martes, 28 de marzo de 2017

Antonio Moreno Rosa hablará del Museo de Cabra en la Fundación PRASA



El VI ciclo de conferencias Museos y Desarrollo Local continuará el próximo miércoles 29 de marzo, a las 19 h., con la conferencia “Museo Arqueológico Municipal de Cabra: 1973-2017”. Organizada por la Fundación PRASA en colaboración con la Real Academia de Córdoba y la Asociación Provincial de Museos Locales de Córdoba, la charla tendrá lugar en la sede de la Fundación PRASA (Avda. Gran Capitán, 2, 4ª planta).

El Museo Municipal de Cabra fue creado por Orden Ministerial el 15 de enero de 1973, publicándose dicha orden en el Boletín Oficial del Estado del día 2 de febrero. Es, por lo tanto, el más antiguo de los museos locales de nuestra provincia cuya creación fue avalada institucionalmente. Pese a los importantes fondos arqueológicos integrados en sus colecciones desde este momento y a la temprana orden de creación, la exposición permanente no abriría al público de forma continuada hasta 1992. Hoy, el Museo Municipal de Cabra es uno de los museos locales más destacables de la provincia de Córdoba, y de hablarnos de la historia de este centro se encargará mañana miércoles su director, Antonio Moreno Rosa.

Antonio Moreno Rosa es arqueólogo, y desde 2006 dirige el Museo Municipal de Cabra. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Córdoba, ha participado y/o dirigido numerosas intervenciones arqueológicas, y ha estado integrado en varios proyectos de investigación de las Universidades de Córdoba, Huelva o Autónoma de Madrid. Son muy numerosas sus publicaciones científicas (libros y artículos), la mayoría de las cuales se centran específicamente la Prehistoria e Historia Antigua del área de la Subbética cordobesa. Una de sus últimas publicaciones, aún en prensa, es un artículo sobre la historia del Museo Municipal de Cabra, escrito para el Boletín del Museo Arqueológico Nacional.

lunes, 20 de marzo de 2017

Museo Arqueológico de Córdoba: 150 años mirando al futuro


Hoy, 20 de marzo de 2017, el Museo Arqueológico de Córdoba cumple 150 años. Tal día como hoy, pero de 1867, un Real Decreto creaba el Museo Arqueológico Nacional además de museos arqueológicos en aquellas provincias que contaran con importantes colecciones de antigüedades. Entre ellas, en Córdoba.

Puede parecer una paradoja que, al hablar de la historia de un museo arqueológico, destaque en el título la palabra futuro. Pero es que, desde su creación, este museo siempre ha sido un garante de la custodia del pasado, pero con la mirada puesta en el futuro. Sobre la historia del museo ya nos habló su directora, Lola Baena, en una conferencia el pasado 25 de enero. Y sobre las necesidades de futuro del centro, sobre todo de la necesaria reactivación del proyecto de rehabilitación del palacio de los Páez de Castillejo, nos habla hoy en Diario Córdoba la presidenta de la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Córdoba, Clementina Rojas. Convirtiendo el cumpleaños en un aniversario reivindicativo. Siempre mirando al futuro.

Desde sus comienzos, el museo ha mirado al futuro buscando, en primer lugar, un espacio idóneo para exponer sus impresionantes colecciones. A pesar de que hoy lo celebremos, lo cierto es que el Decreto de 1867 fue esencialmente voluntarista. Por él se crea el Museo Arqueológico Provincial en Córdoba, pero sin dotarlo ni de instalaciones ni de presupuesto. De ahí que la infancia de la institución continuara durante décadas ligada al desarrollo de su hermano mayor, el Museo de Pinturas (hoy, de Bellas Artes). Un tiempo durante el que el principal objetivo sería precisamente el de contar con un espacio propio. Sólo en 1920 las colecciones arqueológicas se separarán físicamente de las de Bellas Artes, instalándose en la Plaza de San Juan y, muy pronto, en la Casa Mudéjar de la Calle hoy llamada de Samuel de los Santos, en la que hoy es sede de Casa Árabe.

A pesar de las carencias evidentes de espacio, el museo estuvo instalado en la Casa Mudéjar hasta su traslado a su actual sede de la plaza de Jerónimo Páez en 1959. A partir de este momento, el espectacular desarrollo de la arqueología en nuestra provincia corrió paralelo a la "colmatación" del espacio disponible. El nuevo edificio pronto se quedaría pequeño, tanto para albergar las colecciones como para prestar los servicios que se exigen a un museo moderno (espacios para conservación y restauración, atención a investigadores, difusión y áreas didácticas, etc.). Ya a lo largo de los años 70 del siglo XX se procedería a la compra de una serie de solares anejos, destinados a una futura ampliación que sólo se pondría en marcha con la convocatoria de un concurso de ideas en 1998. El proyecto contemplaba la construcción de un edificio de ampliación, que serviría de sede temporal del museo hasta la rehabilitación completa del Palacio de los Páez de Castillejo (leer más). Pero, por el momento, así nos hemos quedado.

En la actualidad, el museo parece asentado en una larga provisionalidad. El nuevo edificio cuenta con espacios muy interesantes para el desarrollo del trabajo interno del centro, además de una impresionante biblioteca y dos salas que, mientras no se ejecuta la fase final de rehabilitación del palacio, sirven para exponer una pequeña muestra de las colecciones conservadas. La crisis económica, real pero que también muchas veces sirve para enmascarar la falta de visión e interés de las instituciones públicas responsables, detuvo un proyecto que, pese a la existencia de partidas en los sucesivos Presupuestos Generales del Estado, no ha comenzado a desarrollar el Ministerio de Cultura. Recientemente, se ha anunciado la inminente (de nuevo) puesta en marcha del proyecto con la restauración de la fachada principal. Con un presupuesto seis veces menor al tantas veces prometido para este año (500.000 € en lugar de 3.000.000, según publica ABC), sólo deseo que en esta ocasión salte de una vez de la nota de prensa a la realidad. Porque si se hubiera invertido sólo la mitad de lo que con bombo y platillo se publicita periódicamente en prensa, quizá desde la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico podrían haber publicado su carta de cumpleaños con agradecimientos en lugar de reivindicaciones.

150 Años después de su creación, uno de los museos arqueológicos más importantes de Europa sigue mirando al futuro. Con la ilusión aún infantil de ver cumplida su vieja aspiración de disponer de un espacio adecuado. Los responsables políticos deberían entender que no se debe jugar tanto con los sueños e ilusiones de los niños, porque corren el riesgo de convertirlos en viejos amargados.

viernes, 17 de marzo de 2017

Cultura del olivar de sierra en Los Pedroches




Anoche, el gran espacio de acceso al Teatro El Silo de Pozoblanco se quedó pequeño para el numeroso público asistente a la presentación del proyecto Cultura del olivar de sierra en Los Pedroches. Se trata de una obra (libro + documental complementario) salida directamente de la Oficina de Patrimonio Histórico creada por el Ayuntamiento de Pozoblanco (y que espero sinceramente que pronto pueda recuperarse), que durante un año tuvo entre sus cometidos la catalogación de las antiguas molinas dispersas por nuestra sierra. Antonio Carrasco y Juan de la Cruz Cabrera, entonces técnicos de esa oficina, fueron los encargados de poner en marcha un trabajo que contó con la colaboración de Olivarera de Los Pedroches (Olipe).

El trabajo de Antonio y Juan de la Cruz pronto empezó a dar sus frutos, y ellos mismos se encargaron de proponer su difusión pública mediante un libro y una pieza audiovisual. Como indicó en la presentación Juan Antonio Caballero, presidente de Olipe, realizando un trabajo que supera con creces el exigido por un horario de oficina y que, añado yo, se prolongó en el tiempo mucho más de los 12 meses de duración de su contrato laboral.

Antonio y Juan de la Cruz plantearon, con gran acierto en mi opinión, y con una destacable dosis de generosidad, que su catálogo de molinas debía complementarse con textos en los que quienes más saben del tema nos hablaran del pasado, del presente y del futuro de nuestro olivar de sierra, y de su importancia patrimonial para toda nuestra comarca (para Pozoblanco y Villanueva de Córdoba, que agrupan la mayor parte de la zona de cultivo, pero también para el resto de pueblos de la comarca, que también aportaban su trabajo en numerosas faneguerías).

De esta forma, el libro, dotado de un importante aparato gráfico y con una edición muy cuidada, incluye además del estudio de las antiguas instalaciones industriales de nuestra sierra, una serie de artículos que destacan la importancia del Patrimonio, tanto material como inmaterial, ligado a nuestros olivares.

Los biólogos Pedro López Bravo y Pedro López Nieves se encargan, con la solvencia que caracteriza todos sus trabajos, de introducirnos en el medio físico y natural de la sierra de Los Pedroches. Una primera parte absolutamente necesaria, porque es preciso conocer el espacio para poder comprender nuestra cultura del olivar. Y una introducción a la que sirve de perfecto complemento el texto del escritor Juan Bosco Castilla, reciente ganador del premio Solienses, que nos regala su particular visión del paisaje de La Sierra. Varias veces he comentado en artículos de este blog que, para mí, el espacio y el tiempo son los dos factores esenciales que nos permiten comprender el Patrimonio Histórico. Y, si los dos primeros artículos del libro se dedican al espacio, del tiempo se encarga Matías Sánchez  en su documentada historia del olivar en Los Pedroches. Como podréis imaginar, de lectura obligada.

Antonio García Herruzo (compañero "de fatigas" en tantas horas de archivo y lectura de documentos, enamorado de la historia, de la investigación y de la divulgación) y Tránsito Habas Sánchez (tan enamorada de la sierra, del olivar y del aceite como empeñada en reivindicar la importancia de la mujer en la sociedad y en la historia) son los encargados de continuar introduciendo en sus artículos el duro trabajo de la aceituna. Unos trabajos en los que las mujeres, como destaca Tránsito, siempre han sido parte esencial. Un trabajo duro, sobre todo el de la recolección, que sin embargo dejaba tiempo para la diversión: para cantar y bailar jotas, a las que dedica su artículo el musicólogo Luis Lepe, y a juegos como los que nos presenta (nuevamente) Antonio García Herruzo. Pero no todo es Patrimonio Inmaterial: el arquitecto Antonio Ángel Ballesteros, un verdadero especialista en Patrimonio Arquitectónico, nos ofrece una breve pero intensa panorámica sobre la arquitectura generada por el olivar y el aceite en la Sierra.

Llegados a este punto, resulta necesario conocer cómo se cultiva el olivar en este espacio, y a eso dedican su artículo Jesús Fernández de Castro y Jesús Fernández Habas, dos generaciones de olivareros por vocación. Y, para conocer nuestras molinas, también es conveniente tener una idea general de la evolución de los sistemas de extracción del aceite, base del artículo firmado por el Catedrático de Ingeniería Gráfica de la UCO Francisco Montes.

Llegamos así a la parte central del proyecto, la clasificación, estudio y catálogo de molinas, que se traduce en el textos en 3 artículos firmados por Antonio Carrasco y el catálogo realizado por Antonio y Juan de la Cruz. El modelo cooperativista en Los Pedroches y la historia de las más recientes almazaras de la comarca (Olipe, de Pozoblanco; Nuestra Señora de Luna, de Villanueva; San Antonio Abad, de Obejo; y la desaparecida FISA, también de Pozoblanco) es el tema central de los artículos firmados por Juan Antonio Caballero, Juan Gregorio Nevado, Antonio Alcaide y Juan de la Cruz Cabrera.

El libro termina con artículos de opinión, que intentan dejar abierto el debate sobre nuestra cultura del olivar. El primero de ellos, una mirada hacia el futuro por Jesús Fernández de Castro y Jesús Fernández Habas. El segundo, del presidente de Olipe, Juan Antonio Caballero. El tercero, de Francisco Ochoa López, presidente de la Cooperativa Nuestra Señora de Luna. El libro se cierra con un nuevo artículo de Antonio García Herruzo, esta vez relacionado con el habla del olivar.

J.A. Caballero, R. Rossi, E. Pozuelo, A. Carrasco y J.C. Cabrera, en la presentación de la obra
No puedo negar que sentí un enorme placer al comprobar la aceptación de esta obra durante la presentación de anoche. Se agotaron los ejemplares puestos a la venta,  aunque desde hoy mismo pueden adquirise tanto en librerías como a través de la librería virtual 17 pueblos, al módico precio de 18 €. Y tengo que agradecer que, durante la presentación, todos los intervinientes (Rosario Rossi, concejala de cultura; Emiliano Pozuelo, alcalde de Pozoblanco; Juan Antonio Caballero, presidente de Olipe, y los autores, Antonio y Juan de la Cruz) se acordaran de mí y del trabajo realizado cuando yo era concejal de cultura. Muchas gracias. Aunque, como comentaba con Rossi al finalizar el acto, nuestra labor como responsables políticos sólo ha sido la de facilitar el trabajo de los profesionales (el mío, al poner la semilla y dirigir los primeros pasos de esta criatura; el de Rossi, al culminarlo con todo el cariño que demuestra esta cuidada edición). Ellos, Antonio Carrasco Bautista y Juan de la Cruz Cabrera García-Arévalo, son quienes han coordinado el trabajo, quienes han seleccionado y dado las instrucciones necesarias a ese gran elenco de colaboradores, quienes han contactado con los propietarios, con antiguos trabajadores de almazaras y antiguos aceituneros... Y merecen todas las felicitaciones por hacernos este magnífico regalo y reivindicar la importancia de la cultura del olivar de sierra en Los Pedroches. Gracias, y enhorabuena.