jueves, 28 de abril de 2016

Iter - 3. ¿Qué queremos contar?


Una exposición tiene que contar una historia, desarrollar un discurso. Y ¿qué historia hemos pretendido contar con esta exposición sobre Los Pedroches y el norte de Córdoba en época visigoda? Como ya he comentado en anteriores entradas, lo que nos parecía fundamental era destacar la importancia de una zona geográfica tradicionalmente olvidada en una época histórica mal conocida.

Porque entre los siglos V y VIII Los Pedroches no fueron una zona aislada, ni pobre, ni culturalmente atrasada.



1. "Los pueblos bárbaros".


De manera muy resumida, en el primer bloque se plantea cómo una serie de pueblos extranjeros ("barbari" para los latinos) ocuparon el solar de lo que habían sido las provincias romanas de Hispania. Pero la transición del mundo romano al bárbaro no supuso una ruptura total, y los diferentes pueblos germánicos mantuvieron múltiples contactos (no siempre pacíficos, es cierto) entre sí y con lo que quedaba de la antigua romanidad: el mundo bizantino.

A través de una serie de placas de cinturón colocadas sobre un dibujo abocetado del Mar Mediterráneo, podemos comprobar cómo influencias procedentes de lugares muy diversos acabarán convergiendo en estas piezas procedentes de Los Pedroches.

2. La economía.


Cuando pensamos en el período comprendido entre el fin del Imperio Romano y la conquista musulmana, tradicionalmente tendemos a imaginar un mundo oscuro, pobre, bárbaro. Un mundo en el que las grandes rutas comerciales y las producciones imperiales han dejado paso a una economía de subsistencia, basada únicamente en mercados locales. Por eso nos interesaba destacar cómo algunos elementos arqueológicos procedentes de esta zona intermedia entre Córdoba y Toledo nos muestran cómo se mantuvieron los intercambios comerciales, o cómo se fabricaron aquí objetos (cerámica, vidrio, metales) con un alto grado de dominio técnico y una cuidada estética.

No en vano, de entre todos los vidrios conservados de esta época, la mayor concentración está precisamente en las colecciones Riesgo y Aulló, en Los Pedroches. Y ya Palol o Ripoll destacaban hace años la existencia de talleres locales en el norte de Córdoba de donde habrían salido algunos de los bronces más significativos que se exponen.

3. Creencias y mundo funerario.


La paulatina cristianización de esta zona está presente tanto en una serie de piezas relacionadas directamente con el culto como en el desarrollo de nuevos programas iconográficos (resulta destacable la iconografía paleocristiana presente en la serie de anillos de bronce o plata que se exponen) o en la generalización de unos característicos ritos funerarios. 

Precisamente es a través de los ritos funerarios como más fácilmente podemos comprobar la expansión del cristianismo. En Los Pedroches conocemos un gran número de pequeñas necrópolis en las que, a pesar del interés mostrado en ciertas ocasiones por las autoridades religiosas por acabar con antiguas costumbres, suelen aparecer ajuares funerarios formados por cerámica, vidrio y en ocasiones objetos de adorno personal.

4. Lo que nos queda por saber.


El último bloque de la exposición lo dedicamos a explicar qué se ha investigado hasta el momento en Los Pedroches. Destacando tres yacimientos esenciales: Majadaiglesia (Las Cruces, El Guijo), El Germo (tras La Chimorra, ya en término de Espiel) y La Losilla (Añora). Y, sobre todo, el ingente trabajo de excavación (más o menos metódica, menos "científica" de lo que hoy nos gustaría) de necrópolis de esta época realizada durante la década de los 20 del siglo pasado por Ángel Riesgo. Que nos ha aportado una colección impresionante (fundamentalmente cerámicas y vidrios) hoy dividida entre el Museo Arqueológico de Córdoba (antigua Colección Riesgo) y el Museo Arqueológico Nacional (antigua Colección Aulló). Precisamente a la Colección Riesgo se dedica la última de las vitrinas de la exposición.


Para terminar, cerramos la exposición con una verdadera declaración de intenciones:

Conocemos yacimientos, a veces desde antiguo, que esperan ser investigados. Muchos de ellos nos han proporcionado piezas que hoy se conservan en el Museo Arqueológico de Córdoba, en el Museo PRASA Torrecampo o en el Museo de Historia Local de Villanueva de Córdoba. Todo un mundo por descubrir, para el que esta exposición sólo pretende ser una pequeña introducción.



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