miércoles, 29 de junio de 2011

¿Por qué lo llaman cultura?


A estas alturas de año, necesitaba unos días de descanso, de recarga de pilas. Ya me avisó mi hermana de que había sido extremadamente borde al contestar al último comentario anónimo. Y tenía razón. No me gusta que los comentarios sean anónimos, y ante la menor crítica (aunque sea educada y razonable, como en el último caso) tiendo a terminar disparando contra la propia idea del anonimato (ya me pasó hace un par de meses con una amiga que no firmó su comentario). Por eso, cuando estoy terminando esta semanita de descanso, voy a intentar escribir con más tranquilidad.

Por eso, ante los "razonamientos" expresados por el jurado para conceder la capitalidad cultural de 2016 a San Sebastián, como ejemplo precisamente de "convivencia" sólo quiero preguntar: ¿Por qué lo llaman cultura?

miércoles, 22 de junio de 2011

Córdoba en 1498

Córdoba en 1498

En el año 1998 se cumplió el quinto centenario de las primeras ordenanzas dedicadas a la limpieza urbana que se conservan en la ciudad de Córdoba. Para conmemorar este hecho, Julio Berbel, profesor de la Universidad de Córdoba y concejal que se encargaba en esos años de la gestión de la empresa pública de limpieza Sadeco, pidió a distintos departamentos de la Universidad de Córdoba una serie de artículos que deberían conformar una publicación conmemorativa. El resultado fue un pequeño pero concentrado librito, de menos de 200 páginas (aunque con la letra pequeñísima), que contó con un prólogo de Federico Mayor Zaragoza, que en ese momento era Director General de la UNESCO.

Los artículos estuvieron a cargo de los profesores de la UCO Julio Berbel, Juan Francisco Rodríguez Neila (catedrático de Historia Antigua), Rafael Pinilla (profesor titular de Árabe), Esteban Hernández (catedrático de Botánica) y colaboradores, Juan Ignacio Cubero (catedrático de Derecho), Margarita Cabrera (profesora de Historia Medieval), José Luis del Pino (profesor titular de Historia Medieval), Ricardo Córdoba (profesor titular de Historia Medieval), Antonio García-Abásolo (catedrático de Historia de América) y yo mismo.

El artículo que escribí para esta obra, y que integro en la pestaña publicaciones, llevaba por título "La ciudad de Córdoba en 1498". Para su redacción, me basé en el análisis de las Actas Capitulares del Concejo de Córdoba de dicho año, para extraer de ellas una panorámica general de cómo se vivia en la ciudad en esos momentos. Un tiempo de cambios, en el que las antiguas costumbres medievales iban dejando paso a las exigencias del Estado Moderno, caracterizado esencialmente por el fortalecimiento del poder real frente a las tensiones nobiliarias que habían sido tan frecuentes durante la etapa anterior. Cambios que también afectaron a la propia configuración de la ciudad, que mantenía como centro comercial la calle de la Feria y el entorno de la Plaza del Potro, aunque cada día cediendo un poco más protagonismo al área de la Corredera.

Y de transformaciones también en las costumbres: la Iglesia está cada día más presente en las celebraciones cotidianas, y prohibiciones hasta poco tiempo atrás impensables, como la de acudir a las tabernas los domingos antes de la misa mayor, o la limitación de los tradicionales juegos y actos lúdicos celebrados durante las fiestas del Corpus, se imponen en la Córdoba de 1498. Aunque esto no supuso que la campaña en favor de la moralidad pública y las buenas costumbres emprendida por la Iglesia afectara a la mancebía, una de las propiedades más rentables del cabildo, que en 1498 se amplía considerablemente abarcando los antiguos adarves y construcciones defensivas cercanas a la Plaza del Potro que, una vez pacificado el reino, habían perdido su antigua función.

viernes, 17 de junio de 2011

Convento de la Concepción (Pedroche)

Empedrado del siglo XVII recuperado durante las obras

A través de una entrada publicada en Solienses he conocido el relato en el que Julio Llamazares habla de las obras en el Convento de la Concepción de Pedroche (texto íntegro en Solienses). Una pena, y una vergüenza. Poco puedo añadir a los acertados comentarios de Antonio Merino sobre un texto basado en una información totalmente errónea para el que no me sirven como disculpas las supuestas "licencias literarias" del autor. Porque me parece muy grave que, con el enorme esfuerzo realizado por el Ayuntamiento de Pedroche para conseguir la conservación del convento, se difunda de manera irresponsable la idea de que lo están derribando para construir un hotel.

Actual acceso al convento, citado por Llamazares
No me detendré en comentar la historia del convento, perfectamente recogida en la biblioteca histórica de Pedroche en la Red que incluye un completo dossier de prensa. Tampoco en el desarrollo del proceso de compra y recuperación del edificio, que como siempre ha ido siendo cabalmente narrado por esa gran crónica de la cultura en Los Pedroches que es Solienses: desde las dudas surgidas por el intento de venta a un constructor en el año 2005 hasta  el reciente descubrimento del empedrado original al que corresponde la foto inicial de esta entrada, pasando por en anuncio de su compra por el ayuntamiento, las primeras noticias sobre el taller de empleo que iba a iniciar la recuperación de este conjunto patrimonial, su declaración en 2007 como bien de interés cultural o el desarrollo de las obras de consolidación estructural.

Sobre la iglesia del convento, el Yamur

La rehabilitación del Convento de la Concepción es uno de los proyectos de recuperación del Patrimonio Histórico más importantes de cuantos se han puesto en marcha en Los Pedroches durante las últimas décadas. No voy a negar que me habría gustado que se realizara un estudio arqueológico completo del edificio (incluyendo un estudio paramental), pero ni los arquitectos ni el ayuntamiento lo han considerado necesario ni la Consejería de Cultura, que ha vigilado la correcta ejecución de las obras, lo ha pedido. En realidad, desde mi punto de vista personal y profesional habría sido magnífico. Pero debo reconocer que no era imprescindible, ya que la edificación histórica se ha conservado íntegramente y no se han realizado remociones del terreno que pudieran afectar a posibles restos arqueológicos. Las obras no han afectado a los restos arqueológicos ni arquitectónicos, por lo que esos estudios quedan pendientes para el futuro (qué se le va a hacer).

Huertos traseros, cuya conservación
también se contempla en el proyecto

Tanto en este aspecto como en el conjunto de las obras desarrolladas, el criterio utilizado me ha parecido impecable. Y los pasos dados por el Ayuntamiento de Pedroche, los más adecuados para la conservación de este conjunto y, lo que no es menos importante, para hacer posible un uso futuro que, en definitiva, es la mejor forma de asegurar su pervivencia. El primer paso necesario para evitar una proyectada demolición total fue, precisamente, la compra del inmueble. Y, una vez que pasó a propiedad pública, se planteó con acierto una obra destinada a asegurar la estabilidad estructural del edificio. Obras cuyo proyecto completo (de 149 páginas) está a disposición púbica a través de Pedroche en la Red. Previamente, el Ayuntamiento se había preocupado de encargar al Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico la restauración de ese elemento singular que corona el edificio, el yamur, que sugiere la posiblidad de que la antigua mezquita de Bitraws pudiera estar ubicada en este solar o en sus proximidades (ver noticias en solienses: 1, 2, 3, 4 y 5).

Vista del convento desde la torre de El Salvador

El convento es fruto de numerosas reformas
que han dejado huellas en el edificio

De esta forma se consiguió detener el evidente deterioro de un edificio cuya conservación, en contra de lo que entendió Llamazares, resultaba imposible para las cuatro ancianas monjas que estaban recluidas en una parte mínima del complejo. Reforzando estructuras y evitando goteras. A partir de este momento, comenzó una segunda fase de rehabilitación, centrada en el interior. Una vez realizado el estudio arquitectónico del edificio, que presentó Antonio A. Ballesteros en las II Jornadas de Historia de Pedroche y que próximamente será publicado en las actas de dichas jornadas. No sólo se han cuidado al máximo los criterios de intervención, sino que los arquitectos se han preocupado de explicarlos y publicarlos. En este proceso, y sólo después de asegurarse mediante los citados estudios, se procedió a demoler un añadido de escasa calidad arquitectónica edificado en la segunda mitad del siglo XX. Durante la limpieza de uno de los patios interiores, que estaba previsto pavimentar de nuevo, aparecieron restos bastante bien conservados de un empedrado original que puede datarse en el siglo XVII. Nuevamente de manera acertada, en mi opinión, se decidió que era conveniente la recuperación y conservación de este pavimento, desechándose cualquier tipo de obra que pudiera ponerlo en peligro.

Patio con pavimento original, antes de su limpieza

No se ha demolido nada para construir un hotel. De hecho, el proyecto de construcción de un alojamiento turístico en el interior del convento parte de la necesidad de dotar a estos grandes espacios de un uso que asegure su conservación. Y para ubicarlo se ha escogido un rincón de los huertos traseros donde nunca existieron edificaciones ligadas al convento. Precisamente, para evitar que un uso indebido pueda causar deterioros al Patrimonio Histórico. Y esta es la situación en que se encuentra actualmente un edificio que el Ayuntamiento de Pedroche se ha empeñado en conservar. Aunque no siempre sea fácil explicar a los ciudadanos por qué se invierte en este edificio en lugar de poner nuevas farolas o levantar las calles del pueblo. Pero Pedroche ha apostado por conservar su pasado para asegurar su futuro, y lo está haciendo bien.

El rincón de la derecha ha sido el lugar escogido para la construcción del alojamiento,
con el fin de no introducir elementos que distorsionen la lectura del edificio histórico.



Efectivamente, sr. Llamazares, por desgracia situaciones como la que usted describe se dan demasiado a menudo todavía en nuestro país. Pero no es el caso de Pedroche. Y no es justo que cuando un alcalde y un ayuntamiento apuestan por la conservación de su Patrimonio Histórico y dedican a ello un importante esfuerzo presupuestario (planes de fomento del empleo, fondos europeos, etc.) en lugar de dedicarlo únicamente a adoquinar las mismas calles año tras año, venga alguien a echar por tierra su trabajo. No es justo.

martes, 14 de junio de 2011

Diccionario RAH (y 5): Gonzalo Anes

Gonzalo Anes, ante los volúmenes editados
(foto: El País)


Como director de la Real Academia de la Historia, Gonzalo Anes es la principal cabeza visible de este desaguisado. Desde el primer momento, su defensivo discurso se ha centrado en la idea de que las críticas deben dirigirse contra los autores concretos que firman las entradas y no contra la RAH. Y, sin importarle la trascendencia que la polémica ha ido adquiriendo con el paso de los días, Anes sigue empeñado en defender que "el Diccionario es un monumento a la libertad de expresión". Con apariencia de haber perdido totalmente los papeles, Gonzalo Anes concedió sendas entrevistas a los diarios Público y El País que no me resisto a glosar como colofón de estas entradas destinadas a ordenar un poco mis ideas sobre esta polémica historiográfica.

La entrevista concedida a Público tiene el aspecto de intento de matar al mensajero, ya que carga contra este diario acusándolo de ser responsable de la creación interesada de la polémica. Porque resulta sonrojante que quien desde la presidencia de la RAH afirma no haber leído las polémicas entradas ni aún una semana después de saltar el escándalo, acuse a los periodistas de realizar una lectura selectiva y sin criterio de los volúmenes editados.

En la entrevista dice ya no estar seguro de si Luis Suárez se ofreció (como Anes había declarado con anterioridad) o le fue encargada la entrada sobre Franco (como defendía vehementemente Suárez). Un pequeño detalle que, una semana después de iniciada la polémica, el director de la RAH parece no haber tenido tiempo de comprobar. La defensa de lo indefendible le lleva al extremo de afirmar que si la biografía de Franco la hubiera escrito un economista sí habría podido determinar con precisión cuándo puede calificarse a Franco de dictador y cuándo de autoritario. ¿No sirve para nada, entonces, un historiador? Por favor, sr. Anes, no siga usted defendiendo nuestra profesión.

Cuando es preguntado sobre las críticas de la comunidad científica sobre el diccionario da un paso más hacia el abismo, al afirmar rotundamente: “No es problema mío. Cada uno tiene su parecer”. Y al indicar el periodista que las críticas que Anes minimiza parten de los decanos de las facultades de Historia de las universidades españolas, el director de la RAH pone en duda la cualificación científica de los decanos. Algo que, directamente, creo que no merece ningún comentario. Y se empeña en defender lo indefendible al afirmar que el Fuero de los Españoles es realmente una Constitución, aunque sin raíz democrática. Quizá también el famoso diccionario sea una Constitución, ya que constituye un verdadero escándalo en sí mismo.

Aunque algo menos agresivas, sus respuestas al periodista que le entrevista para El País siguen una línea prácticamente idéntica. Puede resultar reveladora en este sentido la rotundidad con la que termina sus respuestas, cerradas hasta en tres ocasiones con un directo “y punto”.

Comienza negando la evidencia de que la RAH es la responsable de la indefinición metodológica y la falta de criterio que están en la base de todos los errores posteriores. Especialmente grave me parece que el modelo de trabajo basado en el debate científico lo tache como un sistema de “trabas burocráticas” que harían interminable una obra de estas características.

Que un director de la RAH y responsable último de una edición que ha costado más de seis millones de euros del dinero público conteste a la pregunta directa sobre si considera que Franco fue un dictador o no con un “miren, estoy agotado y me tengo que ir” me parece muy poco responsable. Y el diálogo posterior, incalificable (a grandes males, grandes remedios):
“P. Perdone pero, ¿qué le ha parecido la reacción en la prensa y en el mundo de la cultura a todo lo ocurrido?
R. Pues que en ningún otro país europeo habría pasado lo que aquí. Estoy seguro de que si en Alemania, un diccionario biográfico no dijera de Hitler lo que se debe decir, no habría...
P. Es que eso no ocurre. El diccionario biográfico alemán cuenta todas las atrocidades de Hitler.
R. Bueno, pues quite el ejemplo de Hitler...”

domingo, 12 de junio de 2011

Diccionario RAH (4): las reacciones

Equipo de la Real Academia de la Historia (foto: Revista de Arte)

Las críticas al contenido de algunas de las entradas del Diccionario Biográfico han provocado una reacción de “cierre de filas” de algunos de los autores y la aparición de textos de carácter reaccionario en algunos de los medios de comunicación más conservadores. Dejando a un lado las declaraciones del director de la RAH -Gonzalo Anes- que tienen suficiente entidad como para dedicarles una entrada independiente, la negativa a admitir ningún tipo de críticas puede ejemplificarse en la opinión publicada por Luis Suárez en el diario La Razón con el expresivo título de “se ha instalado el odio a España”. Nuevamente España son unos pocos, y quienes no pensamos como ellos somos la anti-España. Me apena especialmente que el firmante de esta opinión sea uno de los más destacados medievalistas del siglo XX español.

Desde las páginas del ABC de Sevilla, otro de los artilleros defensores de las esencias patrias carga contra el rojerío historiográfico: “¿Usted no sabe que la Historia hay que escribirla como ellos quieran?” Un buen ejemplo de cómo sin ninguna información se pueden publicar artículos pretenciosos que insultan de forma indiscriminada, en este caso al conjunto de historiadores (de derechas, de izquierdas y “de Pecuarias” como decía el otro día un amigo mío) que han mostrado alguna crítica ante los errores del Diccionario.
 
Sin embargo, en el ámbito político las reacciones han sido bastante claras. José María Lassalle, portavoz del PP en la Comisión de Cultura en el Congreso declaró a El País que "El respeto de la autonomía institucional de la Real Academia de la Historia y de la autoridad científica de los investigadores que han elaborado los trabajos, no es incompatible con el hecho de que la mayoría de los ciudadanos españoles consideremos a Franco un dictador". 

El martes 31 de mayo, diferentes medios (1, 2, 3 y 4, por ejemplo) se hicieron eco de la demanda del Gobierno para que se modifique la redacción de ciertas entradas, entre ellas las de Franco y Azaña. En los días siguientes, diferentes grupos políticos entraron la polémica: mientras IU pide la retirada total del diccionario, el PSOE solicita desde el parlamento que se frene su difusión mientras se realiza una revisión completa de la obra (ver noticias, 1 y 2). En su respuesta a las preguntas tanto de IU como del PNV, el Ministro de Educación Ángel Gabilondo fue tajante en el Parlamento: "sin duda, esto no se ha hecho bien" (la crónica de la sesión, también en El Mundo y El País). Y son muchos los intelectuales -de diferentes tendencias ideológicas- que han criticado duramente la manipulación de la historia a traves de esta obra; entre ellos, Mario Vargas Llosa, José Luis Cuerda, Fernando Savater, Antonio Muñoz Molina o Javier Cercas.


Mucho más interesantes que estas reacciones políticas me parecen las reacciones de los historiadores.


Desde el momento en que comenzaron a conocerse los primeros datos de algunos de los textos publicados en el Diccionario Biográfico, las reacciones de numerosos historiadores no tardaron en aparecer. Antonio Elorza, historiador y catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid puso en cuestión el sistema de selección de autores para el diccionario, afirmando en el diario El Mundo que los textos se encargaron a “los amigotes”. Una práctica habitual en el mundo editorial, pero que para Elorza no es admisible cuando lo que se juega es el dinero público. Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza habla de manipulación intencionada de la Historia, con un discurso similar al de Ángel Viñas, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, que da a su artículo en el diario Público el significativo título de “vuelve la seudohistoria”.

En el Diario Córdoba, un historiador tan poco sospechoso de izquierdista como José Manuel Cuenca Toribio, catedrático de Historia Contemporánea de la UCO, es entrevistado también sobre la polémica. Alude en la entrevista a un aspecto muy secundario y que, para mí, entraría en un debate historiográfico de altura, en el que poco podemos decir quienes no somos especialistas en esta etapa concreta, la de delimitar el apelativo concreto de “autoritario” o “totalitario”. Dejemos a los especialistas que opinen sobre ello, porque es una cuestión sujeta al debate científico. Sin embargo, Cuenca sí aborda el debate de fondo, al definir el franquismo como dictadura y a Franco como dictador, y al reconocer (como no podía ser de otra forma) que la represión fue un método utilizado por la dictadura.

Con la seriedad y el rigor que caracterizan sus opiniones, el también Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Córdoba Antonio Barragán critica en otro artículo de opinión publicado por el Diario Córdoba a quienes se consideran "guardianes de la historia".  Defiende la calificación clara de "dictadura" para el régimen de Franco y opina, coincidiendo con la opinión que yo mismo publiqué en una entrada anterior, que la polémica resulta muy dañina para la consideración social del oficio de historiador. De hecho, ya hay quienes han levantado la voz defendiendo la necesidad de privar a los historiadores de la función de interpretación de nuestro pasado. En un artículo publicado en el Diario Público, que firma la "Asociación Contrapunto", se llega a reivindicar el "derecho a participar en la construcción colectiva del pasado". Mucho tendremos que trabajar ahora los historiadores para explicar que es imposible construir el pasado; todo lo más podemos intentar interpretarlo, para que la experiencia nos ayude a construir el futuro. Son los peligros de la polémica, que termina poniendo en duda la credibilidad de la gran mayoría de los historiadores, que somos contrarios a la manipulación política e interesada dirigida por unos pocos.


Finalmente, en medio de la algarabía mediática creada, la RAH decidió admitir, en la sesión de su Junta de gobierno del 2 de junio, que es necesaria una revisión historiográfica y editorial. Aunque sin retirada de los tomos editados ya del diccionario. 

viernes, 10 de junio de 2011

Diccionario RAH (3): los hechos de la polémica

Foto: ABC


La entrada que más interés ha suscitado en el Diccionario Biográfico ha sido la dedicada a Francisco Franco. Curiosamente, ha sido redactada por un medievalista, Luis Suárez, que es presidente de la Fundación Francisco Franco. Puede consultarse íntegra a través de la reproducción publicada en el diario Público. 

Se ha criticado fundamentalmente que evita hacer cualquier alusión a la represión franquista o a la catalogación de este régimen político como dictadura, además de definirlo como régimen “autoritario, no totalitario”. Aunque lo cierto es que esta última cuestión puede suscitar debate (que no polémica) entre los especialistas, lo cierto es que en esta ocasión Suárez no ha estado fino: si justificaba la terminología franquista en ciertos pasajes de sus artículos aludiendo a que eran esos los términos que se utilizaban en el momento histórico al que se refiere (repetidamente cita al dictador como "El Generalísimo"), no le debería haber quedado otra que admitir, como el propio Franco habría expresado en el famoso “discurso de la victoria”, que el estado impuesto por él tendría el carácter de “totalitario”. Porque, como señalé en la entrada anterior, el texto de algunas entrada utiliza sin ningún tipo de espíritu crítico en el análisis de las fuentes, la terminología franquista

Sin embargo, creo que hay párrafos cuya intencionalidad política y falta de rigor histórico son aún más evidentes. Es el caso del dedicado a la Ley de Principios del Movimiento (1958), que sirve de base a lo que Suárez califica de manera totalmente impropia "nuevo orden constitucional”, o el que se refiere a las leyes de prensa y de libertad religiosa calificándolas como “acordes con la situación europea”. No se trata ya de errores puntuales o de diferencias terminológicas o metodológicas, sino, en mi opinión, de mentira consciente y manipulación descarada. Igual que cuando se alude al referéndum que aprobó “con una mayoría considerable” la Ley Orgánica del Estado. Como si esa consulta hubiera gozado de todas las garantías democráticas. Y la ocultación de la evidencia es evidente en la frase textural que Luis Suárez usa como colofón a su discurso sobre estas Ley Orgánica del Estado: "El Régimen se daba a sí mismo una Constitución" (sic).

Pero en estos días hemos podido conocer a través de la prensa (lo haremos directamente cuando las entradas estén colgadas en Internet, si llega a darse el caso) que la ideología franquista impregna claramente las entradas dedicadas a políticos, militares, religiosos… Porque sólo desde una posición claramente ideológica puede calificarse a Negrín de dictador y a Franco no, y sólo teniendo en cuenta esta postura politizada podemos entender el discurso articulado en torno a la presidencia de Aznar. 

Otros ensalzados en las entradas del diccionario son Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei (organización a la que pertenece el redactor de la entrada, también Luis Suárez), Álvarez Cascos o el general Armada, participante en lo que el diccionario llama “sucesos” del 23-F. Increíble, pero cierto.

jueves, 9 de junio de 2011

Diccionario RAH (2): ciencia y método

Acto de presentación del Diccionario Biográfico Español


El Diccionario Biográfico Español es un gran proyecto de la Real Academia de la Historia (RAH), impulsado hace años por Esperanza Aguirre desde el Ministerio de Educación. Con un coste cercano a los seis millones y medio de euros, cuando se han publicado los primeros tomos de la obra hemos sabido que algunas entradas han sido redactadas partiendo no de un análisis científico de los datos disponibles, sino de una postura política e historiográfica que todos creíamos superada. Algunos personajes de la España del siglo XX no aparecen biografiados sino que parece que, como con el santoral católico, les han redactado una verdadera hagiografía.

El principal problema parte de propia concepción de la obra, en la que falta cualquier atisbo de metodología científica, y en el funcionamiento de la institución encargada de la edición. En este sentido, me ha parecido especialmente acertada la opinión de Juan Pablo Calero, doctor en Historia Contemporánea y profesor de instituto. Calero define a la RAH como uno de esos “cadáveres exquisitos que sestea gracias a su inacción y a la inercia de los Presupuestos Generales del Estado”. Realmente, muy pocos historiadores muestran interés en convertirse en miembros de la RAH, ya que sus ambiciones académicas quedan colmadas en su trabajo en la Universidad. Muy pocos aspiran a ingresar en la RAH, y eso la convierte en una institución cerrada, gobernada por y para “los amiguetes”. Reflexiona además sobre la importancia de que los especialistas en Historia Contemporánea han olvidado la divulgación histórica, que dejan en manos de pseudohistoriadores muy ideologizados.

La selección de los biógrafos:

La distancia existente entre la mayoría de los historiadores y la Academia ha provocado uno de los problemas básicos del Diccionario: la selección de los autores de las biografías. Especialmente polémica ha resultado la designación de Luis Suárez Fernández para redactar la biografía de Franco. Suárez es un medievalista de reconocido prestigio, al que la RAH encargó (según su director, Gonzalo Anes, previa petición del propio Suárez) la entrada dedicada a Franco. Resulta curioso que para este importante texto no se escoja a ningún especialista en Historia Contemporánea, sino a un medievalista que ostentó altos cargos durante la dictadura, miembro del Opus Dei y hombre de confianza del propio dictador, que le encargó la dirección de la Fundación Francisco Franco.

El propio Aznar, Esperanza Aguirre, Rita Barberá y otros políticos del Partido Popular han sido biografiados por personas (no siempre historiadores, ni siquiera) que ostentaron u ostentan cargos públicos directamente dependientes de ellos. Y, como señala un artículo del Diario Público, en esta ocasión la historia por encargo beneficia al que paga.

El muy prestigioso historiador Santos Juliá detalla cómo no le encargaron la biografía de ninguno de los personajes sobre los que él ha investigado (y que aunque él no lo diga por prudencia son personajes, como Azaña, sobre los que él sabe más que nadie), sino que le ofrecieron un personaje secundario. Con buen criterio, a mi parecer, rechazó el encargo pues aceptarlo habría supuesto validar con su firma una obra ideada desde el principio con muy dudosos criterios científicos.

Metodología de partida:

Gonzalo Anes, director de la RAH, afirma que cada biógrafo es responsable único del texto que ha escrito, y que la Academia no ha querido ejercer ningún tipo de “censura” para garantizar la libertad de los autores. Y aclara que las “correcciones” de los textos originales, a las que se había referido en varias ocasiones, no responden a ningún criterio metodológico más allá de pulir posibles errores tipográficos. 

En diferentes ocasiones, Anes se ha referido al diccionario biográfico de Oxford como el modelo seguido, aunque en aquel caso la metodología empleada es claramente diferente: cada texto es revisado hasta en 14 ocasiones por diferentes personas antes de ser publicado. Y no es que sea un método “británico”, sino una metodología que hoy en día está presente en la programación de cualquier congreso científico o en el sistema de revisión de originales presentados a las más prestigiosas revistas de investigación. En todos estos casos, los textos son evaluados por un mínimo de tres especialistas, que curiosamente reciben el nombre de “censores”. Es totalmente increíble que una institución supuestamente científica obvie esta premisa metodológica básica cuando el resultado es una obra dotada de un cierto carácter oficial y costeada a través de los impuestos de todos los españoles.

Cuestiones de terminología:

Aunque en otra entrada daré algunas pinceladas sobre los contenidos más polémicos, dentro de los graves errores metodológicos con los que se ha concebido esta obra no me parece menor la cuestión de la terminología empleada. “Glorioso Alzamiento Nacional, salvador de la Patria” o “Cruzada” son términos con los que algunos autores se refieren al golpe de Estado de 1936 que dio inicio a la Guerra Civil. Franco fue, según Suárez, “Generalísimo y Jefe del Estado Español”. Y al lado contrario, el de la República legalmente constituida, se encontraba el “Ejército Rojo” y “los enemigos”. Unos enemigos que pasaron a formar posteriormente grupos de resistencia (maquis) calificados como “bandoleros-terroristas”. En ocasiones, esta tendencia llega a extremos increíbles, como cuando la narración sobre los 1.000 ajusticiamientos que tuvieron lugar tras la toma de Almendralejo califica este hecho como “normalización de la vida ciudadana”. 

En definitiva, en muchas de las entradas se utiliza la terminología creada en su momento por los servicios propagandísticos del “Régimen”, que Luis Suárez considera adecuada por coincidir con la utilizada en ese momento histórico. Unas razones que no soportan el más mínimo análisis, ya que de admitirlas tendríamos que reescribir toda la historia. ¿O es que en los estudios sobre al-Andalus tenemos que llamar a los cristianos “politeístas” por ser este un calificativo que les aplicaban frecuentemente las fuentes árabes de la época?

En definitiva, esta obra flaquea desde su base, al sustentarse en una metodología acientífica. Problema que, si es grave en cualquier publicación histórica, lo es mucho más en una edición financiada por el Ministerio de Educación y coordinada desde una institución de rimbombante nombre, la Real Academia de la Historia, que los ciudadanos pueden confundir con un foro representativo de todos los historiadores del país.

miércoles, 8 de junio de 2011

Diccionario RAH (1): historia y polémica

Foto: diario Público


Durante los últimos días, todos los medios de comunicación han recogido ampliamente la polémica surgida en torno al contenido de algunas de las entradas del Diccionario Biográfico editado por la Real Academia de la Historia. La historia, o más concretamente los historiadores y su trabajo, han ocupado primeras páginas y editoriales, destacados espacios tanto en las secciones de información como en las de opinión de todos los medios de comunicación españoles. ¿Dónde acaba la historia y comienza la simple propaganda política? 

La Real Academia de la Historia (en adelante, RAH), ha quedado seriamente tocada. Pero no es eso lo que me preocupa (que cada palo aguante su vela). Lo que me parece realmente grave es que la conclusión de todo este asunto va a suponer un duro golpe para la credibilidad de quienes nos dedicamos de una u otra forma al estudio de la Historia, como han puesto de manifiesto diferentes historiadores. La polémica mina la credibilidad de los historiadores, al poner en tela de juicio el rigor metodológico de nuestras investigaciones y, por lo tanto, el carácter científico de nuestra disciplina. La publicación del Diccionario Biográfico, anunciada a bombo y platillo, y los graves errores que contiene ha hecho un flaco favor a una profesión que no suele ser bien comprendida por la sociedad. Y creo que no nos merecemos la que nos está cayendo encima.

No estoy defendiendo que los resultados de nuestros trabajos de investigación no puedan someterse al debate público. Los historiadores trabajamos habitualmente con un método científico que no es infalible, y los resultados de nuestras investigaciones están sujetos a una constante revisión. Como, por otra parte, creo que sucede en la mayoría de las investigaciones científicas. Pero lo que ha generado la falta de rigor de la RAH no ha sido un debate, sino una gran polémica. Y la diferencia entre estos dos conceptos es muy grande.

Cualquier debate consiste en la confrontación de ideas en el seno de un grupo más o menos amplio de personas. En él se aportan datos objetivos y opiniones que, debidamente sustentadas, aportarán nuevos conocimientos, nuevas perspectivas y nuevas ideas tanto a los protagonistas como a los simples espectadores. Un debate historiográfico sobre la catalogación del franquismo como un sistema “autoritario” o “totalitario” partiría de un análisis radical, es decir, de la raíz del asunto, que no es otra que la propia delimitación de las diferencias existentes entre estos dos adjetivos. Posiblemente, como de hecho sucede, los defensores de cada una de estas posturas no llegarán a ponerse de acuerdo. Pero el propio debate servirá, a través de los datos aportados en defensa de cada una de las opciones y de los matices en el análisis de la realidad histórica introducidos por unos y otros, para que todos consigan un mayor conocimiento sobre el sistema político de la dictadura.

La polémica, en cambio, es todo lo contrario. Consiste en la contraposición de posturas predefinidas en la que no sólo no se busca ningún punto de acuerdo, sino que quienes intervienen rara vez aportan datos fiables ni análisis dotados del más mínimo rigor. No hace falta poner ejemplos, pues la polémica está muy presente en nuestros medios de comunicación a diario. Y no sólo en la prensa rosa, sino también en los más habituales análisis políticos. Mientras el debate es constructivo, la polémica es en esencia destructiva. Mientras en un debate serio todos ganamos en conocimiento, con la polémica sólo perdemos credibilidad.

Lo que ha provocado la RAH no ha sido debate, sino polémica. Y con ella perdemos todos, especialmente los historiadores.

jueves, 2 de junio de 2011

Museos: Alcaracejos en El Viso

Con la presentación del Patrimonio Histórico de Alcaracejos y de su Museo de la Matanza en El Viso terminó anoche la actividad que los seis museos de Los Pedroches junto con los centros Guadalinfo han querido conmemorar el Día Internacional de los Museos y el Día Mundial de Internet.

José López Navarrete fue el encargado de hablarnos sobre el Patrimonio Histórico de Alcaracejos. Y lo hizo siguiendo un sugerente guión que tomaba como base la importancia que los caminos han tenido en el desarrollo histórico de esta localidad. Yacimientos arqueológicos, paisajes, molinos hidráulicos, ermitas, cruces o ruinas de antiguas explotaciones mineras forman un conjunto que, sin grandes pretensiones monumentales, nos animan a visitar Alcaracejos y su término. Y nuevamente pudimos comprobar  cómo, junto a elementos peculiares de esta población, Alcaracejos cuenta con un Patrimonio Histórico y Natural íntimamente ligado a ese gran conjunto que es la comarca de Los Pedroches.

A continuación, Miguel nos habló de la historia y los objetivos del Museo de la Matanza. Un museo temático, pequeño pero de indudable interés, centrado tanto en el patrimonio material como en el inmaterial para conservar y difundir unas tradiciones relacionadas con una forma de vida muy importante para Los Pedroches. Porque en este museo no sólo se exponen artesas, banquetas, especias y todos aquellos elementos materiales relacionados con la matanza del cerdo ibérico. También está trabajando en la recopilación de canciones, narraciones transmitidas por tradición oral, recetas de cocina y todos esos bienes intangibles, que no se pueden tocar pero que son bienes integrantes de nuestro Patrimonio Histórico y, como tales, son frágiles y necesitan cuidados para su conservación y difusión, con la finalidad última de que podamos seguir disfrutándolos.

Una breve y clara exposición a la que únicamente sobró la modesta alusión inicial a que el ponente no era especialista en la materia de la que nos hablaba. Porque su discurso fue un magnífico broche final para esta actividad con la que hemos pretendido que todos podamos conocer un poco más a nuestros vecinos y, con ellos, a nosotros mismos.


miércoles, 1 de junio de 2011

Museos: Villanueva de Córdoba en Alcaracejos

Zona de recreaciones históricas junto al edificio de la estación de Villanueva

El patio del Museo de la Matanza de Alcaracejos fue anoche la sede en la que se presentó una visión general sobre el Patrimonio Histórico de Villanueva de Córdoba y sobre el Museo de Historia Local de esta población.

Como en los días anteriores, la exposición sobre los bienes patrimoniales de Villanueva de Córdoba nos mostró las peculiaridades de este pueblo, pero también su íntima relación con el resto de los que forman la comarca de Los Pedroches. Fachadas de granito de diferentes época, la Iglesia de San Miguel, la ermita de San Sebastián, pozos, cruces, y el interesante refugio construido en el centro del pueblo a comienzos de la Guerra Civil son algunos de los elementos materiales que, junto con tradiciones y fiestas populares de Villanueva, formaron el armazón del discurso propuesto desde el Centro Guadalinfo.

A continuación, Siverio hizo un recorrido por la historia del museo de Villanueva, desde la formación de sus colecciones iniciales a través de la "misión rescate" durante los años 70 del siglo XX, hasta la preparación del edificio que finalmente le servirá de sede permanente, en la antigua estación de Ferrocarril de Villanueva. No entraré en detalles sobre el museo, para los que puede consultarse el artículo que publicó hace dos años Eva García en Ars Operandi o la entrada más reciente de Paco Muñoz en Notas Cordobesas.

Esta noche, como siempre a las 21 h., El Viso será la sede de la clausura de esta actividad organizada por los seis museos de la comarca y los centros Guadalinfo de estas seis localidades. En esta ocasión, será Alcaracejos y su Museo de la Matanza el encargado de cerrar la actividad con la que hemos querido conmemorar el Día Internacional de los Museos y el Día Mundial de Internet.

Foto: Guadalinfo Torrecampo

Foto: Guadalinfo Torrecampo