jueves, 6 de octubre de 2016

Inglaterra es diferente - 1. Visitantes, niños y patrimonio.



Perdonad que acomode un poco el viejo eslogan turístico, y no temáis, que sólo quiero dejar aquí algunas ideas que me han ido surgiendo durante un reciente viaje a Gran Bretaña. Las diferencias a las que me refiero están relacionadas, naturalmente, con el Patrimonio Histórico. No pretendo hacer un completo análisis, que para eso hay libros y artículos de sobra. Únicamente, dejar constancia de algunas cosas que los ingleses hacen de forma diferente a como habitualmente solemos hacerlo nosotros. Y diferente, en los casos que quiero comentar, quizá quiera decir mejor.

Como no pretendo hacer ningún sesudo análisis, me centraré en las emociones, en las impresiones que, por supuesto, siempre son subjetivas. Y la primera impresión general que me he traído de la relación de los británicos con su patrimonio creo que la ilustra bien la imagen que he utilizado como portada de esta entrada. Una bienvenida a los visitantes en pequeño formato, pero situada en el lugar más visible de la puerta de acceso a un centro de indudable interés patrimonial, pero que es realmente un lugar de culto: la Iglesia de San Juan Bautista de Chester. Quizá haya también invitaciones de este tipo en España... Pero ya os digo que hoy sólo pretendo contar algunas sensaciones, y este edificio me hizo pensar en la relación de la sociedad con su Patrimonio. Una relación que, en Inglaterra, me parece mucho más abierta. Mucho más cercana. Mucho más amable, como ese mensaje de bienvenida. Algo a lo que yo, sinceramente, no estoy acostumbrado.

Beeston Castle: "aula didáctica".
La cercanía de la sociedad al Patrimonio Histórico se inicia, necesariamente, en la escuela. Y se refleja en una atención especial a los niños en museos y centros patrimoniales. Ya sé que aquí también se programan actividades didácticas. Yo mismo he trabajado en el desarrollo de programas educativos o de difusión para niños. Pero me da la sensación de que nuestros proyectos son un poco más forzados, menos directos que los que he visto en Gran Bretaña. Esas zonas de juegos infantiles en el interior de las iglesias, esos pequeños cuadernillos de juegos para escolares en todos los museos... Y creo que aquí está la diferencia: en todos.

No hay museo o espacio patrimonial que no disponga de una atención específica para los niños. No he tenido la suerte de toparme con ninguna espectacular. Al contrario, si tengo que generalizar buscando un calificativo para las actividades infantiles que he podido descubrir puedo sorprenderme hasta a mí mismo: son actividades baratas, en el mejor sentido de la palabra. A veces, un pequeño tenderete como el de Beeston Castle (en la foto); otras, sencillas hojillas -a veces simples fotocopias en blanco y negro- que proponen algún tipo de juego para realizar durante la visita. Juegos extraordinariamente efectivos, a juzgar por la aceptación con la que los han acogido mis hijos, con diferentes edades, cada vez que hemos visitado Gran Bretaña. No hace falta realizar grandes alardes, programar actividades de relumbrón, sino hacerlo con constancia: actividades simples, económicas, pero muy cuidadas y adaptadas al público al que se dirigen y de las que se puede disfrutar en cualquier centro patrimonial y en cualquier horario. Educando así a los niños, no es extraño que de mayores consideren el Patrimonio como algo propio, porque habrán aprendido a disfrutarlo (y, con perdón, sin necesidad de convertir sus jardines en botellódromos).

La educación es básica para conseguir una sociedad capaz de amar su Patrimonio en lugar de considerarlo, muchas veces hemos oído todos, un freno para el desarrollo. Y desde niños, los británicos encuentran carteles de bienvenida en el lugar que nosotros solemos destinar a múltiples e importantísimas prohibiciones. Quizá porque no hay que destacar los "no corras", "no comas", "no fumes"... cuando te diriges a gentes que, desde niños, han sido bien educados. Esta es una de las cosas en las que me parecen diferentes. Y quizá nosotros no hemos llegado mucho más allá de eliminar los antes típicos "prohibido escupir en el suelo".

2 comentarios:

Conrado Castilla dijo...

Buena parte del patrimonio de nuestro país está en manos de la Iglesia, y no es por criticarla, pero es que suelen poner bastantes trabas. En los itinerarios sobre el patrimonio de Lucena que nuestros alumnos vienen realizando desde hace 6 cursos escolares nos encontramos con que las iglesias aunque no impiden la entrada, si que ponen trabas y no digamos los conventos hasta el punto que hemos tenido que desistir de llevarlos a ellos. Afortunadamente no ocurre lo mismo con el patrimonio que depende del Ayuntamiento (castillo y palacios)donde se les recibe bien y se les plantean algunas actividades sencillas.

Pepe Lozano dijo...

Pues si que es diferente Inglaterra. Muy descriptivo y acertado tu artículo. Ojalá el enfoque aquí respecto al Patrimonio fuese parecido. Cuanto por aprender en tantas cosas...