jueves, 30 de junio de 2016

"La Plaza". El Mercado de Abastos de Pozoblanco


Nací enfrente de "La Plaza". Porque en Pozoblanco nadie iba a comprar al Mercado, sino a La Plaza. Mi calle, la que rodea este edificio, nunca ha tenido nada de plaza, pero se llamaba "Plaza". Primero, "de José Solís", para cambiar su nombre, tras eliminar a ministros franquistas del callejero, por la actual denominación de "Plaza del Mercado". Quizá porque en Pozoblanco nunca tuvimos una plaza digna de ese nombre.

"La Plaza" fue el indiscutible centro comercial de la comarca de Los Pedroches durante décadas. Y al igual que en tiempos podía utilizarse como símbolo del auge comercial de Pozoblanco, desde hace ya años ejemplifica perfectamente la crisis del comercio tarugo, especialmente en el centro histórico. Lo que hay, va irremediablemente hacia el norte, hacia "La Salchi". La especulación urbanística, que también existe en nuestros pueblos, tiene mucho que ver con estos cambios.

Ante esta situación, caben dos soluciones: aceptar la evolución, y dejar que el centro muera poco a poco en beneficio de los nuevos barrios comerciales y residenciales, o actuar para revitalizar el centro. En mi caso, opto claramente por la segunda opción. Por eso durante la legislatura en la que he sido concejal en el Ayuntamiento de Pozoblanco, nuestro grupo apostó por la reforma del Mercado de Abastos y la paulatina peatonalización del centro urbano. Para revitalizar una tradicional arteria comercial que, desde "La Plaza", subía por la "Calle del Toro". Llegando, justo, hasta donde hoy comienza el verdadero centro comercial de Pozoblanco. Por esta misma razón me he mostrado muy crítico con la pretensión del actual gobierno de Pozoblanco (PE+, que es un grupo "independiente" liderado por el actual alcalde, que ya llevaba 14 años como concejal cuando se presentó a las elecciones con una "agrupación de electores", aliado con el PP) de permitir la instalación de una gran superficie comercial al norte de la población.

Ejemplos de planificación urbanística para revitalizar el centro hay muchos. Los que yo conozco pasan todos por la creación de áreas de preferencia peatonal. La propia configuración de nuestras ciudades y pueblos así parece exigirlo: el centro de calles estrechas y enrevesadas para el peatón, las modernas afueras con sus avenidas para los coches. ¿Por qué, entonces, pensar en un enorme aparcamiento subterráneo en La Plaza, derribando un edificio protegido para intensificar el tráfico por el centro?

Ya he reconocido que estamos hablando de un espacio que siento muy cercano. Y tengo que reconocer también que el absoluto desprecio por el Patrimonio Histórico que se deduce del planteamiento de una encuesta realizada por el ayuntamiento de Pozoblanco, y que destaca un buen artículo de Solienses, me toca en lo profesional. Por eso, no puedo callarme algunas opiniones.

1. El gran y necesario aparcamiento. Sería necesario si quisiéramos que pasaran por La Plaza muchos coches pero ¿eso es lo que queremos? En mi opinión, bastaría con un aparcamiento más reducido, que permitiera cargar la compra en el coche. Y, por supuesto, no tendría por qué ser subterráneo (para hacerlo tenemos que romper un enorme bloque de granito). ¿No podemos hacer en el centro aparcamientos en altura? En mi época de concejal, esta pregunta nunca fue contestada, pero tanto técnicos como políticos la rechazaban inmediatamente como inviable. No sé por qué.

2. Revitalizar el centro comercial histórico con aparcamientos, apostando por los coches. Bien. Es una opinión, tan válida como la mía (que es la contraria). Pero quien la defienda, por favor, que dé la cara, que nos explique los pros y los contras.

3. La encuesta. Ahí me han tocado, la verdad. ¿Harán una encuesta para decidir qué tipo de bisturí utilizarán los cirujanos en el Hospital de Los Pedroches? ¿O para decidir qué dimensiones tienen que tener los pilares que soporten el nuevo edificio de La Plaza? Es decir: sólo gentes que muestren un desprecio absoluto por la conservación del Patrimonio Histórico pueden trasladar a una encuesta la eliminación de la protección del edificio.


Remodelación integral del mercado con la protección estructural que a día de hoy tiene y que implica dejar toda la fachada exterior igual que está. Inversión aproximada: 2,4 millones de Euros.

Eliminar la protección estructural existente y recuperar un espacio público para la ciudadanía. Esa recuperación conllevaría utilizar todo el espacio para la construcción de aparcamientos subterráneos en toda la superficie de la plaza del mercado y en superficie un mercado adaptado a las necesidades de hoy en día y el resto de espacio sería una plaza pública abierta. Inversión aproximada: un 30% más que la Opción 1.

Por otra parte, a la opción 2 sólo le falta añadir una frase final: "Que es la opción más buena y más mejor de todas".

4. El Patrimonio Histórico. Varias veces he dicho por aquí qué entiendo por Patrimonio Histórico. Unas ideas que un anónimo comentarista en Solienses puede echar por tierra con todo el peso de "su cultura": "La casa de mis abuelos tenia más de cien años, la tiré, la hice nueva, y no paso nada, bueno si paso una cosa, que la calle quedó más bonita."

5. Los profesionales del Patrimonio Histórico. Se va a decidir si se elimina la protección al edificio del Mercado sin estudios de sus valores patrimoniales y sin intervención alguna de historiadores, historiadores del arte, urbanistas... Podría haber ayudado el estudio y la búsqueda de asesoramiento por parte de una oficina de Patrimonio Histórico que ya no funciona en nuestro Ayuntamiento (si has leído hasta aquí, te podrás hacer una idea de por qué la han eliminado). Pero no. Proteger o no este edificio se va a hacer ¡Por votación popular! Sólo puedo responder a voz en grito "¡Olé! ¡Coño!".

[¿Qué pienso yo? No tengo totalmente claro si es necesario conservar o no este edificio, porque necesitaría recoger más información, y más opiniones técnicas de historiadores, de historiadores del arte, de especialistas en urbanismo... Lo que sí tengo claro es que si yo, que por mi profesión tengo una cierta capacidad de análisis, no puedo definir en este momento mi postura, someter la decisión a una encuesta defendiendo que así se fomenta la participación ciudadana es una auténtica barbaridad.]


lunes, 27 de junio de 2016

Iter - 5. Desmontando


Por definición, toda exposición temporal tiene fecha de clausura. En esta ocasión, aunque prorrogada, la nuestra cerró sus puertas definitivamente ayer domingo, 26 de junio. Durante los meses en los que ha estado abierta al público ha recibido un buen número de visitas (como corresponde a un periodo de temporada alta para el turismo en la ciudad, y un tiempo de comenzar a vivir la calle, a recibir visitas y a pasear para los cordobeses). No tengo estadísticas, pero de todas formas no me obsesiona hacerme con ellas, puesto que creo que es más importante valorar la calidad que la cantidad de las visitas. Pero ¿cómo valoramos el grado de satisfacción del público visitante? De todas las formas posibles, me sigo quedando con el contacto directo.

Además de recibir comentarios de amigos y conocidos, durante estos últimos meses he tenido la oportunidad de visitar la exposición con varios grupos diferentes. Y eso me ha permitido tener una mínima aproximación a la imagen que transmitía la muestra. Y creo que podemos estar satisfechos. La idea general es muy similar a la que transmite Antonio Merino en una entrada de Solienses: decepción inicial, al comprobar el reducido tamaño de la sala, que se va transformando poco a poco al tomar conciencia de la cantidad y calidad de las piezas expuestas. Y todavía quedan opiniones por recoger (invito a quien haya visitado la exposición a dejar la suya como comentario, si le apetece).

Esta mañana hemos desmontado la exposición. Como trabajo, lo cierto es que resulta menos duro que el montaje. Todo está en su sitio, y cada pieza tiene su espacio perfectamente definido ya en las cajas de transporte. Incluso la documentación resulta fácil de cumplimentar: los datos del acta de devolución de manteriales son los mismos que aparecían en impresos de préstamo o actas de entrega. Sin embargo, el hecho de que sea un trabajo más fácil no significa que sea más gratificante. Al contrario, desmontar una exposición que tanto trabajo costó diseñar y ejecutar es una experiencia agridulce. Porque tiene lo dulce de finalizar un trabajo, de cerrar un captítulo de la programación anual, y de ver de nuevo los objetos convenientemente conservados en su lugar del almacén (todo movimiento de objetos supone un riesgo para la conservación, por más que intentemos minimizarlo, y el regreso al museo solemos recibirlo quienes trabajamos en este mundo con un incontrolado suspiro de alivio cuando podemos terminar el informe con el consabido "sin que haya que señalar ninguna incidencia"). Pero también te queda algo de penilla, para qué negarlo. La pena de ver finalizar un proyecto en el que has puesto horas, esfuerzo y, sobre todo, mucha ilusión.

Nos queda al menos el consuelo de pensar que puede haber quien haya disfrutado, quien haya aprendido algo, quien se haya dejado sorprender. Porque para eso trabajamos.

martes, 21 de junio de 2016

¿Corte o Tribunal?

En rey y su corte, en el Libro de los Juegos de Alfonso X
Reconozco que es una de mis muchas manías, pero me pone nervioso comprobar cómo cada vez es más habitual que, en prensa escrita, radio o televisión, se traduzca sistemáticamente el inglés court por "corte" en lugar de "tribunal".

El Diccionario de la Real Academia Española admite en su segunda acepción el significado de "tribunal" para "corte", identificándolo como un americanismo. Es decir, lo que en España es tribunal, en algunos países hispanohablantes se denomina corte. A pesar de esto, resulta curioso que un poco más abajo, la propia RAE nos hable de la "Corte Penal Internacional" para denominar al Tribunal Penal Internacional. Por su parte, la Fundación del Español Urgente zanja con claridad el debate: "Corte es, simplemente, el nombre que reciben algunos tribunales de justicia en América".

Remontándonos a la Edad Media, el término "corte" -procedente de "cohorte"- designa al grupo de personas que forman el séquito o acompañamiento del rey. La Corte pasará a ser muy pronto la sede del poder político de ámbito estatal, y de ahí que aún en España llamemos "Palacio de las Cortes" a la sede del Parlamento. Pero debemos tener en cuenta que hasta la Revolución Francesa no aparece un concepto político hoy generalizado -al menos en teoría- como es la división de poderes. Es decir, la "corte" será una institución política, pero que acumula los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. De hecho, se convertirá en habitual instancia de apelación en los procesos judiciales, a la que recurrirán quienes no estén conformes con las sentencias dictadas por tribunales menores. En su origen, por lo tanto, el término "Cortes" haría referencia a una instancia de poder político (de ahí que en España se llame así al Parlamento) y también judicial (de ahí que, en el mundo anglosajón y en parte de la América hispanohablante, se llame así a los tribunales).

Pero el uso periodístico de "corte" en lugar de "tribunal" no creo que podamos catalogarlo como un americanismo, sino más bien como fruto de una deficiente traducción del inglés, casi un anglicismo. Me temo que se impondrá, y que algún día la RAE eliminará la catalogación como americanismo para esta acepción de "corte". Y no pasará nada, naturalmente, aunque yo seguiré sintiéndome molesto al pensar que la evolución del lenguaje no siempre refleja riqueza sino que, en ocasiones, puede ser simple fruto de la incultura.

jueves, 2 de junio de 2016

Lourdes Aso gana el concurso de relato breve del Museo Arqueológico de Córdoba


El jurado y la directora del Museo ante la obra que ha inspirado el relato ganador. Foto: Museo Arqueológico
Lourdes Aso Torralba recibirá el primer premio del XIII Concurso de Relato Breve del Museo Arqueológico de Córdoba, patrocinado por la Fundación PRASA y dotado con 900 euros, según el fallo del jurado que se produjo en la tarde de ayer (ver noticia en Cordobahoy). El relato premiado lleva por título "El Sujeto", y fue presentado con el seudónimo de Babra. Según informa en facebook el Museo Arqueológico, está centrado en un visitante que contempla la escultura romana del dios Mitra.

Enfermera de profesión y residente en Jaca (Huesca), la ganadora de esta edición del concurso tiene un amplio curriculum literario, en el que destacan varios libros publicados, su participación en diversas antologías y la victoria en innumerables concursos, entre ellos el Mario Vargas Llosa NH, Isla Cristina, Café Compás, Ciudad de Melilla y, ahora, el de Relato Breve del Museo Arqueológico de Córdoba.

El segundo premio, dotado con 500 € y patrocinado por Arqueobética, ha recaído en José María Molina Caballero, de Rute (Córdoba) por su relato "Los espejos del tiempo desolado", mientras que el tercer premio (300 €, patrocinado por la Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Córdoba) es para "Cruzando lo invisible", de Elena Márquez Núñez, de Sevilla. Además, de entre los 184 trabajos presentados han resultado finalistas los relatos presentados por Pedro Antonuccio Sanó, de Venezuela, Alberto Ramos Díaz, de Madrid, Fernando Martínez López, de Almería, Dolores Marín, de Murcia y Almudena Bustamante Anibarro, de Palencia.

En esta edición, el jurado ha estado compuesto por Pablo García Casado (escritor), Francisco Sánchez Zamorano (escritor y presidente de la Audiencia Provincial de Córdoba), Ángela Jiménez Pérez (escritora) y Luis Grau Lobo (ganador de la edición anterior).