viernes, 27 de enero de 2017

Museo Arqueológico de Córdoba: 150 años de historia



En 2017, el Museo Arqueológico de Córdoba cumple 150 años. Con este motivo, desde el centro se ha preparado una programación completa que se inició el pasado miércoles con una conferencia de María Dolores Baena Alcántara, directora del museo, centrada en la historia de esta institución.

Desde mediados del siglo XIX, la desamortización de bienes eclesiásticos pondrá en manos del Estado no sólo importantes extensiones de tierra o un buen número de edificios históricos, sino también unas colecciones artísticas de gran valor. Coincidiendo con la reforma administrativa de Javier de Burgos, que implanta la división provincial de nuestro país, estas colecciones artísticas serán gestionadas desde 1844 por las Comisiones Provinciales de Monumentos, que pronto recibirán el encargo de poner en marcha los primeros Museos Provinciales de Arte y Antigüedades. Pintura, escultura y objetos arqueológicos convivirán en estos primitivos museos hasta que, hace ahora 150 años, se decide impulsar la creación de museos arqueológicos ("de Antigüedades") separados de los de Artes en aquellas provincias que cuenten con colecciones de suficiente entidad.

Ese es el caso del Museo Arqueológico de Córdoba, cuyas colecciones fundacionales se formaron tanto con los bienes incautados de los conventos desamortizados como con los resultados de las primeras expediciones arqueológicas que, en esos mismos años, coordinaba Maraver y Alfaro en Almedinilla y Fuente Tójar. Como expuso Lola en la conferencia, a pesar de estar legalmente creado, el Museo Arqueológico aún conviviría físicamente con el Museo de Pinturas hasta 1920. La conferencia nos presentó las sucesivas sedes y montajes expositivos, así como las principales etapas del centro a través de sus directores. Entre ellos, la ponente destacó en primer lugar la figura de Rafael Romero Barros, conocido fundamentalmente por ser el padre de Julio Romero de Torres y a quien la cultura cordobesa aún no reconoce como se merece. Posteriormente, será especialmente destacable la etapa de Joaquín María de Navascués, quien después sería director del Museo Arqueológico Nacional, y, sobre todo, la de Samuel de los Santos. De su ingente trabajo al frente del museo dan fe las completísimas fichas de inventario y catálogo conservadas en el museo, así como las periódicas publicaciones en las Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales. Sus tendencias políticas le llevaron a ser depurado a comienzos de la Guerra Civil. Sin embargo, finalizada la guerra, y tras un breve paso por Badajoz, Samuel de los Santos volvería a hacerse cargo de la dirección del museo. Aunque no está claro por qué finalmente no se cumplió la "separación definitiva del servicio" a la que había sido condenado, quizá su vuelta pudo haberse debido a su relación con personajes que, como el falangista Navascués, gozaban de gran influencia en la Dictadura.

Tras la jubilación de Samuel de los Santos, una jovencísima Ana María Vicent Zaragoza se hace cargo del museo, justo en el momento de su traslado a la actual sede de la Plaza de Jerónimo Páez. A pesar de su juventud, y de la dificultad que, en 1959, podría encontrar una mujer al hacerse cargo de una institución como el museo, la figura de Vicent es clave para entender no sólo esta institución, sino la propia evolución de la investigación arqueológica en la provincia de Córdoba durante la segunda mitad del siglo XX. Francisco Godoy Delgado y la propia María Dolores Baena Alcántara serán, finalmente, los encargados de coordinar al equipo encargado de poner en marcha el proyecto de ampliación del museo actualmente en marcha.

El 150 aniversario del museo dará lugar a diferentes actividades. Entre ellas, el propio ciclo de conferencias Los Miércoles en el Museo, en cuyo marco se programó esta conferencia de Lola Baena, y en el que nos podremos acercar, a través de diferentes visiones, a la historia de nuestros museos. Igualmente, también la historia del museo estará presente en la Presentación de la Pieza del Mes, que tiene lugar los últimos domingos de cada mes y que, para este mes de enero, tendrá como protagonistas a las piezas que, procedentes de las citadas expediciones arqueológicas a Almedinilla y Fuente Tójar, forman parte de las colecciones fundacionales del Museo Arqueológico de Córdoba.

Finalmente, no quiero terminar esta entrada sin recomendar la visita a la exposición temporal actualmente abierta en el museo y que, debido a la buena acogida por parte del público visitante, ha sido ampliada hasta el próximo Día de Andalucía (28 de febrero). A través de esta muestra, además de entender el contexto que propició que, en el año 716, Córdoba se convirtiera en capital de al-Andalus, tendréis oportunidad de disfrutar de una serie de piezas que habitualmente no se muestran en la exposición permanente del museo, además de otro pequeño grupo procedente de las colecciones del Museo PRASA Torrecampo. Porque, a pesar de su edad, el Museo Arqueológico es una institución cultural viva y activa, que desarrolla un amplio programa de actividades para cumplir con la función que tiene encomendada desde hace siglo y medio: poner el Patrimonio Arqueológico al servicio de la ciudadanía.


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