Notas sobre el pasado medieval de Pedroche
Al hilo de los temas centrales de las Jornadas de Otoño que se inauguran esta tarde en Pozoblanco, echaba en falta Antonio Merino en Solienses hace unos días más presencia de la comarca en los temas tratados. Y lo cierto es que no es nada fácil hablar de Los Pedroches en la Edad Media, aunque yo lo he intentado en varias ocasiones. Una de las últimas, en las I Jornadas de Historia Local de Pedroche, en cuyas actas se publicó un artículo que integro ahora en la pestaña "publicaciones": Notas sobre el pasado medieval de Pedroche.
Se trata de una aproximación al Pedroche medieval que, como no podía ser de otra manera, es una aproximación a la historia medieval de toda la comarca. Y, para quienes no lo conozcan y tengan curiosidad por echarle un vistazo, tengo que avisarles de que está escrito en orden cronológico inverso. Es decir, comienzo describiendo la etapa final del siglo XV, momento para el que disponemos de más información a través de diversas fuentes documentales, para intentar remontarme, a través de una información cada vez más escasa y parcial, hasta los primeros rastros documentales y arqueológicos de Los Pedroches al inicio de la Edad Media.
Es muy poco lo que sabemos sobre Los Pedroches en torno al 711, fecha de entrada de los musulmanes en la Península Ibérica. Lo que yo conozco sobre el tema lo publiqué hace unos años, junto con el prof. José Luis del Pino, en un estudio sobre el despoblado medieval de Cuzna que podéis encontrar en la pestaña publicaciones.
En el 711, la descomposición total del antiguo estado visigodo hizo posible un rápido control de buena parte del territorio peninsular por parte de un número muy reducido de invasores. A ellos se sumarán pronto otros grupos, reducidos en número y de procedencia y situación política y social muy dispar, organizados en clanes según la tradición del primer Islam. Los orientales -árabes- ocupan las posiciones políticas y sociales más destacadas en la nueva provicia islámica, mientras que los norteafricanos -beréberes-, menos poderosos, se asentarán en las áreas "marginales". Parafraseando a aquel profesor gallego que, al hablar de las anteriores invasiones bárbaras, comentaba que "a los gallegos nos tocaron los Suevos" (léase en voz alta para comprobar la ironía, pero no delante de los niños) podemos afirmar que, debido a tratarse de una comarca que no destaca especialmente por su riqueza agrícola ni sus grandes ciudades, a los pedrocheños nos tocaron los beréberes.
Uno de los inicios quizá más evidentes de esta ocupación nos lo ofrece la toponimia, y más concretamente el nombre que aún conserva uno de los cursos fluviales de la sierra: el Guadalbarbo (literalmente, río de los bárbaros o de los beréberes). Pero además tenemos noticias de algunos clanes beréberes asentados directamente en este territorio, entre los que las fuentes árabes mencionan a los Baranis (que llegaron a dar nombre en la época a las montañas de la zona de Almadén), o los Kazna -o Kuzna-, que dieron nombre a una ciudad despoblada a fines de la Edad Media y a un río que aún lo conserva. Al mismo tiempo, también tenemos indicios de dos tribus árabes, Gafiq y Bali que darían nombre a los que quizá fueran en este momento los dos núcleos de población más destacados de la comarca, Belalcázar y una población cercana a Santa Eufemia. Dos enclaves que, en cualquier caso, tenían un indudable interés estratégico. Como también lo tendría, aunque de forma más secundaria, la ciudad de Cuzna, fundada ex-novo por miembros del clan beréber que le dio nombre antes de mediados del siglo IX.
Sobre esta base se terminaría formando la kora o provincia del Fahs al-Ballut (Llano de las Bellotas), pero ya en una época que se aleja del inicial año 711.
Tampoco son muchos los datos que tenemos sobre nuestra comarca en torno a 1212, fecha de la batalla de las Navas de Tolosa, aunque su inicidencia en Los Pedroches fue casi inmediata y de gran importancia. Desde que, en el año 1085, los cristianos tomaron Toledo, la comarca de Los Pedroches se convirtió en una zona directamente relacionada con la frontera. Expuesta a las incursiones cristianas, la población fue abandonando estas tierras peligrosas, que se defendían desde el sur a través de la alcazaba de Gafiq (Belalcázar) y, sobre todo, de Bitraws (Pedroche). Pedroche y Santa Eufemia caerían en manos de Alfonso VII en 1155, aunque parece ser que la conquista fue efímera. No por reacción musulmana, sino posiblemente más porque esta franja se había convertido ya en un "desierto fronterizo", una zona de nadie peligrosa y despoblada. Unos 15 años después, la entrada de los almohades, que se hacen con el poder en el antiguo al-Andalus, vuelve a desplazar la frontera hacia el norte, aunque durante la mayor parte de este tiempo la frontera entre los musulmanes y la cristiana Orden Militar de Calatrava divide Los Pedroches en dos.
En 1195, los almohades vencen en Alarcos, inclinando la balanza de forma clara hacia el lado musulmán. Sin embargo, poco tiempo después una coalición cristiana desbaratará el poder almohade en la decisiva batalla de las Navas de Tolosa (1212). Buena parte de la comarca quedará ya en manos de los castellanos, que preparan la gran ofensiva que les llevará, 25 años más tarde, a la toma definitiva de Córdoba y el dominio de buena parte del Valle del Guadalquivir.
A pesar de que, como es habitual, nos falte documentación para reconstruir esta etapa de nuestra historia, creo que podemos afirmar que 711 y 1212, las dos fechas en las que se centran las Jornadas de Otoño de este año, fueron fundamentales para Los Pedroches. Y, sin duda, a través de las conferencias que podremos disfrutar esta tarde y mañana en el Mirador del Teatro El Silo llegaremos a conocerla mejor.
2 comentarios:
Juan Bautista, que interesante descripción de esos años. Me llama la atención que hasta hace pocos años, era una verdadera odisea ir a la comarca, cómo sería en esos años que citas. Que intrincados caminos, que espacios tan grandes de soledad entre pueblos o caseríos, subí una vez al valle desde Obejo y me pareció la carretera interminable, pero maravillosos los paisajes. Y la primera vez que pasé el Calatraveño me impresionó la majestuosidad del paisaje, una cosa parecida al entrar en el de Alcudia. Y siempre me ha llamado la atención la basílica que me parece está por esos contornos, de seguro que sería una ruta para Castilla.
Un saludo
Gracias por tu comentario, Paco. Hace un tiempo tuve ocasión de leer un par de capítulos de la nueva novela de una amiga que precisamente trataba de un viaje, en 1236, desde la Meseta hasta Córdoba atravesando Los Pedroches... Cuando se publique lo diré por aquí, porque describe perfectamente esa odisea de la que hablas.
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