miércoles, 19 de octubre de 2016

Inglaterra es diferente - 4. Brexit.



En este último viaje también me ha sorprendido la cercanía de la gente en Inglaterra. Ese cercano (aunque casi totalmente incomprensible) how are you? del camarero el segundo día que visitamos el mismo pub; esos segundos, muy pocos, que transcurren entre que empiezas a desplegar el plano en una calle de Liverpool y que alguien se acerca preguntándote si necesitas ayuda...  De la misma forma, he comprobado con sorpresa lo cuidado que está el monumento a las Brigadas Internacionales junto al London Eye. Y también me he sorprendido al ver cómo la Tate Modern cuenta con una sala titulada Civil War. No Spanish Civil War, sino simplemente Civil War, en recuerdo de la nuestra, la de todos, la común. Nuevamente he vuelto con la idea de que el tópico del británico no les hace justicia.

Pero está el Brexit. Y me lleva a pensar que no todos los camareros serán tan agradables con los extranjeros como el del pub de Chorlton, ni todos los fans de los Beatles tan serviciales como el que nos enseñó The Grapes. Posiblemente muchos británicos se quedaron en casa, pero lo cierto es que de los que fueron a votar, fueron mayoría quienes no nos quieren. Y me da mucha pena, primero por los amigos, y luego por toda esa masa de desconocidos que, vistos de cerca, no están tan alejados de nosotros. Y también me apena, egoístamente, que los europeos perdamos poco a poco una parte tan importante de nuestra cultura. Me temo que ha vencido no sólo la mala política, sino también la incultura. Sólo espero que no nos dejemos arrastrar nosotros en su caída, que sin duda será larga. Y que, al mirar el futuro lejos de Inglaterra, sepamos entender que una vez tuvimos un pasado y una cultura común.

Ladrillo con la marca de la Legio IX Hispana, que actúa en el área de York entre los años 71 y 120. Museo de York.

sábado, 15 de octubre de 2016

Inglaterra es diferente - 3. Patrimonio, euros, libras.

Tate Modern (Londres): recogida de donativos en un museo gratuito.

Si en la anterior entrada me refería a la racionalización del gasto como una necesidad en nuestra política de economía patrimonial, ahora quiero hablar de la segunda parte de la ecuación: los ingresos. Dicho de otro modo ¿quién corre con los gastos que supone la conservación y puesta al servicio de la sociedad del Patrimonio Histórico? En este tema, las diferencias entre el modelo británico y el español son todavía más evidentes.

Ya he comentado en las entradas anteriores cómo me da la sensación de que el público inglés se siente más cercano a su Patrimonio Histórico que el español. Y eso se nota también cuando llega la hora de rascarse la cartera. Mientras nosotros esperamos tranquilamente que el Estado, la Comunidad Autónoma, el Ayuntamiento o una Fundación corran con todos los gastos, los ingleses también están acostumbrados a participar a la hora de pagar. Y no nos equivoquemos: no se trata de criticar a "papá Estado". Mirad si estarán acostumbrados en el Reino Unido a apoyar desde las instituciones públicas la oferta cultural que la mayoría de los grandes museos tienen entrada gratuita.

Lo que ocurre es que los ingleses van más allá, siendo conscientes de que, aunque el Estado va a correr con los gastos de funcionamiento, las instituciones culturales pueden recabar ingresos extras que les permitirán ampliar su oferta cultural. La Tate Modern funciona con presupuesto público; pero si todos ponemos esas 4 libras que nos piden en la entrada, no sólo nos aseguraremos de que el museo pueda mantenerse abierto con entrada gratuita para aquellos que no puedan pagarla, sino que el centro podrá programar más exposiciones, editar más catálogos, ofertar más actividades didácticas. Y creo que el público británico tiene perfectamente asumido que esa es su responsabilidad. Y en un alto porcentaje, colabora con esas 4 libras.

La participación ciudadana en la generación de ingresos, en esta especie de "micromecenazgo", se refleja también en la pertenencia a asociaciones. Hay asociaciones relacionadas con los castillos, con jardines y palacios... aunque la más significativa me parece el English Heritage, de la que ya he hablado en las entradas anteriores. Como turistas, esta organización nos permite adquirir tickets conjuntos para diferentes espacios, con un interesante ahorro. Como británicos o residentes, muchas personas apoyan la conservación y difusión de su Patrimonio Histórico haciéndose socios -aportando así su apoyo económico-, convirtiéndose en público fiel que repite su visita y, en ocasiones, colaborando también como voluntarios en los espacios gestionados por esta entidad.

Cuando uno comprueba cómo sus amigos británicos son socios de una entidad dedicada a la gestión de espacios patrimoniales o naturales, piensa que a los gestores del Patrimonio en Inglaterra les ha tocado la lotería. Pero no. Resulta que es verdad que en Gran Bretaña, al Patrimonio Histórico le toca la lotería todas las semanas.

The National Lottery restaura el Patrimonio Histórico. Buxton. Inglaterra.

Parte de los beneficios obtenidos por la Lotería Nacional británica revierten a la sociedad en forma de apoyo directo a la cultura y al Patrimonio Histórico. Y, si hasta ahora he dicho que en cuestiones de gestión de Patrimonio Inglaterra es diferente, en muchos casos mejor, ahora prefiero callarme los calificativos, porque en el caso de las loterías no es que los británicos nos saquen ventaja, es que nos sacan los colores. Vamos a ver dónde van a parar los beneficios de loterías en Reino Unido y en España, aunque os puedo avanzar que sorprende tanto lo cuidado que está el Patrimonio Histórico inglés como el elevado nivel económico de la Liga de Fútbol Profesional en España. Y no es casualidad.

No me ha resultado nada fácil encontrar datos sobre el "reparto de beneficios" de Loterías y Apuestas del Estado. Y, sinceramente, viendo lo que he visto no me extraña: si yo tuviera que explicarlo me daría vergüenza. No sé si mi información estará totalmente actualizada, ya que lo mejor que he encontrado para ver cómo hacen el reparto ha sido un Real Decreto de hace 25 años (RD 419/1991). Tampoco si las cifras actualizadas, correspondientes a 2014, están correctamente tomadas, ya que el único lugar donde las he encontrado ha sido en el pdf de los Presupuestos Generales del Estado de 2015. Un poco escondidos los datos, pienso yo, en un país en el que hay tantos presumiendo de transparencia (¿no será "tramparencia"?). Desde 1991, la recaudación íntegra de las loterías se reparte del siguiente modo:

  • 55 % para premios.
  • 10'98  % para las Diputaciones Provinciales.
  • 10 % para la Liga de Fútbol Profesional.
  • 1 % para el Consejo Superior del Deportes, que lo dedicará a otras categorías de fútbol.
  • El resto, deducidos los gastos, para el Tesoro Público.

Aunque no sé si los datos son totalmente correctos (muy escondidos que los tienen...), en 2014 creo que los ingresos globales fueron de algo más de 8.447 millones de euros; con lo que la Liga de Fútbol Profesional, principal beneficiaria de nuestra lotería, se habría embolsado casi 850 millones de euros. Sin embargo, no encuentro ninguna referencia a estas importantes cifras en el informe económico del fútbol profesional español. Que no digo yo que las cifras no estén bien, pero claras y accesibles... me parece que no. En cualquier caso, 850 millones de euros no es mala cantidad, teniendo en cuenta que la LFP es una entidad privada, una asociación formada por diferentes Sociedades Anónimas Deportivas (los multimillonarios clubes de fútbol), y a pesar de eso se lleva los beneficios de una entidad pública como es Loterías...  Supongo que lo mejor es que a nadie se le ocurrirá volver a decir que hay que privatizar Loterías, una vez que queda claro que ya se privatizan directamente sus beneficios. Tanto en la web como en su publicidad televisiva, Loterías destaca la colaboración publicitaria del organismo público con la cultura y el deporte. Para tapar vergüenzas, supongo. Porque es una verdadera vergüenza que nuestra lotería no tenga un fin social, cultural o deportivo, sino que únicamente beneficie a los más grandes del fútbol. No tengo otro calificativo: vergonzoso.

En todos sitios cuecen habas, me puede decir alguien. Pues parece que no en Inglaterra, o al menos no las cuecen como nosotros. Al buscar la información, lo primero que sorprende es lo rápido que, a través de la web del organismo público británico, se accede a la información sobre el destino del dinero de loterías. Y con gran facilidad se accede también a la información contable, desglosada para hacerla fácilmente entendible por cualquiera. Todos los datos a un clic, en un verdadero ejercicio de transparencia que contrasta con nuestra "tramparencia". Así, podemos ver cómo en el año que cerró el pasado 31 de marzo de 2016 destinaron a proyectos más de 1.900 millones de libras. Un dinero que es posible seguir proyecto a proyecto y pueblo a pueblo a través de la misma página web. Y, por supuesto, sus fórmulas de reparto de los beneficios, que también aparecen claramente expresadas en su web, son muy diferentes a las españolas:
  • 40% para proyectos sociosanitarios.
  • 20% para deporte.
  • 20% para artes.
  • 20 % para Patrimonio. 

Las cuentas claras. En España... chocolate.

Un reparto que parece claro, lógico, que da envidia. Mucha envidia. Como también lo da el hecho de que, según estos datos, destinaron 380 millones de libras a proyectos relacionados con el Patrimonio Histórico. No es que Inglaterra sea diferente; es que a veces debería darnos vergüenza. Aunque sólo fuera algunas veces.


miércoles, 12 de octubre de 2016

Inglaterra es diferente - 2. Money for nothing


Brodsworth Hall coronado por la bandera del English Heritage.
Por supuesto, hace falta dinero para conservar y poner los elementos del Patrimonio Histórico al servicio de la sociedad. Pero no tanto dinero como a veces podemos pensar. Quizá porque en Inglaterra pervive una cierta idea romántica de las ruinas, pero la visita a los múltiples espacios acogidos al English Heritage me deja con la sensación de que son conscientes de la inutilidad de pretender devolver todo su esplendor a los antiguos edificios.

Chesters Roman Fort
Lo que sí me ha parecido es que se pone un especial cuidado en la conservación de los restos originales, y también en hacer posible que el público disfrute de la mejor manera posible de ellos. Al igual que comentaba en la entrada anterior para el caso de las actividades didácticas para niños, sencillas y originales ideas pueden sustituir a las costosas restituciones en 3D. En el caso de la foto, un baratísimo y sostenible sistema (sin mantenimiento, prácticamente sin necesidad de reparaciones) nos permite hacernos una idea de cómo esos restos de cimentación que tenemos en frente corresponden a la base de una puerta fortificada en el recinto de Chesters Roman Fort, uno de los campamentos encastillados que jalonaban el Muro de Adriano.

Después de unas cuantas decenas de sitios históricos o arqueológicos visitados, sólo puedo explicar la diferencia entre lo que he visto en Inglaterra con lo que habitualmente hacemos en España con una comparación: nosotros parece que necesitamos construir un gran "centro de visitantes" para "poner en valor" cualquier yacimiento arqueológico, cualquier edificio histórico, cualquier ruina. Aunque los viejos muros (lo que realmente deberíamos proteger y conservar) se nos caigan a pedazos, las más modernas tecnologías tendrán cobijo en un edificio diferente, a veces incluso estrambótico. Un edificio que, la mayoría de las veces, no sólo ha supuesto una inversión millonaria, sino que incrementa de manera espectacular los gastos de mantenimiento del conjunto hasta hacerlo insostenible, provocando en muchas ocasiones que ni siquiera se pueda abrir al público con un horario estable. ¿A que sabéis a qué centro en concreto me refiero? Pues sí y no. Porque si leéis desde Los Pedroches, conforme avanzábais habréis ido pensando en un lugar; si lo hacéis desde Córdoba, estaréis pensando en otro; si estáis en tierras segovianas en otro... No me refiero a ninguno en concreto, sino a todos en general. Porque este problema está completamente generalizado en la mayor parte de nuestro país, y ejemplos hay, por desgracia, a montones.

Clifford's Tower, York. A la derecha, caseta metálica para servicios: información, tienda, etc.
Mientras, en Inglaterra no resulta nada extraño que las zonas de servicios (cafetería, tienda, aseos, etc.) nos ofrezcan una imagen realmente pobre, reduciéndose no pocas veces a simples casetas metálicas, mientras se cuida la conservación de los bienes patrimoniales y de un entorno -casi siempre ajardinado, que en eso tienen suerte con el clima- que es lo que realmente el visitante quiere disfrutar. En la imagen se muestra la zona de servicios al público de Clifford's Tower, en York. Que no es, ni mucho menos, lo "peor" que hemos visto. Más bien al contrario. Y creo que debemos reconocer que aquí, en España, ya estaríamos protestando si en un espacio patrimonial de esa importancia tuviéramos que soportar durante años la "provisionalidad" de una estructura de este tipo. Lo que me lleva a dejar en el aire una duda: ¿Y si nos estuviéramos equivocando?

Porque mi sensación (seguimos hablando de sensaciones, os recuerdo que esto no es un estudio científico) es que quizá estemos equivocándonos desde el principio. Porque me da la impresión de que en Inglaterra se gasta de otra forma, con el claro objetivo de conservar lo mejor posible el mayor número posible de centros patrimoniales, y de ponerlos al servicio del público. Poner el patrimonio al servicio del ciudadano, en lugar de inventarse un millonario centro para atraer turismo.

Hablando de rentabilidad social del Patrimonio Histórico, en un debate que hicimos en Torrecampo hace unos años, alguien del público me puso un ejemplo que me parece muy clarificador: "eso es como si en un equipo de fútbol, desde presidencia se fija como objetivo principal el de vender camisetas en lugar de priorizar el proyecto deportivo; el primer año venderán muchas, pero a medio plazo el equipo no va a funcionar, los resultados no acompañarán y, por mucha publicidad que se quiera hacer, las camisetas no saldrán de la caja". Pues eso. Que quizá en Inglaterra estén acostumbrados a diseñar proyectos con objetivos culturales mientras nosotros... demasiadas veces vendemos camisetas.

Dicen que había restos de un puente romano. No lo encontramos pero... mereció la pena el paseo.

jueves, 6 de octubre de 2016

Inglaterra es diferente - 1. Visitantes, niños y patrimonio.



Perdonad que acomode un poco el viejo eslogan turístico, y no temáis, que sólo quiero dejar aquí algunas ideas que me han ido surgiendo durante un reciente viaje a Gran Bretaña. Las diferencias a las que me refiero están relacionadas, naturalmente, con el Patrimonio Histórico. No pretendo hacer un completo análisis, que para eso hay libros y artículos de sobra. Únicamente, dejar constancia de algunas cosas que los ingleses hacen de forma diferente a como habitualmente solemos hacerlo nosotros. Y diferente, en los casos que quiero comentar, quizá quiera decir mejor.

Como no pretendo hacer ningún sesudo análisis, me centraré en las emociones, en las impresiones que, por supuesto, siempre son subjetivas. Y la primera impresión general que me he traído de la relación de los británicos con su patrimonio creo que la ilustra bien la imagen que he utilizado como portada de esta entrada. Una bienvenida a los visitantes en pequeño formato, pero situada en el lugar más visible de la puerta de acceso a un centro de indudable interés patrimonial, pero que es realmente un lugar de culto: la Iglesia de San Juan Bautista de Chester. Quizá haya también invitaciones de este tipo en España... Pero ya os digo que hoy sólo pretendo contar algunas sensaciones, y este edificio me hizo pensar en la relación de la sociedad con su Patrimonio. Una relación que, en Inglaterra, me parece mucho más abierta. Mucho más cercana. Mucho más amable, como ese mensaje de bienvenida. Algo a lo que yo, sinceramente, no estoy acostumbrado.

Beeston Castle: "aula didáctica".
La cercanía de la sociedad al Patrimonio Histórico se inicia, necesariamente, en la escuela. Y se refleja en una atención especial a los niños en museos y centros patrimoniales. Ya sé que aquí también se programan actividades didácticas. Yo mismo he trabajado en el desarrollo de programas educativos o de difusión para niños. Pero me da la sensación de que nuestros proyectos son un poco más forzados, menos directos que los que he visto en Gran Bretaña. Esas zonas de juegos infantiles en el interior de las iglesias, esos pequeños cuadernillos de juegos para escolares en todos los museos... Y creo que aquí está la diferencia: en todos.

No hay museo o espacio patrimonial que no disponga de una atención específica para los niños. No he tenido la suerte de toparme con ninguna espectacular. Al contrario, si tengo que generalizar buscando un calificativo para las actividades infantiles que he podido descubrir puedo sorprenderme hasta a mí mismo: son actividades baratas, en el mejor sentido de la palabra. A veces, un pequeño tenderete como el de Beeston Castle (en la foto); otras, sencillas hojillas -a veces simples fotocopias en blanco y negro- que proponen algún tipo de juego para realizar durante la visita. Juegos extraordinariamente efectivos, a juzgar por la aceptación con la que los han acogido mis hijos, con diferentes edades, cada vez que hemos visitado Gran Bretaña. No hace falta realizar grandes alardes, programar actividades de relumbrón, sino hacerlo con constancia: actividades simples, económicas, pero muy cuidadas y adaptadas al público al que se dirigen y de las que se puede disfrutar en cualquier centro patrimonial y en cualquier horario. Educando así a los niños, no es extraño que de mayores consideren el Patrimonio como algo propio, porque habrán aprendido a disfrutarlo (y, con perdón, sin necesidad de convertir sus jardines en botellódromos).

La educación es básica para conseguir una sociedad capaz de amar su Patrimonio en lugar de considerarlo, muchas veces hemos oído todos, un freno para el desarrollo. Y desde niños, los británicos encuentran carteles de bienvenida en el lugar que nosotros solemos destinar a múltiples e importantísimas prohibiciones. Quizá porque no hay que destacar los "no corras", "no comas", "no fumes"... cuando te diriges a gentes que, desde niños, han sido bien educados. Esta es una de las cosas en las que me parecen diferentes. Y quizá nosotros no hemos llegado mucho más allá de eliminar los antes típicos "prohibido escupir en el suelo".

lunes, 3 de octubre de 2016

Publicaciones divulgativas



Después de un tiempo sin escribir por aquí, empiezo la temporada actualizando un poco el contenido del blog. A pesar de que me parece muy importante la divulgación de la historia, y por ello cree una pestaña específica para acceder a publicaciones divulgativas, la verdad es que tenía un poco abandonada la actualización de este apartado. Así es que la primera tarea de este nuevo curso ha sido la de subir algunos artículos recientes. Os dejo aquí los enlaces, aunque puede accederse a ellos de forma permanente desde la pestaña "otros escritos".

"Ángel Riesgo en Los Pedroches (1921-1933)". El Celemín, 24 (2016), pp. 11-15.

"Los Pedroches en época visigoda: entre Córdoba y Toledo". Revista de Feria de Torrecampo, 2016, pp. 65-67.

"Sobre las antiguas ferias". Revista de Feria de Pozoblanco, 2015, pp. 85-89.

"De Historia, Arte y Patrimonio". El Celemín, 23 (2015), pp. 4-8.

"Nuestro museo, en una exposición sobre Carlomagno". El Celemín, 22 (2014), pp. 50-53.

"Los Pedroches en la Edad Media". Revista de Feria de Torrecampo, 2015, pp. 27-29.

"Córdoba, ciudad de plateros a través de las piezas del Museo PRASA Torrecampo". Revista de Feria de Torrecampo, 2014, pp. 28-29.




Además, he colocado enlaces a los artículos sobre Patrimonio Histórico de Los Pedroches que publiqué durante el año pasado en el semanario "La Comarca".

sábado, 16 de julio de 2016

La seriedad de la risa. A propósito de una teatralización histórica.


Admito que siempre he sido un poco transgresor, y que siempre me ha molestado el maniqueismo, la clara división entre lo bueno y lo malo, lo serio y lo jocoso. No he entendido nunca a los puristas, a esos que se alarman ante cualquier atisbo de fusión en el flamenco, como si los palos actuales los hubiera creado Dios en el Séptimo Día a primera hora de la mañana. Y reconozco que he disfrutado en El Silo con formas alternativas para acercar la música a clásica a todos los públicos como las utilizadas por Ara Malikian o Las Funanviolistas, por poner algún ejemplo. Para mí, tiene mucho más valor la capacidad de difundir la cultura que el respeto a supuestos purismos. Algo parecido me sucede con la seriedad de la Historia. No es que no me moleste la falta de rigor de muchos seudohistoriadores (que me molesta, y mucho), pero recocozco que me gusta la buena novela histórica. Esa que cuenta historias inventadas insertándolas en escenarios históricos plausibles. Y que, como he dicho en algunas ocasiones, permite describir el ambiente de una época determinada no sólo de forma más amena que el duro y riguroso estudio científico, sino muchas veces también de forma más completa.

Siendo tan poco amante del "purismo", no puede extrañaros que, cuando Manolo Marín me preguntó hace ya tiempo mi opinión sobre la locura de teatralizar con humor la historia de Los Pedroches, la idea me pareciera genial. Y cuando, algunos meses después, me comentó que la cosa iba tomando forma y que se presentaría a través de un grupo que tomaba el nombre de "Los Mejía"... Uf. Los Gonzalo Mejía y la Tierra del Pedroche... El siglo XV en nuestra comarca. Esto pintaba cada vez mejor.

Tras dos representaciones a las que no pude asistir, el pasado jueves se presentaban Los Mejía en El Silo y, esta vez sí, tenía que verlos. Un único comentario: ¡¡¡Geniales!!! Si queréis saber lo que vimos y cómo disfrutamos, podéis leer la entrada que le dedica a la representación Antonio Merino en Solienses, y que parece que hubiera escrito en nombre de todos los que disfrutamos de un espectáculo diferente, único, de esos en los que uno aprende... pero sobre todo se divierte.

Una representación con buenas dosis de datos históricos, muy bien hilados, mezclados con leyendas, pero delimitando claramente el ámbito real del legendario. En medio de las constantes carcajadas, estoy seguro de que muchos espectadores pensaron en la riqueza de nuestra historia, en que merece la pena conocerla mejor, en que tenemos cosas que merecen ser contadas. Porque la Historia estaba en el centro de las diferentes escenas representadas, pero la calidad no estaba sólo en los datos que han ido recopilando (me consta que recurriendo a fuentes de información muy diversas, y a variados informadores), sino en el tratamiento que han dado a esta información. Teniendo claro que el objetivo es montar una obra de teatro, y no elaborar un discurso más o menos histórico, el espectáculo cuenta con un guión trabajado y muy conseguido, con una interpretación bastante más que correcta y con un complemento musical que adereza en su justo término un conjunto que resulta definitivamente delicioso.

Los pelirrojos de Añora se mezclan en la primera parte con una teatralización casi lorquiana; un concurso para el público atrapa definitivamente al espectador metiéndolo en el juego entre un estribillo pegadizo que a mí me recordaba algunos gags de Les Luthier; y la leyenda de la conquista de Santa Eufemia por los calabreses nos permite disfrutar de una escena redonda, coronada por la guinda de ese Manolo Marín transmutado en la madre de Bryan. Para terminar con toda una declaración de intenciones: "Los Mejía, Los Mejía, siempre pensado en alguna fechoría". Sólo les queda mantener el espíritu de los sucesores de Pedro Carrillo, de los señores de Santa Eufemia, de los Mejía, y adueñarse de la comarca de Los Pedroches como el jueves pasado se hicieron dueños del Teatro El Silo.


jueves, 7 de julio de 2016

La Plaza (II). Algunas opiniones

Infografías de tres posibilidades en la web municipal
Tras publicar la entrada anterior, dedicada a los proyectos de reforma o demolición del Mercado de Abastos de Pozoblanco, se ha generado un debate que no quería dejar perdido en el oculto abismo de los comentarios. Se me pide mi opinión sobre diferentes asuntos, de forma que he decidido intentar ordenar un poco lo que pienso sobre los proyectos puestos sobre la mesa en esta nueva entrada.

1. "Sin entrar en cuestiones políticas..."

Si no entramos en cuestiones políticas, no debatimos sobre el futuro de este espacio urbano. Porque debatir sobre el futuro de nuestro pueblo es, directa y llanamente, hacer política. Con todas sus letras.

2. ¿No sabes qué opinas sobre el derribo de la plaza?

Manolete, Manolete, si no sabes torear ¿"pa qué" te metes? viene a decirme un comentario anónimo. He intentado explicarlo, pero a ver si consigo dejarlo un poco más claro: desde el momento en el que se trata de un edificio protegido, en un pueblo donde ya nos lo hemos cargado todo... mi opinión inicial es que habría que conservar La Plaza. Pero sé que es necesario hacer un estudio en profundidad antes de tomar una decisión, y de ahí que, sin tener toda la información, prefiera no decantarme radicalmente por la solución final. Aunque sé que gente con bastante menos idea (no por inteligencia, sino por una simple cuestión profesional) opina alegremente en la encuesta municipal.

Pongo un ejemplo: comenta Juan Andrés Molinero en La Comarca que el arquitecto Rafael de la Hoz intervino en el diseño del edificio. Un dato interesante, sin duda. Porque no tenemos muchos edificios "firmados" en Pozoblanco, y porque estamos ante uno de los arquitectos modernos que más edificios tiene catalogados por su valor artístico. Formado en Madrid y en el prestigioso MIT norteamericano en los años 50 del siglo XX, Rafael de la Hoz tiene entre otros premios la Medalla de Oro de Arquitectura o el Premio Nacional de Arquitectura. En los años 70 fue Director General de Arquitectura, impulsando desde ese cargo la redacción de las primeras Normas Técnicas de la Construcción. Y en los años 80 presidió la Unión Internacional de Arquitectos. En principio, pienso que el mercado de Pozoblanco debió de ser una obra menor, de esas "alimenticias" (que dan de comer a su autor) proyectada en su estudio cordobés. Pero me gustaría contar con un estudio que avalara esta teoría porque ¿y si resulta que La Plaza tiene interés dentro de la obra de uno de los arquitectos internacionales más importantes del siglo XX?

Resumiendo: creo que no es oportuno el derribo, que se debe mantener la protección. Y además, que estamos ante un rectángulo con múltiples posibilidades de reordenación interna respetando su actual nivel de protección. Un espacio muy versátil, una "Plaza" cubierta, en lugar de al aire libre (¿de verdad que nadie ha pensado en esto?) Pero estoy dispuesto a dejarme convencer, siempre primero con los informes técnicos adecuados y después con argumentos de peso.

3. ¿Cambiar "La Plaza" por "una plaza" mejorará el futuro de Pozoblanco?

El comentarista anónimo está completamente seguro. Yo no. No creo que una plaza abierta, en el lugar donde está, facilite el desarrollo de la zona. Creo que el centro comercial de Pozoblanco hay que potenciarlo, para evitar que todo el desarrollo se vaya al extrarradio norte. Durante décadas hemos fallado en el diseño de futuro para el urbanismo de Pozoblanco, colocando todos los polos de atracción urbana en el norte. Y ha surtido efecto: el pueblo se va hacia el norte. Por eso creo que hay que actuar en toda la zona sur, la más degradada, empezando por la revitalización del centro. Si cambiamos el actual mercado por un edificio más moderno, podemos convertirlo en un centro de atracción comercial. Y empezar a recuperar el eje Mercado - Calle Real - Calle del Toro que conecta con el nuevo foco comercial del norte. Impidiendo la degradación del centro urbano.

Creo que si sustituimos la dedicación comercial de este espacio por... ¿una zona verde?, por una plaza abierta, habremos perdido la oportunidad de empezar a trabajar por el reequilibrio urbano. Perdida su condición comercial y con unos edificios envejecidos, con los problemas de circulación inherentes a un casco histórico pero sin las ventajas de tranquilidad, de belleza... ¿quién va a querer  vivir en este barrio? Creo que es algo que tendríamos que meditar, que debatir... Pero en cualquier caso me niego a admitir sin posibilidad de réplica que la apertura de una plaza abierta en La Plaza vaya a mejorar el centro urbano. No me lo creo.

4. ¿Y el aparcamiento?

El proyecto de derribo del Mercado acaba con su función comercial. Porque ese pequeño "testigo" no sería otra cosa que una concesión a desgana... sin ningún futuro. El comercio atrae al comercio, y dejar un reducido mercado no solucionará, sino que ahondará aún más el problema de falta de clientes del actual. Y, terminada su función comercial, contaremos por fin con un gran aparcamiento. Independientemente de la oportunidad o no de excavar rompiendo un gran bloque de granito para hacerlo posible ¿para qué queremos aparcar donde no hay nada que hacer? Me dicen que lo podremos aprovechar los vecinos. Bien, pagamos entre todos y a mí no me vendría mal tener aparcamiento frente a mi casa, así es que por intereses personales me voy a callar.

5. La necesidad de una reforma integral

Dice el comentarista anónimo: "Cualquier actuación urbanística funciona por vasos comunicantes y si se plantea actuar en una zona concreta, se debe estudiar su impacto no solo en dicha zona, sino también en aquellas conectadas". Y yo estoy totalmente de acuerdo. Aunque no veo ni rastro de esas actuaciones en el centro. En Córdoba, las peatonalizaciones en el centro comercial siguen avanzando. Tras las protestas generadas por las primeras, ahora nadie parece levantar la voz ante la peatonalización de Capitulares, de la zona del Ayuntamiento. Para entendernos, como si en Pozoblanco fuera peatonal la calle del Toro, ahora planteáramos peatonalizar la zona del Mercado para, finalmente, cerrar al tráfico el área del Ayuntamiento y calle Real. No me miréis con esa cara, que es lo que están terminando de hacer en Córdoba. Con un proyecto claro (ojo, y diseñado y ejecutado por gobiernos de muy distinto signo político).

Y no me vale decir que una vez decidido el modelo del Mercado pasaremos a ver su incidencia en el resto del pueblo. Porque yo creo que hay que actuar en el Mercado para conseguir una serie de mejoras en el conjunto del pueblo. El objetivo, para mí, no es el Mercado (ni el área comercial, ni la supuesta plaza), sino la revitalización del centro urbano y la recuperación de un eje histórico que comunicaba norte y sur. Y, pensando así, creo que esto es previo a cualquier discusión sobre las obras a realizar en La Plaza.

6. La conservación mal entendida del Patrimonio Histórico...

En todo el debate se puede observar una línea argumental clara por parte de "anónimo": el fin, que no es otro que la apertura de la plaza pública (ya he dicho que no coincido en esto tampoco), justifica los medios, aunque estos consistan en el derribo de un edificio protegido. El patrimonio no puede lastrar nuestro futuro... ¡Cuántas veces habré oído yo esto en Córdoba refiriéndose a los restos arqueológicos! Y dicho por los mismos que luego presumen compartiendo en facebook imágenes alucinantes de la Mezquita o de Medina Azahara. Ay, señor, señor.

En un comentario anterior, yo lanzaba una pregunta sobre esto: La teoría de que "no podemos parar el progreso" que se deduce de tus palabras ¿servía también para el Partenón? ¿O para ese puente romano de Córdoba que tanto ha estorbado? Y añadía después: Si existe un nivel de protección para un elemento del Patrimonio Histórico, hay que aplicar la normativa que afecta a ese nivel de protección, sin diferenciar si estamos ante un templo romano o una trinchera de la Guerra Civil. Lo contrario, valorar "lo antiguo" nos ha llevado a donde estamos, a un pueblo en el que tenemos poco que conservar, porque ya nos lo hemos cepillado todo. Con mal gusto, además, como puede demostrarse con un simple paseo por Pozoblanco.

7. Profesionales... en la barra de la taberna.

Lo que defendía en la anterior entrada era, por encima de todo, que el fin no justifica los medios, y que los profesionales del Patrimonio Histórico no deberían ser ninguneados cuando se trata de definir qué valores artísticos o históricos tiene un determinado elemento protegido. Pese a haberlo repetido varias veces, parece que no se quiere entender cuál es mi postura, y por eso la repito: si uno tiene una avería y llama a un fontanero, luego le paga y conserva una factura donde consta el nombre y el CIF de la empresa; si uno quiere un informe sobre la capacidad de su instalación eléctrica, llama a un instalador titulado, y luego le paga el informe que éste ha firmado con su nombre. Si uno quiere un informe sobre la estabilidad o capacidad de carga de una estructura, llama a un arquitecto que le firma (con su nombre, DNI y todos los datos necesarios) y, por supuesto, le paga. Y en la firma y el pago está implícita la garantía y la responsabilidad del firmante. Todo claro como el agua.

Ahora bien, si queremos saber si el edificio de "La Plaza" tiene unos valores históricos o artísticos que sean dignos de conservación... pedimos opiniones a historiadores, historiadores del arte (supongo que especialistas en "ordenación del territorio" o geografía urbana no se les habrá ocurrido) y luego aplicamos como veamos lo que nos han dicho de palabra. ¿No es raro esto? A esto me refiero cuando hablo de "arreglar el mundo en la barra del bar". Señores, esto no es que no valga, es que no es serio. Es una vergüenza que alguien pueda pensar que esto puede funcionar así. Lo que yo opino desde este blog no tiene ninguna validez. Porque si la tuviera, yo tendría que asumir mi responsabilidad. Y no firmaría estas opiniones sin haber estudiado con detalle qué lugar ocupa La Plaza entre los proyectos de Rafael de la Hoz, por ejemplo. Que los informes de los historiadores salen de horas de trabajo.

Y no es que no se encuentre a los profesionales adecuados para la redacción de esos informes. Es que no se buscan. Se me ocurre, para ello, que se puede acudir al Colegio Oficial, y pedir información sobre aquellos colegiados que estén de alta en Actividades Económicas con el código correspondiente a "Actividades de museos y conservación de lugares y edificios históricos". Y revisar también las empresas que ofrecen estos servicios. O recurrir a la Universidad: la UCO ofrece un máster con el título de "Gestión del Patrimonio Histórico desde el Municipio" que, digo yo, igual tiene algo que ver con problemas como éste...  Además de contar con Departamentos de Historia del Arte o de "Geografía y ciencias del Territorio". Que os aseguro que también en estas profesiones hay gentes a las que les gustaría asegurarse sus tres comidas al día.

8. Los procedimientos y los tiempos.

Repito lo dicho antes:

¿Se puede plantear tirar "La Plaza" para hacer "una plaza"? Por supuesto que se puede plantear (ahí estoy de acuerdo contigo, hay que estudiar todas las opciones antes de decidir). Pero requeriría hacerlo de forma correcta, siguiendo los pasos adecuados:
1. Estudiar si es posible y conveniente levantar la protección del edificio. No por encuesta, sino con técnicos competentes y tomando las decisiones por los organismos y según los procedimientos legalmente establecidos.
2. Una vez levantada la protección (en caso de que así sea), se pregunta a la ciudadanía si quieren tirar el edificio o reformarlo.

Luego añadía que, en cualquier caso, no es algo que pueda hacerse en poco tiempo, que no tendríamos resultados en esta legislatura de prosperar la idea de derribar el edificio. Y no es una opinión política. Es que, según tengo entendido, la eliminación del nivel de protección requiere los mismos mecanismos y procedimientos que conllevó su aprobación (PGOU). O sea, informes de diferentes instituciones, plazos y estudios... Varios años.