miércoles, 5 de agosto de 2015

Y todo esto por un león

Walter James Palmer (izq.) posa con el cadáver de un león en una...
El león más famoso del verano junto a los "valientes" cazadores. Foto diario El Mundo

Una de las noticias de este caluroso comienzo de agosto es, sin duda alguna, la de la muerte por disparos durante una caza ilegal del león más famoso de Zimbabue. Una noticia que ha provocado comentarios de lo más variado en las redes sociales. Y de eso quiero escribir hoy. No de la caza en sí (aunque nunca me ha gustado y deploro la actitud de los furtivos, no soy anti-caza), ni de la importancia simbólica de este ejemplar llamado Cecil. Ni siquiera de Zimbabue, pequeño país africano que esta noticia nos ha hecho buscar en el mapa, caracterizado por ser un territorio que cuenta con buenos recursos naturales pero que está administrado por un gobierno autoritario que consigue, con la consabida ayuda occidental, impedir que su pueblo salga de la espiral de violencia y pobreza en la que está sumido [Ver datos económicos del Banco Mundial y ficha del Ministerio de Exteriores]. Lo que me interesa es únicamente hacer una reflexión sobre algunos repetidos comentarios leídos al hilo de la muerte del león.

En estos últimos días he podido ver muchos comentarios sobre la incoherencia de alarmarnos ante la muerte del león mientras miles de niños mueren malnutridos, por infecciones, sida, violencia... a diario en esta zona de África. Una llamada de atención que puede resultar razonable, pero que resulta también tremendamente peligrosa. Porque de no ser un país atrasado, mal gobernado, donde la gente es asesinada y muere de hambre todos los días... no me cabe la menor duda de que el "valiente" dentista de Minnesota no se habría atrevido a gastarse una pasta en este viaje. Un dinero que, por supuesto, sólo en una ínfima parte se queda en Zimbabue. Porque este tipo de cacerías no son sino una forma más de explotación salvaje de la parte más pobre del planeta. De la misma forma que se esquilman sus recursos minerales en beneficio de multinacionales que administran sus enormes beneficios en los países ricos, estas partidas de caza ponen en riesgo el Patrimonio Natural de grandes zonas de África. Cazamos sus leones porque, con nuestra ayuda o nuestro silencio, mantenemos África en la pobreza.

Y contraponer la barbarie de las matanzas que están acabando con la fauna africana con la pobreza y las desigualdades extremas es peligroso. Porque, en el fondo, son dos caras de la misma moneda. De ahí que me parezca muy peligroso.

Leyendo esos comentarios me vienen a la mente otros muy repetidos, sobre todo en estos últimos años en los que la crisis económica ha provocado un terrible ascenso de la tasa de pobreza en nuestro propio país. Ante la desesperada situación en la que viven miles de familias españolas ¿cómo podemos mantener el gasto público en actividades no productivas, directamente secundarias, como la conservación del Medio Ambiente o de nuestro Patrimonio Histórico? Una pregunta capciosa, que en su propia formulación contiene la escusa perfecta para recortar presupuestos de cultura, como nos transmite perfectamente nuestro gobierno a través de los Presupuestos Generales del Estado (os recomiendo este documentado artículo en el blog Arqueología y Patrimonio sobre las partidas proyectadas para 2016). Al igual que el pueblo de Zimbabue está perdiendo un Patrimonio Natural que podría ayudar a su desarrollo social, cultural y también económico, en nuestro país cada año son más los elementos de nuestro Patrimonio Histórico en riesgo de desaparición.

Y casi nos convencen con la cantinela de que, ante las necesidades económicas y sociales de una parte importante de la ciudadanía, no es solidario mantener el gasto en cultura. Como si no supiéramos que las luchas contra la incultura y la destrucción del Patrimonio Histórico, y contra la pobreza y la exclusión social no fueran, en realidad, dos caras de la misma moneda.

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