promoción del arte, de la cultura. Y el diálogo entre el arte antiguo, la historia, la arqueología y la poesía será sin duda muy enriquecedor.

Con este mismo sentido, el jueves continúa el programa "literario", con una lectura de relatos premiados en las diferentes ediciones del concurso relatos en el museo a cargo de quienes, desde los diferentes medios de comunicación provinciales, se encargan habitualmente de ofrecernos las noticias culturales. Y, saltando entre las bellas artes, tanto el viernes por la tarde como el domingo por la mañana será la música la representada en este programa: guitarra, trompetas, piano, voces... Ofreciendo unos sonidos que poco a poco se han hecho habituales en el programa de actividades del Arqueológico.

No podía faltar, por supuesto, una charla sobre lo que llamamos "el contenedor": el edificio de ampliación del museo será explicado el sábado por Pau Soler y Joaquín Lizasoain, arquitectos redactores del proyecto, quienes acompañarán a los asistentes en una visita guiada por sus instalaciones.

De nuevo, el Museo Arqueológico de Córdoba se muestra como lo que es: un lujo al alcance de todos.

lunes, 23 de enero de 2012

Fernando Leiva en la Fundación PRASA.

El pasado miércoles, Fernando Leiva habló en la sede de la Fundación PRASA sobre la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba. En su conferencia, Fernando fue desgranando una gran cantidad de información, que nos permitió a los asistentes comprobar una vez más la riqueza del Patrimonio Histórico que conservan nuestros museos locales, y las posibilidades que estos centros ofrecen para el desarrollo de los pueblos. Fueron muchos datos, muchas imágenes, en una charla que a todos se nos hizo amena no sólo por el gran conocimiento que tiene Fernando Leiva del tema tratado, sino especialmente por el entusiasmo con el que habla de nuestros museos.

La charla comenzó con un repaso general a la historia de los museos, desde las colecciones de "trofeos" de la Antigüedad hasta las más recientes normas museológicas. Enlazando finalmente con la fundación de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, que hoy engloba a 36 museos y que fue en muchos sentidos pionera. El repaso general por todos los museos de la provincia de Córdoba fue acompañado por imágenes de sus colecciones. Un panorama extraordinariamente amplio, necesario para poder explicar el paisaje, la historia y las costumbres de la provincia.

Terminó el conferenciante, como no podía ser de otra forma, hablando de Fuente Tójar. De sus importantes yacimientos ibéricos y romanos. De su Patrimonio Histórico. De su museo. En definitiva, fue un placer disfrutar de su charla, amena y bien documentada. Gracias, Fernando.

lunes, 16 de enero de 2012

Museos y desarrollo local: conferencia de Fernando Leiva.

Título:        Museos y Desarrollo Local:
                 la Asociación Provincial de Museos
                 Locales de Córdoba.
Ponente:    Fernando Leiva Briones.
Lugar:       Fundación PRASA. Avda. Gran
                 Capitán, 2. Córdoba (4ª planta).
Fecha:       Miércoles 18 de enero
Hora:        20 h.
Organiza:  Fundación PRASA.




Dentro del ciclo de conferencias “Museos y desarrollo local”, organizado por la Fundación PRASA, el próximo miércoles 18 de enero, a las 20 h., será Fernando Leiva Briones quien se encargue de presentar los museos integrantes de la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba.

Fernando Leiva es maestro, y ha estado muy implicado en la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba desde su fundación, ostentando en la actualidad su secretaría. Además del Museo de Fuente Tójar, de quien fue fundador y primer director, ha colaborado con diferentes museos de la provincia, y ha publicado numerosos artículos tanto científicos como divulgativos sobre los museos provinciales y sus colecciones. Suyas son, por ejemplo, las guías publicadas sobre los museos de Fuente Tójar y Cabra. También es cronista oficial de Fuente Tójar y Académico Correspondiente de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes (aquí, un resumen de su CV). Es colaborador del Proyecto de Investigación “Protohistoria y Romanización en la Subbética”, desarrollado por el Departamento de Ciencias de la Antigüedad y de la Edad Media de la Universidad de Córdoba.

miércoles, 11 de enero de 2012

¿Los tiempos están cambiando?


Estudiar la historia nos sirve al menos para romper mitos absurdos. Como aquel según el cual la Historia se repite. O su contrario, el mito de que la evolución humana es un camino constante de progreso, y que desde la Prehistoria no hemos hecho otra cosa que avanzar. Períodos de evolución y de involución se han sucedido a lo largo de la Historia... Pero que nadie se asuste, que no voy a hablar de Rajoy, Rubalcaba o Chacón, aunque sí de Política, de hacia dónde me asusta que caminemos como sociedad. De acuerdo: intentaré no ponerme trascendente e ir al grano.

El pasado fin de semana, una turista suiza fue detenida cuando intentaba grabar un corazón con sus inicales en una de las yeserías de la Alhambra. Una insensatez, un atentado muy visible contra nuestro Patrimonio Histórico que ha sido recogido por prácticamente toda la prensa nacional: El País, Público, ABC, La Razón... siguiendo fundamentalmente la noticia inicial publicada en el Ideal de Granada. Según informan estos medios, el Patronato de la Alhambra ha decidido estudiar los medios necesarios para informar al público visitante de que cualquier daño intencionado al monumento puede ser constitutivo de delito. Y el diario La Vanguardia lleva este hecho, la decisión de informar abiertamente al público de esta norma, a su titular (en mi opinión, de forma muy acertada).

No sé por qué, pero al leerlo me ha recordado aquellos carteles de los viejos autobuses y algunas tabernas que más o menos decían "se prohibe escupir en el suelo" (aunque no siempre con la debida corrección ortográfica). Nos quejamos con frecuencia del excesivo reglamentarismo, de que la Administración regule,  prohiba u ordene hasta los detalles más nimios de nuestra vida social. Pero a veces, en el que nosotros mismos llamamos "occidente" o "mundo desarrollado", actuamos de forma tan irracional que terminamos justificando y haciendo necesario el reglamentarismo, los añejos cartelitos de prohibición. Definitivamente, no parece que en educación y en sensatez nuestro tiempo sea una época de progreso. Y eso me apena.

Como siempre, los tiempos están cambiando. Y siempre resulta más agradable tomar conciencia de hacia dónde vamos escuchando a Bob Dylan, incluso en la Casa Blanca. Dad volumen a los altavoces...

lunes, 9 de enero de 2012

Córdoba, "romana y mora"

Puente romano y Mezquita, en el grabado de Wyngaerde (1567)

La inauguración de la exposición Córdoba, reflejo de Roma (4 enero - 16 febrero 2012) ha dado lugar a numerosos artículos en la prensa, especialmente en la provincial. Junto a recorridos más o menos sistemáticos por los temas fundamentales tratados en sus tres sedes (Orive, Vimcorsa y Museo Arqueológico), algunos especialistas en la Córdoba romana han publicado artículos de opinión reivindicando el papel fundamental que, para el desarrollo histórico de la ciudad, tuvo el período romano. Razón no les falta, aunque incluso antes de poder visitar con tranquilidad la muestra (cosa que espero hacer muy pronto) quiero hacer alguna reflexión sobre esta contraposición entre la importancia histórica de Roma y de al-Andalus en la historia de Córdoba.

Echando la vista atrás, me doy cuenta del gran avance experimentado por la investigación histórica y arqueológica en la ciudad desde una época que me resisto a considerar ya lejana: mi etapa de estudiante (mi promoción fue la de 1986-1991; sin comentarios, por favor). En aquel tiempo, lo que existía era poco más que los trabajos de los "pioneros", que en la última década se habían enriquecido enormemente con las publicaciones de diferentes profesores de la Facultad de Filosofía y Letras fundamentalmente. Éstos habían trabajado incidiendo con sus investigaciones de manera especial en aquellas cuestiones menos conocidas. En el Área de Historia Medieval, a la que pronto me vinculé, Emilio Cabrera, Alfonso Franco, Ricardo Córdoba, José Luis del Pino y otros investigadores ligados de una u otra forma a este centro como Edwards o Escobar Camacho, habían ido dando pasos fundamentales para el conocimiento de la Córdoba bajomedieval, hasta entonces casi totalmente olvidada. A pesar de que desde la Universidad trabajábamos casi completamente centrados en el período comprendido entre los siglos XIII y XV, aún se hablaba del "hipercalifalismo" de la investigación histórica cordobesa.

Hipercalifalismo. Es decir, que sólo se estudiaba lo califal, el esplendor omeya del siglo X, sin que nada más de la Córdoba medieval interesara a nadie. Algo de razón había en esta crítica, no voy a negarlo. Pero el gran avance de la investigación referida a la Baja Edad Media no parecía tender hacia un necesario equilibrio, sino más bien hacia un nuevo desequilibrio: mientras la Baja Edad Media era analizada científicamente por diferentes investigadores, los estudios sobre la Córdoba islámica oscilaban entre el antiguo rigor de algunos "pioneros" (el arquitecto Félix Hernández ocuparía un lugar destacado entre ellos) y la visión romántica de algunos autores locales. Por antigüedad de los estudios o por falta de rigor historiográfico de la mayoría de los más recientes, estábamos olvidando la importancia de la Córdoba del siglo X. Y del siglo IX, del XI o del XII, mejor no hablar.

Mientras los estudios sobre fuentes documentales árabes, realizados por diferentes centros filológicos, no conseguían trasladarse con la eficacia necesaria a la investigación histórica, el panorama desde el punto de vista de la arqueología era aún más desolador. En Córdoba teníamos un "monumento" turístico para satisfacer la curiosidad romántica sobre al-Andalus: La Mezquita. Y en esos años, Madinat al-Zahra estaba también comenzando a salir de un largo período de letargo. A estos dos hitos parecía circunscribirse el "hipercalifalismo" de nuestra investigación histórica. Nada más interesaba. Pero aún así, nuestra situación no era tan mala como la de buena parte de nuestro entorno, donde arqueología e historia de Roma parecían sinónimos (salvando el carácter específico de los especialistas en Prehistoria, cuyos objetos de estudio solían estar fuera de la ciudad).

Todavía durante mucho tiempo, las "cosas de los moros" no interesaron a quienes empezaban a trabajar en eso que después conocimos como "arqueología urbana". Porque arqueología era Roma, y lo otro era "demasiado moderno". Poco a poco, y yo creo que fundamentalmente gracias a la sensibilidad de quienes realizaban estos trabajos de campo, la situación fue cambiando, y se comenzó a intentar analizar el pasado arqueológico andalusí. Dura y difícil tarea, cuando apenas había ni siquiera bibliografía en la que basarse (¡cuántas veces recurrimos a la tipología cerámica establecida para Mallorca por Guillem Roselló!).

Creo que también nuestra historia reciente es importante. Por eso ahora, cuando leo reivindicaciones del pasado romano cordobés lanzadas por especialistas en arqueología clásica (romana), hay algo que no me suena del todo bien. Porque ni la época romana, ni la califal, sirven para comprender la realidad histórica de la ciudad. Una realidad histórica que parte de un asentamiento consolidado durante el Calcolítico junto al Guadalquivir, en un punto estratégico para conseguir el necesario abastecimiento de las ricas tierras de la Campiña y controlar los impresionantes recursos que, para la época, suponía la disponibilidad de minerales de la Sierra. Y es necesario también entender su desarrollo durante la Prehistoria Reciente y la Protohistoria, sin la que habría sido absurda la fundación de la Colonia Patricia Corduba. Una ciudad convertida en importante capital provincial (reflejo de Roma) que, transformada en época tardorromana y visigoda, daría lugar a la Qurtuba andalusí. Y que, tras la conquista del Siglo XIII, se convertiría en una de las ciudades más activas de la Corona de Castilla hasta fines del siglo XVI. Transoformada nuevamente a partir de este momento, hasta llegar a la ciudad del siglo XXI que conocemos.


Ninguna de estas etapas, por sí sola, puede servir para explicar la Córdoba actual. Y esa sucesión de etapas es lo que, precisamente, le otorga su carácter a la ciudad. Hace unos años, cuando trabajábamos en el nuevo proyecto del Museo Arqueológico de Córdoba, partíamos de esa idea fundamental: lo importante de Córdoba no es que fuera capital del califato, ni de la Bética Romana, ni un enclave fundamental para entender la Edad de los Metales, ni un centro económico esencial que servía de puente entre Castilla y Granada. Lo realmente importante es que Córdoba es heredera de todo ese pasado, de todo ese devenir histórico.


Al acercarse el año 2000, la prestigiosa revista National Geographic publicó un artículo titulado Tales of Three Cities. Intentaba de esta forma acercarse a las tres ciudades que habrían sido más importantes en los tres últimos milenios para la formación de la cultura actual. Y las elegidas fueron Alejandría para el año 1, Córdoba para el año 1000 y Nueva York para el 2000. Esta es una de las muchas muestras posibles que nos indican la enorme importancia de la Córdoba andalusí para la cultura universal. ¿Significa eso que debamos despreciar su pasado romano? De ninguna manera. Porque el principal valor de Córdoba es su continuidad histórica desde su primera ocupación -en una fecha que algunos remontan casi 5.000 años atrás- hasta la actualidad.


Está bien reivindicar la importancia del pasado romano de la ciudad, pero si para ello creemos necesario menospreciar la Córdoba de cualquier otra etapa histórica, poco favor estamos haciéndonos entre nosotros los pocos que nos dedicamos a trabajar sobre nuestro Patrimonio Histórico.