Foto: Madero Cubero para El Mundo |
La intención de este edificio sería la de poner en valor el pasado de la ciudad (ver, por ejemplo, en El País). Y, aunque las críticas a "eso" (no sé cómo calificarlo) son generalizadas -"presente que oculta el pasado" titulaba acertadamente un artículo el diario El Mundo- no he visto ninguna plataforma ni organización profesional que haya levantado su voz contra un sinsentido como esta construcción. Recuerdo algunas plataformas o similares que han impedido que Córdoba cuente con obras de grandes arquitectos. Como el cercano puente de Santiago Calatrava o, más recientemente, proyectos como el de la torre diseñada por Ferrater para el solar del antiguo Hotel Meliá o el proyecto de edificación de un hospital privado en La Albaida firmado por Herzog & de Meuron (ver noticia, por ejemplo, en ABC). En estos dos últimos casos, proyectos privados de Grupo PRASA. Arquitectos de primera línea a nivel mundial que finalmente no tienen obra en Córdoba. Mientras Juan Cuenca, responsable de este edificio junto a la mezquita defiende para su obra la convivencia del pasado con "lenguajes estéticos contemporáneos" (Ver en El Día).
Y digo yo que, en tiempos de crisis como estamos, y dado que aquí no hay grandes intelectuales y arquitectos que critiquen "El MaMo", podríamos dar una vuelta de tuerca más para rentabilizar estas obras:
- Colocando cámaras ocultas los días lluviosos para vender a Tele5 las imágenes de las caídas de turistas resbalando hacia el Arco del Triundo, al estilo de humor amarillo.
- Superponiendo a la fachada de "El MaMo" una pantalla de leds que se alquile mediante subasta pública como soporte publicitario. Coca Cola pagaría un pastón para presentar en todo el mundo árabe su marca ligada a la Mezquita cordobesa.
- Y, ya puestos, podemos habilitar el interior de la Mezquita como aparcamiento. Para facilitar el acceso a todos los turistas deseosos de visitar el centro de visitantes y su flamante arquitectura.
5 comentarios:
Bueno, habría que preguntarse que veríamos si el lugar que ocupa el centro de visitantes estuviera vacío. Probablemente serían las vistas de las traseras de los edificios que se encuentran frente a la fachada sur de la Mezquita. Que además, tienen la misma altura que el nuevo edificio, por lo que también eliminan parcialmente la vista de la fachada de la Mezquita. Entre unas medianeras sin tratar y una fachada como la actual, lógicamente me decanto por la solución actual.
Y si profundizamos, también habría que preguntarse sobre las características del entorno y su evolución desde la implantación de la mezquita. Porque probablemente, el monumento nunca ha dado con su fachada directamente al río, ya que se encuentra totalmente absorvido por la trama urbana. El pasado, siempre estuvo oculto y mostrarlo desde todas las visuales posibles haría necesario eliminar tramas urbanas, que también son "historia".
Por tanto, no creo que intervenciones contemporáneas deban justificar la modificación de entornos y situaciones urbanas que que viene de antiguo.
En cuanto a la solución del suelo, ahí si podría estar de acuerdo, aunque entiendo que una zona con semejante flujo de visitantes necesite de un solado "duro" para evitar deterioros tempranos y reformas constantes.
Un saludo y enhorabuena por el blog.
No me habia dado cuenta que estabas siendo irónico, ja, ja. Menos mal que lo has explicado.
Enhorabuena por tu valentia.
Gracias, Anuncia.
Anónimo: Tu razonamiento no me parece desacertado, aunque sigo sin estar de acuerdo con el resultado. Históricamente es cierto que no ha existido vista directa de la Mezquita desde el río porque, entre otras construcciones, aquí se situaba la Muralla. Un gran telón corrido que conectaba con la antigua Puerta del Puente. Pero si hoy miras desde el puente hacia la Mezquita, lo que encuentras es una visión para mí totalmente distorsionada. Desde el Triunfo hacia la izquierda, un espacio abierto con vistas parciales a la Mezquita; hacia la derecha, el MaMo, con sus verdugadas oscuras y sus bajos acristalados, un volumen compacto y pesado, pero no corrido que a mí, que sé que más o menos por ahí iría la muralla (más o menos) no me la recuerda en absoluto.
Otros edificios recientes que también han desatado cierta polémica han tenido que "lidiar" con los problemas de las feas traseras de edificios. Sin ir más lejos, el "murallón" trasero del Colegio de Santa Victoria que, en mi opinión, resuelve mucho mejor en nuevo edificio del Museo Arqueológico, adaptado tanto a la gran altura de Santa Victoria como a la altura reducida de los edificios de la Plaza de Jerónimo Páez.
Con el pavimento de la plaza inclinada, es evidente el problema que plantea por ser muy deslizante. Pero, al igual que ocurre con el granito rosa del puente, no es nada que no tenga solución, y por eso me parece un problema, pero algo menos grave. Es un problema económico el gasto inútil, que se tire el dinero, pero lo mal hecho puede solucionarse con dinero, y eso lo convierte, desde el punto de vista patrimonial, en un mal menor. Lo peor es que todo (reforma del puente sin criterios de restauración, plaza deslizante, edificio de recepción de visitantes) forma parte de un proyecto global de planificación fallida y cuyo resultado para mí no es el adecuado. Y que después de tantas y tantas polémicas arquitectónicas interesadas, esta gran actuación en el corazón de la ciudad patrimonial se ha hecho como se ha hecho. Que Juan Cuenca cargara contra la torre de Ferrater en el antiguo Meliá porque "distorsionaba" la vista de la Mezquita, estando donde estaba, y después intervenga de esta forma en la zona del Puente a algunos les parece de risa; a mí, me hace echarme a llorar.
Con mis palabras no he pretendido justificar el resultado del proyecto, sino más bien reflexionar sobre el porqué del mismo para entender algo más del asunto. En realidad, me parece una solución de 5 o 6 sobre 10, si me permite la expresión.
Mis preferencias en trabajos en entornos históricos se acercan más a posturas de arquitectos como Álvaro Siza, Vazquez Consuegra o Jose Ramón Sierra. Y obviamente, este proyecto tiene muy poco que ver con el trabajo de aquellos.
Desde un punto de vista general, no suelo estar de acuerdo con este tipo de arquitecturas en entornos históricos. No porque sean modernas, sino porque quieren ser tan mínimas y pasar tan desapercidibidas, que olvidan dónde están y para qué. En la intervención en el patrimonio, suele ocurrir que un intento por aspirar al "menos" se convierte en reflejo de la incapacidad del proyecto de entender el lugar y tomar una determinación al respecto. Con esto tampoco pretendo justificar la implantaciones agresivas. Pero si conoces el trabajo de los arquitectos que te menciono, sabrás a que me refiero.
En este proyecto en particular, la única referencia al lugar está en la fachada, por todo lo demás, el proyecto podría implantarse en cualquier parte y no pasaría absolutamente nada. Porque el edificio, parece más un ejercicio de estilo (por el trabajo en la fachada y la busqueda de volúmenes limpios) que una intervención en una trama histórica. Y francamente, "para ese, viaje no hacen falta alforjas" (que diría mi abuelo).
En cuanto al resto del proyecto, polémicas incluidas, las desconozco. Aunque estoy de acuerdo contigo en que Córdoba perdió una gran oportunidad con el trabajo de Ferrater y no ha sabido gestionar correctamente otra, con el trabajo de Cuenca en el entorno de la Mezquita.
El resto de trabajos que mencionas, no los conozco en detalle, aunque trataré de poner remedio porque me resulta un tema muy interesante.
Un saludo.
Gracias por tu comentario, en el que aportas reflexiones interesantes. Me parece especialmente acertada tu visión de las interenvenciones que pretenden ser "mínimas" en entornos históricos. Un saludo,
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