Córdoba en 1498
En el año 1998 se cumplió el quinto centenario de las primeras ordenanzas dedicadas a la limpieza urbana que se conservan en la ciudad de Córdoba. Para conmemorar este hecho, Julio Berbel, profesor de la Universidad de Córdoba y concejal que se encargaba en esos años de la gestión de la empresa pública de limpieza Sadeco, pidió a distintos departamentos de la Universidad de Córdoba una serie de artículos que deberían conformar una publicación conmemorativa. El resultado fue un pequeño pero concentrado librito, de menos de 200 páginas (aunque con la letra pequeñísima), que contó con un prólogo de Federico Mayor Zaragoza, que en ese momento era Director General de la UNESCO.
Los artículos estuvieron a cargo de los profesores de la UCO Julio Berbel, Juan Francisco Rodríguez Neila (catedrático de Historia Antigua), Rafael Pinilla (profesor titular de Árabe), Esteban Hernández (catedrático de Botánica) y colaboradores, Juan Ignacio Cubero (catedrático de Derecho), Margarita Cabrera (profesora de Historia Medieval), José Luis del Pino (profesor titular de Historia Medieval), Ricardo Córdoba (profesor titular de Historia Medieval), Antonio García-Abásolo (catedrático de Historia de América) y yo mismo.
El artículo que escribí para esta obra, y que integro en la pestaña publicaciones, llevaba por título "La ciudad de Córdoba en 1498". Para su redacción, me basé en el análisis de las Actas Capitulares del Concejo de Córdoba de dicho año, para extraer de ellas una panorámica general de cómo se vivia en la ciudad en esos momentos. Un tiempo de cambios, en el que las antiguas costumbres medievales iban dejando paso a las exigencias del Estado Moderno, caracterizado esencialmente por el fortalecimiento del poder real frente a las tensiones nobiliarias que habían sido tan frecuentes durante la etapa anterior. Cambios que también afectaron a la propia configuración de la ciudad, que mantenía como centro comercial la calle de la Feria y el entorno de la Plaza del Potro, aunque cada día cediendo un poco más protagonismo al área de la Corredera.
Y de transformaciones también en las costumbres: la Iglesia está cada día más presente en las celebraciones cotidianas, y prohibiciones hasta poco tiempo atrás impensables, como la de acudir a las tabernas los domingos antes de la misa mayor, o la limitación de los tradicionales juegos y actos lúdicos celebrados durante las fiestas del Corpus, se imponen en la Córdoba de 1498. Aunque esto no supuso que la campaña en favor de la moralidad pública y las buenas costumbres emprendida por la Iglesia afectara a la mancebía, una de las propiedades más rentables del cabildo, que en 1498 se amplía considerablemente abarcando los antiguos adarves y construcciones defensivas cercanas a la Plaza del Potro que, una vez pacificado el reino, habían perdido su antigua función.
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