miércoles, 11 de enero de 2012
¿Los tiempos están cambiando?
Estudiar la historia nos sirve al menos para romper mitos absurdos. Como aquel según el cual la Historia se repite. O su contrario, el mito de que la evolución humana es un camino constante de progreso, y que desde la Prehistoria no hemos hecho otra cosa que avanzar. Períodos de evolución y de involución se han sucedido a lo largo de la Historia... Pero que nadie se asuste, que no voy a hablar de Rajoy, Rubalcaba o Chacón, aunque sí de Política, de hacia dónde me asusta que caminemos como sociedad. De acuerdo: intentaré no ponerme trascendente e ir al grano.
El pasado fin de semana, una turista suiza fue detenida cuando intentaba grabar un corazón con sus inicales en una de las yeserías de la Alhambra. Una insensatez, un atentado muy visible contra nuestro Patrimonio Histórico que ha sido recogido por prácticamente toda la prensa nacional: El País, Público, ABC, La Razón... siguiendo fundamentalmente la noticia inicial publicada en el Ideal de Granada. Según informan estos medios, el Patronato de la Alhambra ha decidido estudiar los medios necesarios para informar al público visitante de que cualquier daño intencionado al monumento puede ser constitutivo de delito. Y el diario La Vanguardia lleva este hecho, la decisión de informar abiertamente al público de esta norma, a su titular (en mi opinión, de forma muy acertada).
No sé por qué, pero al leerlo me ha recordado aquellos carteles de los viejos autobuses y algunas tabernas que más o menos decían "se prohibe escupir en el suelo" (aunque no siempre con la debida corrección ortográfica). Nos quejamos con frecuencia del excesivo reglamentarismo, de que la Administración regule, prohiba u ordene hasta los detalles más nimios de nuestra vida social. Pero a veces, en el que nosotros mismos llamamos "occidente" o "mundo desarrollado", actuamos de forma tan irracional que terminamos justificando y haciendo necesario el reglamentarismo, los añejos cartelitos de prohibición. Definitivamente, no parece que en educación y en sensatez nuestro tiempo sea una época de progreso. Y eso me apena.
Como siempre, los tiempos están cambiando. Y siempre resulta más agradable tomar conciencia de hacia dónde vamos escuchando a Bob Dylan, incluso en la Casa Blanca. Dad volumen a los altavoces...
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4 comentarios:
Bob Dylan cantó algo evidente; El cambio es inherente al paso del tiempo. En definitiva, el "acto" que provoca el cambio también está implicito en el discurrir del tiempo. Todo esto, me lleva a recordar las palabras que una vez escuche a una persona mayor, que decía: "somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras". Yo la cambiaría por "somos dueños de nuestras decisiones y esclavos de nuestros actos".
En cuanto hacia dónde vamos, no lo sé, entre otros motivos porque a duras penas soy concientes del presente. Los "medios de incomunicacion de masas" tienen parte de culpa. Lo que sí tengo claro es el importante papel que juega la educación en como entendemos y afrontamos nuestro tiempo y en la determinación de nuestros actos.
Y desgraciadamente, la educación está en horas bajas. Y no quiero pensar mal, pero a veces tiendo a pensar que esta situación beneficia a las élites que nos dirigen.
Un saludo y gracias por tu blog.
Estoy de acuerdo contigo en que la historia no se repite, lo pasado pasado está, pero lo que si puede repetirse es las consecuencias de los hechos humanos. Perolos tiempos cambian, vaya si cambian, porque nosotros lo hacemos, es ley de vida, y ahoraa estamos en un tiempo de cambio, hacia un conservadurismos sociopolítico, pues si, que no compartimos pero que es lo que ahora nos toca vivir, pero sin resignación, por lo que en nuestra parcela debemos seguir luchando por lo que creemos para que de nuevo los tiempos cambien y así hasta el final de nuestros días, que no será el final de los tiempos.
Y como hemos cambiado de año, pues te deseo lo mejor para éste que acaba de empezar.
La frase del anónimo "somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras" es genial. Y es una verdad, al menos a medias, pues no me considero esclava, sino valiente por decir-comunicar lo que muchos se callan. Esto justifica nuestros blogs.
Coincido con Conrado en que la historia puede no repetirse, pero lo que se repiten son las mismas acciones de los seres humanos. El refranero que es muy sabio dice que nosotros los que nos consideramos humanos tropezamos dos veces en la misma piedra, cosa que los menos humanos normalmente no hacen.
Había un chiste, muy antiguo, como el que suscribe, de un señor que se subía en un autobús –yo fui cobrador de autobús en el 69- entró al autobús y escupió en el suelo y le decía el cobrador: Sr. mire el cartel “Prohibido escupir en el suelo”, luego pretendía pagar en billetes y le decía que había un cartel “Es obligatorio llevar moderna fraccionaria”, quería salir por la puerta trasera y le decían que en un cartel decía “Prohibido salir por la puerta trasera”, luego hablaba con el conductor para quejarse y le decían mire el cartel, “Prohibido hablar con el conductor”, y el pasajero cabreado decía: no escupiré en el suelo, llevaré la moneda fraccionada, saldré por la puerta delantera, no hablaré con el conductor, pero los trajes me los compro donde me salgan los cojones, porque había otro cartel que decía “cómprese el traje en Amara”.
Estaba todo prohibido pero a pesar de ser eso, cuestiones elementales, lógicas, había que explicarlo en prohibiciones. A mí no se me ocurriría escribir mi nombre en una pared, a pesar de haber visto de joven, hace muchos años, en la Alhambra, subiendo para la Torre de la Vela, una pared llena de corazones, con el clásico “te amo Pepi”, y el nombre y la fecha. Y otros escritos más propios de puerta de retrete. Lo mismo que no se me ocurriría clavar en una pared de un muro de la Mezquita o Catedral, como quiere que se llame la máxima autoridad de los católicos en Córdoba, ese que incita a la castidad, un cuadro de la Madre Teresa de Calcuta, aun considerando que esa mujer por los datos que tengo, pudo ser un cumulo de virtudes. Por lo que para algunos, que son de los que más prohíben, debían ponerles unos cuantos carteles recordatorios.
Saludos.
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